Manual de chantaje
La crisis de T¨²nez y Egipto pasar¨¢ a la historia como un perfecto manual del chantaje. Algunos actores han participando m¨¢s que otros, pero con la excepci¨®n del pueblo llano de los sufridos pa¨ªses ¨¢rabes, todos se han esforzado en ejercer diversas modalidades de la extorsi¨®n. Las variantes incluyen las actuaciones del practicante del acoso sexual, el funcionario que amenaza con publicitar la conducta impropia de un superior, o la novia despechada que amenaza a revelar las infidelidades de su ex. Ahora se ha revelado con toda luz la conducta de los protagonistas m¨¢s importantes de la crisis que comenz¨® en T¨²nez, se ha extendido a Egipto, y amenaza con engullir a todo el mundo ¨¢rabe.
En las cercan¨ªas de la entrega de los Oscar, el sobre al mejor actor debiera abrirse con el nombre (de momento) de Ben Ali y Mubarak. Durante d¨¦cadas han conseguido extraer el silencio y la complicidad de sucesivos presidentes de Estados Unidos y los m¨¢s poderosos pa¨ªses europeos. Ante la alarmante alternativa de caer en manos, hace a?os, del expansionismo sovi¨¦tico y, ahora, de los radicales fundamentalistas isl¨¢micos, los aut¨®cratas ¨¢rabes, desde Damasco a Rabat, civiles, militares y monarcas medievales han conseguido amedrentar a Washington. Gracias a la ayuda militar han vendido la debida "protecci¨®n", al tiempo que han abierto la espita de la emigraci¨®n, para sacarse de encima el exceso de poblaci¨®n inc¨®moda.
Europa ha aceptado a rega?adientes la llegada de los trabajadores, siempre que ocuparan los puestos rechazados por los nativos. Hasta que la burbuja inmobiliaria ha provocado la reacci¨®n y la invitaci¨®n al regreso. La juventud tunecina y los vecinos que no han podido emigrar exigen ahora los empleos que los reg¨ªmenes dictatoriales no pueden inventar. Chantajeados en su casa, para mantenerse callados, se han lanzado a la calle.
Sutiles practicantes de similar chantaje han sido los intereses econ¨®micos de los pa¨ªses europeos que han hecho gui?os a sus gobiernos para que fomenten la c¨®moda estabilidad de los pa¨ªses ¨¢rabes donde poder vender los tel¨¦fonos m¨®viles, que parad¨®jicamente ahora son la causa tecnol¨®gica de la ca¨ªda de los modernos faraones. Los actuales hampones sobre el terreno, dominando las transmisiones digitales, les han vendido la imprescindible "protecci¨®n". El precio ha sido razonable. Con unos millares de fusiles y una docenas de helic¨®pteros se ha garantizado la estabilidad y se ha proporcionado la doble seguridad para Europa, y naturalmente para los g¨¢ngsters. El problema es que los j¨®venes (y tambi¨¦n maduros ciudadanos) se han cansado de ser fascinados con espejitos como si fueran aztecas embelesados por Cort¨¦s.
La clave reside en si los extorsionados se cansar¨¢n de imitar eternamente a los empresarios vascos que durante d¨¦cadas ha aceptado pagar el "impuesto revolucionario" de ETA, a cambio del silencio. Est¨¢ por ver si algunos de los gobernantes europeos (en Par¨ªs, Berl¨ªn, Londres, Madrid, Roma, principalmente) ser¨¢n capaces de dar un pu?etazos encima de la mesa y decir "basta". Esperar algo decisivo de Bruselas es, por ahora, ut¨®pico. ?Cu¨¢ntos tanques tiene la Uni¨®n Europea?, debe preguntar divertido Stalin desde su tumba.
Hablando de l¨ªderes sovi¨¦ticos, un factor crucial en la evoluci¨®n de la actual tragedia es si el Presidente Obama har¨¢ un paso m¨¢s, luego de haber imitado magistralmente a Ronald Reagan cuando reclam¨® a Brezhnev derribar el muro de Berl¨ªn. No tiene precedentes la sutil bronca televisiva de Obama a Mubarak, despu¨¦s del pat¨¦tico discurso del l¨ªder egipcio. Pero est¨¢ por ver si el presidente norteamericano ser¨¢ capaz de emular a Gorbachev cuando ¨¦ste le lanz¨® al tozudo l¨ªder germano-oriental Erich Honecker la "doctrina Sinatra": que lo hiciera "a su manera" (My way), pues los tanques sovi¨¦ticos no volver¨ªan como en Budapest o Praga. ?Recuerdan Mubarak y sus compinches?
Joaqu¨ªn Roy es Catedr¨¢tico Jean Monnet' y Director del Centro de la Uni¨®n Europea de la Universidad de Miami
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