Invisibilidad
Los presidentes espa?oles no son clientes habituales del Foro de Davos ni hay perspectiva de que lo sean. El manejo de idiomas, sobre todo del ingl¨¦s, cuenta decisivamente a la hora de sacar provecho de los contactos y citas, donde s¨®lo hay int¨¦rpretes cuando es literalmente inevitable. Y no est¨¢ de m¨¢s recordar que ning¨²n presidente de la democracia, a excepci¨®n del ef¨ªmero Calvo Sotelo, ha podido hablar directamente en p¨²blico a un auditorio no espa?ol, incluido Aznar, que aprendi¨® el ingl¨¦s ya como ex presidente.
Esta circunstancia tiene un valor relativo, naturalmente. Pero Zapatero tuvo la mala suerte el pasado mi¨¦rcoles de que su handicap quedara subrayado a la hora de hacer su intervenci¨®n, por una ca¨ªda del sistema de audio que oblig¨® a la int¨¦rprete a situarse en su flanco para susurrarle la traducci¨®n espa?ola y a subir luego al atril para interpretar en ingl¨¦s su intervenci¨®n. Zapatero estuvo bien en las dos intervenciones que realiz¨® en el Foro: la primera sobre la crisis financiera en Europa y la segunda sobre la gobernanza mundial, principalmente alrededor del cambio clim¨¢tico. Sorte¨® correctamente los nubarrones alpinos que le esperaban. Algunos de los periodistas anglosajones que han escrito los art¨ªculos m¨¢s acerbos contra su gobierno, con motivo del arranque de la presidencia europea, acudieron a escucharle, pero fijaron su atenci¨®n en Grecia y en Giorgios Papandreou, que aunque habla ingl¨¦s como corresponde a quien se ha educado en Estados Unidos, no consigui¨® convencer ni a los periodistas ni a los mercados sobre la credibilidad de los bonos griegos.
A Zapatero le ha acompa?ado, as¨ª, una suerte bien repartida. Tambi¨¦n ha jugado en su contra otra circunstancia. En principio, deb¨ªa hablar en una mesa redonda sobre el futuro de Europa, exactamente la repetici¨®n de una mesa del mismo tipo en la que particip¨® Aznar, ahora hace exactamente diez a?os, en la que se pudo envanecer de la entrada de Espa?a en el euro y de las cifras de ocupaci¨®n en comparaci¨®n con las que le hab¨ªa dejado Gonz¨¢lez. Pero precisamente la crisis econ¨®mica y su susceptibilidad ante las cr¨ªticas de la prensa anglosajona dieron que pensar a los organizadores: al final decidieron que ser¨ªa mejor dedicar el panel al euro y las dificultades de las finanzas p¨²blicas europeas. Adem¨¢s, la mala fortuna quiso redoblar: no acudieron al panel el primer ministro belga, Yves Leterme; el belga, Jan Peter Balkenende, y el presidente polaco, Lech Kascynski; y quedaron solos, junto al presidente del Banco Central, Jean-Claude Trichet, con su rostro de profesor severo, los tres malos alumnos: el presidente let¨®n Valdis Zalster, el griego Giorgios Papandreu y Zapatero.
La mala suerte tambi¨¦n se busca. Aznar hace diez a?os, con su espa?ol y su bandera, que quiso colocar detr¨¢s suyo en la conferencia de prensa, en un gesto ins¨®lito en este Foro cosmopolita, hizo mejor las cosas que Zapatero ahora, cuando ¨¦ste tiene adem¨¢s la responsabilidad de la presidencia semestral de la Uni¨®n Europea y debe ayudar al presidente Herman Van Rompuy a organizar la Cumbre sobre Empleo el 11 de febrero. En el Foro de 2000, adem¨¢s del panel sobre el futuro de Europa, Aznar pronunci¨® un discurso en solitario y convoc¨® una rueda de prensa, muy breve es cierto, pero suficiente para manchar las primeras p¨¢ginas al d¨ªa siguiente, cosas que el actual presidente no quiso o no pudo hacer.
Hay que subrayar que la actuaci¨®n de Zapatero est¨¢ muy en sinton¨ªa con el funcionamiento de las cosas en la Uni¨®n Europea y quiz¨¢s en el nuevo mundo multipolar. Si el presidente semestral en ejercicio se limit¨® a participar en dos mesas redondas, y eludi¨® el discurso especial y solemne dirigido al Foro en compa?¨ªa de su presidente Klaus Schwab, todav¨ªa ha sido m¨¢s espectacular la decisi¨®n de los dos nuevos cargos nombrados por los 27 en aplicaci¨®n del Tratado de Lisboa. Tanto Van Rompuy como Catherine Ashton prefirieron no quemarse en actuaciones de relaciones p¨²blicas con los l¨ªderes de todo el mundo en Davos. EE UU mand¨® a Lawrence Summers, un amigo de la casa de toda la vida, que probablemente aprovech¨® el Foro para mostrar su fidelidad a Obama y no quedar descabalgado de la Casa Blanca despu¨¦s del giro populista.
Ortega dijo que Espa?a era el problema y Europa la soluci¨®n. Siguiendo la ecuaci¨®n, a una Europa invisible corresponde una Espa?a invisible. Exactamente lo contrario de lo que le sucede a Francia: por eso Sarkozy inaugur¨® el Foro y critic¨® al capitalismo y al mercado en casa del ahorcado.
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