Los eurodiputados socialistas rectifican sin ceder privilegios
Los populares mantienen su voto a favor de mantener sus privilegios. - S¨®lo cuatro espa?oles se pronunciaron en la Euroc¨¢mara por el ahorro y a favor de volar en clase econ¨®mica
Aparentemente ajenos a la situaci¨®n econ¨®mica que padecen la mayor¨ªa de sus electores, los eurodiputados han decidido seguir volando en preferente con cargo al presupuesto. Pero no solo eso. Una enmienda sobre congelaci¨®n de salarios y dietas en atenci¨®n al elemental principio de que el Parlamento debe dar ejemplo tambi¨¦n ha sido rechazada, lo mismo que se repudia la petici¨®n de que las dietas liquidadas se ajusten efectivamente a las actividades parlamentarias realizadas, sin subterfugios. La indignaci¨®n de una sociedad de mileuristas y parados ha llevado hoy a los eurodiputados socialistas espa?oles a emitir un comunicado de rectificaci¨®n y a atribuir a un lamentable error la votaci¨®n que consagra sus privilegios. Los populares mantienen su voto y dicen que votar¨¢n lo que corresponda a la hora de la verdad, a finales de a?o.
A la hora de los dineros no hay diferencias ideol¨®gicas que valgan, a juzgar por la votaci¨®n en la Euroc¨¢mara, donde s¨®lo cuatro eurodiputados espa?oles procedentes de Catalu?a (popular, convergente, republicano y verde, ninguno socialista) se pronunciaron por el ahorro y a favor de volar en clase econ¨®mica. En la votaci¨®n de sueldos y dietas, los socialistas espa?oles optaron por la abstenci¨®n, aunque alguno hubo, como Ram¨®n Obiols, que se neg¨® en redondo a apretarse el cintur¨®n, en l¨ªnea con los eurodiputados populares. S¨®lo Ra¨²l Romeva (verde) y Oriol Junqueras (republicano) est¨¢n dispuestos a congelarse el sueldo.
"Las reacciones airadas" de los ciudadanos, en palabras del jefe de los socialistas espa?oles, Juan Fernando L¨®pez Aguilar, y la desautorizaci¨®n de los responsables PSOE en Madrid, han llevado hoy a los socialistas a introducir en el registro de la Euroc¨¢mara una enmienda para que quede constancia de que la negativa a reducir la calidad del vuelo ahora solo es una abstenci¨®n. Lo mismo hizo el eurodiputado Francisco Sosa Wagner, de Uni¨®n, Progreso y Democracia. Es un cambio puramente cosm¨¦tico. Sus eurose?or¨ªas, continuar¨¢n volando en la mejor categor¨ªa disponible si lo desean. Y seguir¨¢n sin ver congelados sus salarios y dietas.
La modificaci¨®n registrada es "una rectificaci¨®n pol¨ªtica, sin efecto jur¨ªdico", explica una fuente de la Euroc¨¢mara. La votaci¨®n era indicativa sobre los deseos de la Euroc¨¢mara a efectos presupuestarios para el pr¨®ximo a?o, para el que reclama una subida del 2,3%, con enmiendas trampa sobre privilegios en las que los socialistas cayeron en tropel. En un intento tard¨ªo de salvar la cara, Fern¨¢ndez Aguilar ha explicado "el error en la gesti¨®n del voto", escud¨¢ndose en el reglamento, en el procedimiento y en el hecho de que "el informe que vot¨¢bamos no tiene efecto vinculante; es decir, no afecta al estatuto del eurodiputado".
El nuevo estatuto del eurodiputado se logr¨® a final de la anterior legislatura tras largos a?os de infructuosos intentos de poner l¨ªmites a la extraordinaria discrecionalidad del gasto de sus eurose?or¨ªas, enfangadas en toda clase de manipulaciones contables para allegar a sus bolsillos el m¨¢ximo n¨²mero posible de euros.
Luego se ha visto que las reformas en el estatuto vigentes desde las elecciones de 2009 siguen teniendo puntos de fuga y que la corrupci¨®n enra¨ªza bien a Euroc¨¢mara. Hoy mismo, los jefes de los grupos pol¨ªticos han decidido crear un grupo de trabajo, dirigido por el presidente del Parlamento, el polaco Jerzy Buzek, para buscar salidas al descr¨¦dito que acosa al Parlamento Europeo. Sobre la mesa, la pertinencia de crear un c¨®digo de conducta que haga m¨¢s transparentes las actividades de los eurodiputados. En recientes fechas, tres de ellos, antiguos ministros en Austria, Eslovenia y Rumania, han sido sorprendidos aceptando sobornos (a raz¨®n de 100.000 euros anuales) por presentar enmiendas presuntamente elaboradas por grupos de presi¨®n, en realidad por periodistas de The Sunday Times brit¨¢nico que se hac¨ªan pasar por lobbistas.
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