Los franceses lo ven negro
Ocho de cada diez franceses desconf¨ªan de su Gobierno
El pesimismo sobre el futuro se encuentra s¨®lidamente instalado entre los franceses. Muy diversos sondeos lo muestran desde hace a?os, y la reciente encuesta Europoll-The Guardian permite compararlo con otros cuatro grandes pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. Pues bien: algo m¨¢s de ocho de cada diez franceses (82% exactamente) desconf¨ªan del Gobierno para afrontar los problemas de su pa¨ªs, un nivel de pesimismo solo comparable al de Polonia. El panorama econ¨®mico tambi¨¦n lo ven muy negro: solo el 13% cree que habr¨¢ alguna mejora en los pr¨®ximos doce meses, demostrando as¨ª una capacidad de esperanza claramente menor que la de espa?oles, polacos o alemanes.
Hace pr¨¢cticamente una d¨¦cada que la clase dirigente y los medios intelectuales discuten sobre el declive de Francia, y esto puede resultar grave para la supervivencia de su r¨¦gimen pol¨ªtico. La mayor¨ªa de los franceses han confiado tradicionalmente en la potencia del Estado, mucho m¨¢s que en las iniciativas privadas. La impotencia pol¨ªtica para conseguir un mayor crecimiento econ¨®mico, contener el paro o mantener los excelentes niveles de que gozaba su Estado de bienestar son el caldo de cultivo de la desconfianza en la clase pol¨ªtica, y de ah¨ª los abundantes signos de pesimismo que demuestran.
Esa desconfianza y amargura alcanzan de lleno a los j¨®venes. La idea de que la mayor¨ªa vivir¨¢n peor que sus padres se repite con frecuencia en los debates. A muchos observadores extranjeros les sorprendi¨® que un cierto n¨²mero de estudiantes participara en las manifestaciones contra el retraso de la edad de jubilaci¨®n, el a?o pasado. Lo cierto es que las encuestas se?alan que los j¨®venes franceses son m¨¢s pesimistas que la mayor parte de los europeos. Y eso no se debe tanto a las tasas de paro (hay muchos m¨¢s j¨®venes desempleados en Espa?a) como a la idea de que el futuro depende del nivel de ¨¦xito que se alcance en la ense?anza. Las revueltas en los barrios conflictivos de muchas ciudades les han dejado claro que solo los que consigan mayores m¨¦ritos lograr¨¢n escapar a un destino de gueto o de "a partheid" encubierto. Y el sistema de ense?anza ya no es capaz de ejercer el papel de "ascensor social" que tuvo en d¨¦cadas anteriores.
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