Una misa en honor de los 33 mineros de Chile termina en protesta contra el Gobierno
Los compa?eros de los rescatados piden que se les pague el finiquito
Todo estaba preparado este domingo para el broche perfecto. El obispo de Valpara¨ªso, Gonzalo Duarte, lleg¨® a la mina de San Jos¨¦ para oficiar una misa en honor de los 33 rescatados. Primero acudi¨® el minero Juan Aguilar. Escoltados y protegidos por la polic¨ªa ante la avalancha de periodistas, fueron llegando los otros: el jefe de turno, Luis Urz¨²a, el boliviano Carlos Mamani, Claudio Y¨¢?ez, Dar¨ªo Segovia, Pablo Rojas, ?lex Vega, Daniel Herrera, Mario G¨®mez... Ya no sumaban 33. Algunos se hab¨ªan marchado a sus provincias, otros descansaban despu¨¦s de la fiesta que celebraron el s¨¢bado por la noche en sus casas.
Otros pertenecen a la Iglesia evang¨¦lica y no asistieron, a pesar de que el pastor Carlos Parra se dej¨® ver por all¨ª en su ¨²ltimo d¨ªa ante tant¨ªsimos periodistas. Pero una decena de los 33 era un n¨²mero suficiente como para ponerle el lazo a una pel¨ªcula de final perfecto. Hasta que se colaron otros personajes en la trama.
Iba a ser la foto del d¨ªa: algunos de los 33 llegaban al mismo lugar en que durante 70 noches acamparon sus familiares. Ah¨ª se hab¨ªan prendido las primeras hogueras. Por ah¨ª hab¨ªa llorado en agosto el ministro de Miner¨ªa, Laurence Golborne, cuando fracas¨® el primer intento de rescate: aquella primera semana, varios expertos intentaron meterse por el mismo agujero que hab¨ªa engullido a los 33. Pero los rescatistas subieron llorando y entre l¨¢grimas dijeron que la chimenea se derrumb¨® cuando quisieron avanzar y no tuvieron m¨¢s remedio que correr hacia la superficie. En ese mismo campamento temblaron muchos familiares, compa?eros y amigos cada vez que algunas de los 13 sondajes que se lanzaron en busca de los 33 se quedaba corto o pasaba de largo. Ah¨ª se abrazaron muchas familias el 22 de agosto a las 4.55 de la ma?ana cuando, al cabo de 17 d¨ªas, una de aquellas sondas contact¨® con ellos y se supo que estaban vivos. Entonces no hab¨ªa apenas periodistas por aqu¨ª. Ahora, con las gafas negras para protegerse del sol, caminando sin detenerse, los mineros del grupo de los 33 parec¨ªan estrellas de rock. Apenas pod¨ªan ver las carpas, ni las 33 banderas, ni las cenizas de las hogueras. Tan s¨®lo c¨¢maras a su alrededor. Se metieron en una tienda de campa?a para asistir a la misa y de pronto, algo fall¨®.
Unos 20 empleados de la empresa propietaria de la mina San Jos¨¦, compa?eros de los 33, protestaban porque no se les permit¨ªa el acceso a la carpa. Reclamaban m¨¢s atenci¨®n por parte del Gobierno del presidente Sebasti¨¢n Pi?era. Dec¨ªan que el finiquito que tendr¨ªan que haber cobrado s¨®lo podr¨¢n recibirlo a partir del a?o que viene y en cuotas de 12 meses. "Tengo una hija en la universidad, tenemos hijos a los que criar y llevamos dos meses sobreviviendo con las u?as. Necesitamos el dinero ya", explicaba el minero Javier Abarca. El resto de sus compa?eros portaba pancartas donde se le¨ªa: "No somos 33, somos 300"; "Estamos atrapados en la superficie"; "Los 33: queremos su apoyo, porque el Gobierno nos tiene como el hoyo (culo)"; "Pi?era, para el show" "Estamos mal en la superficie los 300".
Jimmy S¨¢nchez, el m¨¢s joven de los 33 atrapados, abandon¨® la misa por un momento para expresar su apoyo a los compa?eros. Tambi¨¦n lo hicieron ?lex Vega y el boliviano Carlos Mamani. "Hay dinero para la far¨¢ndula pero no para nuestros finiquitos", se quejaba el dirigente sindical Javier Castillo.
Fue el ¨²ltimo d¨ªa para cientos de periodistas en Copiap¨®. A partir de ahora, los 33 mineros podr¨¢n quitarse las gafas de sol y caminar sin agobios. Los otros 300 seguir¨¢n luchando por sus derechos. Pero sin tantas c¨¢maras alrededor.
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