R¨ªo combate el furor urban¨ªstico de las favelas
El alcalde Paes anuncia demoliciones en ocho barrios con riesgo de deslaves
El inclemente temporal que la semana pasada marc¨® un antes y un despu¨¦s en la historia de la ciudad brasile?a de R¨ªo de Janeiro, con m¨¢s de 230 muertos y de un centenar de desaparecidos, ha servido, al menos, para que la sociedad carioca y sus gobernantes afronten por primera vez un problema que, por su carga pol¨¦mica, hasta ahora nadie hab¨ªa querido asumir en toda su dimensi¨®n: la expansi¨®n descontrolada y an¨¢rquica de las favelas, que ya superan el millar en la zona metropolitana de R¨ªo.
Tras lo sucedido, las autoridades locales se han encontrado con la v¨ªa libre para poner en marcha un pol¨¦mico programa de demolici¨®n de viviendas que se encuentran en zonas consideradas de riesgo. La mayor¨ªa de las familias afectadas por el desmantelamiento recibir¨¢ una indemnizaci¨®n mensual en concepto de "alquiler social" hasta que se les asignen nuevas viviendas en otras ¨¢reas de la ciudad.
"Pedimos a todos los politiquillos y demagogos de turno que se dobleguen ante su propia insignificancia, que se queden en sus casas", afirm¨® el alcalde de R¨ªo, Eduardo Paes, al anunciar que las demoliciones comenzar¨¢n en ocho favelas donde la posibilidad de que se puedan producir nuevos derrumbamientos es muy elevada.
Las palabras de Paes traslucen por s¨ª solas el grado de pol¨¦mica que suscita en R¨ªo el debate sobre el desmantelamiento de las favelas. El problema principal es que se trata de un debate con m¨²ltiples vertientes que corren el riesgo de envenenarse entre s¨ª. "Si la palabra desmantelamiento acaba flexibiliz¨¢ndose, podr¨ªa afectar a cualquier favela y no s¨®lo a las de las ¨¢reas de riesgo", resume Jorge Barbosa, coordinador del Observatorio de Favelas.
Alan Brum, coordinador de la ONG Ra¨ªces en Movimiento, concuerda con la opini¨®n de Barbosa y a?ade: "El problema que plantea este debate es que se ampl¨ªe el concepto, de manera que al final se desmantelen favelas simplemente porque se encuentran en ¨¢reas de alto valor inmobiliario".
En este sentido, varias favelas de la zona sur de R¨ªo se encuentran enclavadas en privilegiados cerros con vistas al mar en los barrios de Copacabana, Ipanema y S?o Conrado. Por ahora, las autoridades no han anunciado ninguna demolici¨®n en esta zona, salvo en la favela Rocinha.
La sociedad carioca ha asistido en el ¨²ltimo a?o a la puesta en marcha de una bater¨ªa de medidas que deja clara la voluntad de los gobernantes de R¨ªo de plantarle cara a los graves problemas que azotan a estos suburbios.
Los ejemplos m¨¢s vistosos son la implantaci¨®n de Unidades de Polic¨ªa Pacificadora para expulsar a las redes del narcotr¨¢fico y mantener la presencia del Estado en las favelas, la construcci¨®n de muros para evitar que la expansi¨®n irregular de casas siga produci¨¦ndose en zonas de protecci¨®n medioambiental y, ahora, la demolici¨®n de viviendas construidas en ¨¢reas que corren el riesgo de sufrir nuevos deslizamientos de tierra. En general, el plan de choque ha recibido la bienvenida de los cariocas, si bien existen voces cr¨ªticas.
Oposici¨®n de los l¨ªderes comunales de las favelas
La principal objeci¨®n a la ¨²ltima medida, planteada por los l¨ªderes comunales de las favelas, radica en que las demoliciones de viviendas en ocho comunidades y el reasentamiento de 4.000 familias en otras ¨¢reas de la ciudad no tiene en cuenta las circunstancias personales de esas personas, como el apego a un barrio donde han vivido toda la vida, donde han visto crecer a sus hijos y donde desarrollan su vida social.
La semana pasada, una avalancha de tierra y agua se trag¨® parte de la favela Morro do Bumba, en la localidad de Niteroi, sepultando un conglomerado de 60 casas y enterrando vivas a m¨¢s de 200 personas. Al poco se supo que aquella favela se hab¨ªa expandido en los ochenta sobre los restos de un antiguo vertedero. M¨¢s all¨¢ de no hacer nada para impedirlo, las autoridades de la ¨¦poca fomentaron y facilitaron una precaria urbanizaci¨®n del suburbio, pavimentando algunas calles e instalando tendidos el¨¦ctricos y agua corriente. El caso del Morro do Bumba es paradigm¨¢tico y resume a la perfecci¨®n c¨®mo las favelas de R¨ªo han crecido exponencialmente en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas: ante la mirada omisa de unas autoridades que entend¨ªan estas comunidades como un avispero imprevisible al que era mejor no golpear.
"Despu¨¦s de la desgracia de la semana pasada, las autoridades de R¨ªo est¨¢n m¨¢s legitimadas y fortalecidas para emprender el desmantelamiento de algunas favelas y, sin duda, ahora cuentan con m¨¢s comprensi¨®n de la sociedad", opina el soci¨®logo Ignacio Cano, profesor de la Universidad Estatal de R¨ªo de Janeiro (UERJ).
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