Las cenizas del volc¨¢n
Pero los europeos no nos inmutamos. Para qu¨¦ dedicarnos a resolver nuestros problemas reales cuando tenemos tantas oportunidades para encontrar problemas donde no los hay que ocupen el tiempo muerto de nuestros pol¨ªticos y periodistas y sirvan para hipnotizar a nuestros ciudadanos. As¨ª se compone la psicolog¨ªa de una decadencia. No hay que ir muy lejos para verificarlo. Cabe pensar incluso que en ning¨²n otro sitio como en nuestro pa¨ªs se verifica mejor esta hip¨®tesis. Las tres causas contra Garz¨®n por prevaricador y el proceso contra el Estatuto catal¨¢n por inconstitucional son los ¨²ltimos avatares de esta cuca?a. Aunque id¨¦ntica artificialidad podr¨ªa aplicarse tambi¨¦n en buena medida a las iniciativas del magistrado de la Audiencia Nacional sobre la guerra civil y a la accidentada reforma del Estatuto de Catalu?a. No hay que olvidar que lo que empieza como una fr¨ªvola confrontaci¨®n de empecinamientos suele terminar en peligrosas embestidas.
Si atendi¨¦ramos a la letra de la tonada que canta la derecha espa?ola en ambos casos se dir¨ªa que estamos de nuevo en puertas de lo de siempre, lo nuestro, la cosa fratricida, la historia de Espa?a que siempre termina mal. Pero por suerte estamos bajo el volc¨¢n island¨¦s y en la globalizaci¨®n europea, por m¨¢s que desde la mirada exterior sean dif¨ªciles de entender nuestras inciviles batallas judiciales. (Quienes lo entienden todo muy bien, por cierto, son nuestros viejos amigos neocon, obsesionados con la eventualidad de que alg¨²n d¨ªa una jurisdicci¨®n penal universal pueda atender a las denuncias y perseguir los cr¨ªmenes de guerra, genocidios y delitos contra las personas que no son atendidos por la justicia de los pa¨ªses donde se han cometido. El escarmiento contra Garz¨®n, no por prevaricador en Espa?a, por supuesto, sino por perseguidor de Pinochet, deber¨¢ servir de ejemplo a jueces y gobiernos a partir de ahora).
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.