14 fotosRetratos de rebeldes libiosRetratos de rebeldes libios 15 abr 2011 - 18:38CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceSalem Saadola Tahar, de 62 a?os. Tobruk. Trabaja como enfermero en un hospital. Dos de sus tres hijos han cogido un arma. "Todo el mundo tiene su cometido: unos cuidan que las plantas sigan sacando petr¨®leo, otros se ocupan de los enfermos, muchos han dado su vida; si yo no fuera tan mayor, habr¨ªa ido al frente".MIGUEL ?NGEL S?NCHEZAsmaa Saanem, de 22 a?os. Bengasi. Estudiante de inform¨¢tica. "La religi¨®n es algo privado entre los seres humanos y Dios. ?Por qu¨¦ ¨ªbamos a querer que gobernase nuestras vidas? Las mujeres no hemos ido al frente para que no est¨¦n m¨¢s preocupados por nosotras que por acabar con Gadafi. Rezamos por ellos".MIGUEL ?NGEL S?NCHEZRashid Ismail, coronel, de 45 a?os (sentado). Salah Mouktar, soldado, de 28 a?os. Tobruk. "Necesitamos un Gobierno que proteja la vida de la gente, no uno que nos mate. Queremos democracia, libertad, seguridad. Un buen r¨¦gimen, como en cualquier otro pa¨ªs". El coronel explica las claves de la revoluci¨®n del 17 de febrero: "Es la gente y no el Ej¨¦rcito, los civiles y no los militares, los que la emprendieron". Salah muestra su orgullo: "Nosotros apoyamos con nuestras armas".MIGUEL ?NGEL S?NCHEZAsad Abd Rebbu, de 17 a?os. Tobruk. Estudiaba sin ganas, pero ahora, dice, tiene una raz¨®n para hacerlo. "Gadafi nos trat¨® como a perros. A las buenas personas las deten¨ªa, las torturaba, las encarcelaba. A los traficantes y asesinos los dejaba libres. Somos unos ignorantes porque ¨¦l ha querido. ?Por qu¨¦ preocuparnos ahora si antes no hab¨ªa esperanza?".MIGUEL ?NGEL S?NCHEZAl¨ª Said Khanfour, de 27 a?os. Adjabiya. Le gusta decir que "antes de ser rebelde era buceador en una refiner¨ªa en Ras Lanuf". Hasta los 19 a?os no conoci¨® a su padre (preso durante 21 a?os); fue en un juzgado. Ha pasado su vida so?ando "c¨®mo ser¨ªa vivir en un pa¨ªs libre". Su peor momento: cuando encontr¨® a un ni?o de apenas dos a?os caminando solo por la carretera mientras llevaba medicinas, agua, comida y armas al frente. ?Lo mejor? "Al menos ahora el mundo sabe lo que sucede en Libia".MIGUEL ?NGEL S?NCHEZRebelde an¨®nimo, de 45 a?os. Tobruk. Su familia est¨¢ en Tr¨ªpoli, por lo que prefiere no decir su nombre. Teme que los leales a Gadafi puedan tomar represalias. Este hombre inmenso siente el arma que porta como una extensi¨®n de su cuerpo y los colores de la bandera recuperada de los tiempos del rey Idris como los de su coraz¨®n. Por eso su cargador es rojo, negro y verde. Solo en la plaza de Tobruk se siente "¨²til". Durante la revoluci¨®n ha estado organizando all¨ª, junto al Comit¨¦ Popular, la distribuci¨®n de alimentos y medicinas, y controlando los accesos a la ciudad para evitar la llegada de mercenarios desde el desierto.MIGUEL ?NGEL S?NCHEZBashir Suleyman (arriba a la izquierda), de 40 a?os. Tobruk. Es delicado y sensible. Camina sobre los escombros apenas tocando el suelo, como si levitara. Trabaja como pe¨®n de obra ocasional y vendedor de droga habitual. Su drogodependencia le alej¨® de su familia y ha visto en la revoluci¨®n una v¨ªa para redimirse. "Mis padres ya no podr¨¢n verme porque