Disputa tropical entre ticos y nicas
Un nuevo conflicto lim¨ªtrofe activa la diplomacia y las fuerzas de seguridad de Costa Rica y Nicaragua y llega a salpicar al gigante Google
El Gobierno de Costa Rica envi¨® un jueves una protesta diplom¨¢tica a Managua y a la ma?ana siguiente despleg¨® en un punto de su frontera norte un inusual operativo con polic¨ªas que bajaron de un helic¨®ptero amarillo y alquilado. Of¨ªciales con las cananas cruzadas sobre el pecho se mov¨ªan fusil en mano como se mueven las tropas en los pa¨ªses con Ej¨¦rcito -Costa Rica aboli¨® las Fuerzas Armadas hace m¨¢s de seis d¨¦cadas-. Los oficiales buscaron una ca?a de bamb¨² e izaron la bandera costarricense con todos los honores formales en medio de la nada. Se retiraron y unos d¨ªas despu¨¦s llegaron los militares de Nicaragua, arriaron la bandera, colocaron la suya y se quedaron acampados en un terreno que reclaman como propio bajo el nombre de Harbour Head. Para Costa Rica, el lugar se llama isla Calero y es suya. El conflicto est¨¢ de nuevo abierto.
Quince meses despu¨¦s de una sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ, en La Haya) sobre los derechos de Costa Rica para navegar sobre las aguas del nicarag¨¹ense r¨ªo San Juan en la zona fronteriza, se vuelve cierto el refr¨¢n local sobre las tres estaciones clim¨¢ticas: la seca, la lluviosa y los conflictos bilaterales. Este a?o, sin embargo, todo ha ido a m¨¢s. Una queja sobre los trabajos de dragado en ese cauce se calent¨® en dos semanas y lleg¨® a la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) convertida en una reclamaci¨®n costarricense por invasi¨®n militar, con el trasfondo de la pelea por la propiedad de una isla de 151 kil¨®metros cuadrados. El despliegue diplom¨¢tico, la movilizaci¨®n de contingentes armados y la atenci¨®n de las canciller¨ªas del continente hacen suponer la gravedad del momento, pero abundantes circunstancias recuerdan que, ante todo, esto es el tr¨®pico.
El ¨²ltimo cap¨ªtulo fue este s¨¢bado. El secretario general de la OEA, Jos¨¦ Miguel Insulza, se pas¨® la tarde sentado al borde de una piscina en un hotel de Managua esperando cabida en la siempre incierta agenda del presidente Daniel Ortega, para hablar sobre una disputa que su hom¨®loga costarricense, Laura Chinchilla, est¨¢ dispuesta a llevar hasta el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El viernes, la empresa Google debi¨® reconocer que su servicio de mapas estaba equivocado, una manifestaci¨®n que el Gobierno de Costa Rica celebr¨® como una victoria diplom¨¢tica, mientras en Managua el canciller Samuel Santos escrib¨ªa al gigante buscador global para pedirle que dejara la frontera donde la ten¨ªa. Los ticos presentan todos los mapas oficiales. Los nicas leen y releen los acuerdos lim¨ªtrofes.
Hay m¨¢s protagonistas aparte de los presidentes Ortega y Chinchilla y los cancilleres Santos y Ren¨¦ Castro. Adem¨¢s de Google, tiene un papel relevante Ed¨¦n Pastora, alias Comandante Cero, un destemplado dirigente guerrillero de los sangrientos a?os ochenta, a quien Managua encarg¨® el dragado del r¨ªo fronterizo, con ayuda de una m¨¢quina pagada con 1,1 millones de d¨®lares provenientes del Gobierno venezolano de Hugo Ch¨¢vez. Tambi¨¦n ha tenido un papel principal el ministro de Seguridad costarricense, Jos¨¦ Mar¨ªa Tijerino, un abogado de sangre nicarag¨¹ense cuyo discurso altisonante no es habitual en Costa Rica. "Saldr¨¢n por la raz¨®n o la fuerza", dijo en una emisora de radio el ministro, jefe m¨¢ximo de un cuerpo policial mal capacitado y peor dotado.
Con el despliegue de aquel viernes 22 de octubre en isla Calero y las fuertes palabras de Tijerino, Ortega lo tuvo f¨¢cil para golpear con su discurso donde m¨¢s duele a los costarricenses, orgullosos de carecer de Ej¨¦rcito desde 1948. Y no fue durante una arenga pol¨ªtica ni ante las c¨¢maras de televisi¨®n, sino en una nota diplom¨¢tica, en la que Managua se refiri¨® a las "tropas de las fuerzas armadas costarricenses". La indignaci¨®n en San Jos¨¦ toc¨® l¨ªmites y aument¨® la reacci¨®n popular, manifestada en los desbocados comentarios de los lectores de las noticias en Internet de uno y otro lado. La xenofobia existe y ense?a sus u?as a los m¨¢s de 300.000 nicarag¨¹enses que salieron de su pa¨ªs pobre para lograr trabajos mal pagados en un pa¨ªs medio pobre.
Ortega, en apuros pol¨ªticos y con c¨¢lculos de reelecci¨®n, pidi¨® unidad nacional esta semana en una cadena televisiva. Un d¨ªa despu¨¦s hizo lo mismo Chinchilla, que este lunes cumple sus primeros seis meses de Gobierno con abundantes se?ales de impaciencia popular. El Congreso un¨¢nime, los obispos cr¨ªticos y las c¨¢maras empresariales en Managua cerraron filas en torno a Ortega. Incluso en su idea de emprender un nuevo juicio en La Haya. Los diputados costarricenses de todos los colores y los empresarios del pa¨ªs tambi¨¦n apoyan a Chinchilla. La frontera est¨¢ de moda, otra vez, en el tr¨®pico.
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