Sombras de un sue?o democratizador
Los cambios en el mundo ¨¢rabe, imparables pero inestables, agitan en Europa el miedo al islamismo radical, los ¨¦xodos migratorios y la amenaza del terrorismo
Pocos se atreven ya a discutir que el respaldo ofrecido durante d¨¦cadas por Occidente a las dictaduras de la orilla sur del Mediterr¨¢neo es una mancha en su historia. Las revueltas ¨¢rabes de las ¨²ltimas semanas est¨¢n arrollando, entre otras abyecciones, tambi¨¦n esa actitud, como coinciden en afirmar varios expertos consultados por EL PA?S. Ello, sin embargo, no excluye que las inquietudes que motivaron esa pol¨ªtica occidental estuvieran -y sigan estando- basadas en algunos peligros reales. El sue?o de la democratizaci¨®n del mundo ¨¢rabe es una idea inspiradora, pero avanza por una senda flanqueada por inquietantes abismos en los que algunos temen -y otros quieren- que caiga.
El m¨¢s evidente y mencionado es la eventualidad de que las transiciones puedan permitir el ascenso al poder de formaciones islamistas hostiles a Israel y a Occidente. Antecedentes preocupantes no faltan, desde la revoluci¨®n iran¨ª de 1979, hasta el ¨¦xito electoral del FIS en Argelia en 1990- 1991 y de Ham¨¢s en Palestina en 2006. Ese escenario constituir¨ªa un cataclismo pol¨ªtico que romper¨ªa los precarios equilibrios de la regi¨®n, reforzando el eje constituido por Ir¨¢n, Siria, el partido-milicia chi¨ª liban¨¦s Hezbol¨¢ y Ham¨¢s.
Sin embargo, varios elementos parecen aplacar esa amenaza, al menos a corto plazo. En primer lugar, la naturaleza de las protestas de estas semanas, impulsadas por legiones de j¨®venes que aspiran a sociedades abiertas y tolerantes, y en las que el islamismo no ha desempe?ado un papel protagonista. En segundo lugar, el tutelaje ejercido por Fuerzas Armadas de inspiraci¨®n laica tanto en T¨²nez como en Egipto, un patr¨®n que parece poder repetirse.
Pero aun excluyendo el extremo de la deriva islamista radical, incluso las transiciones en un marco de moderaci¨®n pueden entra?ar consecuencias negativas. El r¨¦gimen amistoso hacia Israel de Hosni Mubarak no supo ni quiso detener el flujo de armas alimentado por Teher¨¢n y Damasco y dirigido, a trav¨¦s del territorio egipcio, a Ham¨¢s en Gaza. Los cables del Departamento de Estado de EE UU filtrados por Wikileaks y publicados por este diario ilustran enormes tr¨¢ficos en esa ruta, incluidas caravanas bombardeadas por la aviaci¨®n israel¨ª en Sud¨¢n antes de alcanzar suelo egipcio. ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa con un Gobierno en El Cairo que, sin llegar a ser hostil a Israel, fuese m¨¢s benevolente ?en l¨ªnea con el sentimiento popular mayoritario? hacia las reivindicaciones palestinas? ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si un escenario parecido se replicara en Jordania?
La cuesti¨®n israel¨ª es central. Pero en Europa hay quienes esgrimen motivos para preocuparse por unas transiciones inestables, en materia de terrorismo, de oleadas de inmigraci¨®n, de narcotr¨¢fico y de estabilidad econ¨®mica y abastecimiento energ¨¦tico.