murieron", apunta con tristeza. "Pero espero que estar luchando por mi pa¨ªs consiga devolverme el respeto de mi familia".MIGUEL ?NGEL S?NCHEZSahar Ramad¨¢n de 22 a?os. Tobruk. "Quiero que la voz de los libios se oiga fuera", exclama esta estudiante de inform¨¢tica. "Que se sepa que somos gente buena y que hemos pasado toda nuestra vida oprimidos. ?l nos ha querido enfrentados, aislados del resto del mundo. Quiere que odiemos a los occidentales, pero nosotros no somos terroristas".MIGUEL ?NGEL S?NCHEZHamed Said Khanfour, de 50 a?os. Adjabiya. Ingeniero petrolero y ex preso pol¨ªtico. Con 20 a?os se uni¨® al Frente Nacional para la Salvaci¨®n Libia, movimiento opositor creado en los ochenta. Durante los ¨²ltimos 21 a?os ha estado encarcelado en Abu Salim, donde pas¨® tres incomunicado y sufriendo torturas a diario, con la luz encendida y un altavoz sonando las 24 horas. Su primer juicio se celebr¨® tras 12 a?os en prisi¨®n. Apenas le daban de comer y beber: "Cuando nos dejaban salir al patio, algunos arrancaban la hierba y se la com¨ªan". Fue liberado dos semanas antes del estallido de la revuelta.MIGUEL ?NGEL S?NCHEZAhmed Hassan Abdelrahman de 22 a?os. Tobruk. Para este joven en paro, "el futuro solo puede ser mejor". "Hasta ahora no hemos tenido nada, porque todo era de Gadafi", explica constatando un hecho m¨¢s que lament¨¢ndose. Libertad y democracia: dos palabras que llenan ahora su boca desdentada. Su "granito de arena revolucionario" ha sido controlar una bater¨ªa antia¨¦rea en la parte trasera de un veh¨ªculo pick up.MIGUEL ?NGEL S?NCHEZAhmed Mansour, de 16 a?os. Tobruk. Nada le gusta m¨¢s que recorrer la ciudad en su bicicleta. Habla de los "perros de Gadafi", de sus "m¨¢rtires". ?l tambi¨¦n ha luchado a su manera. Al ver que no le permit¨ªan coger "una pistola, un palo, lo que fuera", se dirigi¨® al hospital m¨¢s cercano y don¨® su sangre. "Soy A +".MIGUEL ?NGEL S?NCHEZMona Ramadan, de 25 a?os. Tobruk. La voz de esta doctora en F¨ªsica aglutina la energ¨ªa de las mujeres. "Nosotras fuimos las que semana tras semana, con una protesta silenciosa, nos congregamos en Bengasi para denunciar el crimen de Abu Salim". Por eso Mona subraya que esta guerra "deber¨¢ traer igualdad".MIGUEL ?NGEL S?NCHEZNasib Gasarat, de 45 a?os. Tobruk. "Tenemos conocimiento y experiencia, dinero para hacer las cosas bien. Petr¨®leo para vender. Tomar¨¢ tiempo, pero conseguiremos el pa¨ªs que queremos". Gasarat es parco en palabras ("la falta de costumbre"), pero quiere y "necesita" hablar: "?Es tanto lo que hemos callado todos estos a?os! Si dec¨ªas algo que no deb¨ªas en un caf¨¦, en cuanto pon¨ªas un pie en la calle te deten¨ªan. Pod¨ªas desaparecer para siempre o pasar por una de sus mazmorras, donde te torturaban hasta hacerte desear la muerte".MIGUEL ?NGEL S?NCHEZShariff Mukhtar, de 15 a?os. Bengasi. Shariff tiene la mirada y el discurso del que ha vivido m¨¢s de lo que corresponder¨ªa a su edad. "Todos somos soldados, no tenemos cultura. Nos llevan al Ej¨¦rcito una vez al a?o, pero no nos ense?an a disparar, sino a obedecer como perros", relata repitiendo tal vez la letan¨ªa que oye a sus mayores. "Si hace tres meses hubiera hablado con un periodista, ahora estar¨ªa muerto".MIGUEL ?NGEL S?NCHEZ