Los riesgos existen, pero algunos expertos sostienen que no hay que exagerarlos. Varios de ellos consultados para este art¨ªculo consideran limitada la probabilidad de que varias de esas amenazas se conviertan en realidad. Raz¨®n de m¨¢s para asumir con coraje los riesgos de la apuesta democratizadora. Otras opciones ya parecen m¨¢s preocupantes:
Terrorismo. Los pa¨ªses norteafricanos han incubado en la ¨²ltima d¨¦cada c¨¦lulas terroristas que han operado perpetrando atentados en las zonas costeras y, cada vez m¨¢s, secuestros de occidentales en la regi¨®n del Sahel. Grupos salafistas argelinos han federado la marca Al Qaeda en el Magreb Isl¨¢mico. Hasta ahora, estos grupos han sido contenidos y no han conseguido sembrar el terror en tierra europea. La transici¨®n de reg¨ªmenes autoritarios, laicos y prooccidentales a sistemas m¨¢s pluralistas y posiblemente menos estables y brutales en la represi¨®n abre nuevas inc¨®gnitas.
"Hasta hora, los reg¨ªmenes ¨¢rabes han sido a la vez el mal y su remedio", comenta en conversaci¨®n telef¨®nica Mathieu Guid¨¨re, profesor universitario y autor de varios libros de investigaci¨®n sobre el terrorismo islamista. "La ausencia de libertad, la represi¨®n y la corrupci¨®n han fomentado el islamismo, pero al mismo tiempo los reg¨ªmenes han luchado contra el fen¨®meno de manera eficaz". ?Qu¨¦ pasar¨¢ ahora?
"Yo soy pesimista con los pueblos y optimista con la lucha contra el terrorismo. Creo que los militares encauzar¨¢n estos estallidos revolucionarios y acabar¨¢n reteniendo el poder. Esto garantizar¨ªa continuidad en la acci¨®n antiterrorista", dice Guid¨¨re.
Inmigraci¨®n. La desesperada salida en barcazas de miles de tunecinos rumbo a Italia tras la ca¨ªda del r¨¦gimen ha disparado las alarmas sobre posibles ¨¦xodos de ?frica a Europa. La lectura m¨¢s convincente del flujo tunecino parece ser la huida de fieles del r¨¦gimen temerosos de represalias, como se?ala, en conversaci¨®n telef¨®nica, Philippe Fargues, director del Centro de Pol¨ªticas Migratorias del Instituto Universitario Europeo.
M¨¢s all¨¢ del caso tunecino, lo que en general preocupa es la hip¨®tesis de situaciones de caos prolongado que empujen a grandes masas a la salida y, a la vez, el ablandamiento del control policial a la emigraci¨®n clandestina.
"La emigraci¨®n de los pa¨ªses de ?frica del Norte tiene dos factores", comenta Fargues. "Uno es econ¨®mico, ligado al paro, a la mala remuneraci¨®n del trabajo; el otro es pol¨ªtico, vinculado a la falta de libertad. Salvo casos de notable inestabilidad, la ca¨ªda de los reg¨ªmenes autoritarios no deber¨ªa empeorar la calidad de la vida civil y, por tanto, la emigraci¨®n".
Econ¨®micamente, la transici¨®n hacia la democracia no es sin¨®nimo de despegue. Pero tampoco es de esperar un deterioro de la situaci¨®n y un incremento de la emigraci¨®n. "Por otra parte", a?ade Fargues, "aunque el control policial se ablandara, hay que tener en cuenta que la salida clandestina es una forma muy mediatizada pero muy marginal de emigraci¨®n. ?La mayor¨ªa sale en avi¨®n con visado de turista!".
Econom¨ªa. El 30% del petr¨®leo y gas que importa Europa procede de los pa¨ªses del arco ¨¢rabe-persa. Eventuales escenarios de prolongado caos y violencia podr¨ªan por tanto causar serios problemas de abastecimiento. Pero, observan algunos, incluso la simple inestabilidad tiene consecuencias. El precio del petr¨®leo brent se situaba en 91 d¨®lares a mediados de diciembre pasado, antes de que empezaran las revueltas. El viernes cerr¨® en los 103. Otros temen restricciones de tr¨¢fico en el canal de Suez o el ascenso al poder de reg¨ªmenes que pretendan renegociar los contratos o variar su cartera de clientes. Estas hip¨®tesis, sin embargo, tambi¨¦n resultan poco realistas.
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