160 reclusos inocentes o poco peligrosos
EE UU encerr¨® durante a?os a decenas de detenidos sin ning¨²n v¨ªnculo con Al Qaeda
El iran¨ª Bajtiar Bamari era traductor, y viv¨ªa en Afganist¨¢n a finales de 2001. Estados Unidos luchaba entonces en el pa¨ªs para derrocar al r¨¦gimen talib¨¢n y tratar de encontrar a Osama Bin Laden. Se le ocurri¨® que podr¨ªa ser una buena idea acercarse a la base norteamericana de Kandahar para ofrecer sus servicios como int¨¦rprete y gu¨ªa. Se equivoc¨®. Fue detenido y trasladado a Guant¨¢namo el 17 de mayo de 2002, donde pas¨® dos a?os preso. No ten¨ªa ning¨²n v¨ªnculo con Al Qaeda ni con los talibanes. Tampoco los ten¨ªa el director de escuela sudan¨¦s Al Rachid Raheem, enca?onado y arrestado en su casa de Peshawar (Pakist¨¢n) cuando estaba a punto de meterse en la cama; ni Mahngur Alijan, un afgano que hac¨ªa autostop para comprar medicinas; ni el turco Ibrahim Shafir Shen, que hu¨ªa de la guerra; ni Noor Ahmad, que acab¨® en Guant¨¢namo por no tener dinero para pagar un soborno a la polic¨ªa paquistan¨ª despu¨¦s de que los agentes lo encontraran indocumentado.
Las fichas secretas del Departamento de Defensa sobre los presos de Guant¨¢namo contienen decenas de historias similares. Hombres sin ninguna vinculaci¨®n con el terrorismo islamista ni con los talibanes que fueron encerrados por razones que en ocasiones ni las propias autoridades estadounidenses conocen, como se reconoce en documentos en los que se admite su inocencia, el error cometido, y se recomienda que sean liberados o trasladados a su pa¨ªs de origen. A pesar de ello, algunos de los detenidos sin motivo pasaron uno, dos, tres, y hasta nueve a?os encarcelados.
EE UU acab¨® determinando que 83 presos no supon¨ªan absolutamente ning¨²n riesgo, y de otros 77 se dice que es "improbable" que sean una amenaza para el pa¨ªs o sus aliados. Es decir, que al menos uno de cada cinco internos fue conducido al penal de forma arbitraria seg¨²n las propias valoraciones de los militares norteamericanos. De otros 274 se considera que solo "quiz¨¢" sean un peligro, de forma que las fichas secretas demuestran que EE UU no cre¨ªa seriamente en la culpabilidad o amenaza de casi el 60% de sus prisioneros, a pesar de lo cual los envi¨® a la isla de Cuba.
El expresidente de EE UU George W. Bush abri¨® el campo de prisioneros el 11 de enero de 2002. En esa primera ¨¦poca el n¨²mero de personas trasladadas a la base que no ten¨ªan el m¨¢s m¨ªnimo lazo con Al Qaeda fue muy elevado. Especialmente en algunos pa¨ªses. En Afganist¨¢n, por ejemplo. La mitad de los afganos -el grupo mayoritario de presos, el 28% del total- fueron despu¨¦s calificados como de riesgo bajo o inexistente. El descontrol y la arbitrariedad, seg¨²n revelan los documentos secretos, eran grandes. Se privaba de libertad aunque el prisionero no hubiera cometido delitos ni cr¨ªmenes de guerra. Por si acaso sab¨ªa algo. Por si ten¨ªa un primo o un hermano en las filas de los talibanes. Por si en su pueblo viv¨ªa alg¨²n l¨ªder que interesara a la inteligencia estadounidense. Por su "conocimiento general de las rutas de ingreso en Afganist¨¢n" o del "reclutamiento forzoso talib¨¢n", como consta en varias fichas. Las acciones concretas del detenido eran irrelevantes. En cuanto llegaban al penal todos eran calificados como combatientes enemigos aunque no hubiera indicios de que lo fueran.
Mientras EE UU luchaba contra los talibanes, estos recorr¨ªan los pueblos de Afganist¨¢n obligando a los j¨®venes a unirse a sus filas. Sol¨ªan pedir a cada familia que contribuyera con dinero o al menos con un hombre. Sahibjan Torjan se ofreci¨® como voluntario para evitar el reclutamiento de su padre, pero m¨¢s tarde se neg¨® a luchar. Los talibanes lo detuvieron durante 30 d¨ªas. Ni esa oposici¨®n le libr¨® de Guant¨¢namo. La Alianza del Norte lo captur¨® y los estadounidenses lo llevaron al penal el 4 de mayo de 2002. Ten¨ªa 21 a?os. Cuatro meses despu¨¦s se reconoc¨ªa su inocencia en una ficha secreta: "Bas¨¢ndonos en la informaci¨®n actual, el detenido no es afiliado a Al Qaeda ni l¨ªder talib¨¢n (...) No tiene m¨¢s valor de inteligencia para EE UU (...) No supone una futura amenaza para los intereses americanos", asever¨® el comandante Michael E. Dunlavey. Tard¨® a¨²n seis meses en volver a su pa¨ªs. Jon Muhamed Barakzai tambi¨¦n sufri¨® el reclutamiento forzoso. Pero no lleg¨® a combatir. Ni siquiera recibi¨® entrenamiento. Regresaba a su pueblo cuando fue detenido, entregado a los estadounidenses y conducido al penal. Un padre que fue a buscar a su hijo al frente, en Kandahar, tambi¨¦n acab¨® en Guant¨¢namo.
El penal ha llegado a retener a un preso inocente de 89 a?os en Guant¨¢namo. Sufr¨ªa adem¨¢s demencia senil, artritis y una depresi¨®n grave. En el complejo de casas en el que viv¨ªa unos soldados hallaron un tel¨¦fono por sat¨¦lite Thuraya y una lista de n¨²meros de personas "sospechosas" de ser talibanes. El anciano no sab¨ªa de qui¨¦n era el tel¨¦fono ni sab¨ªa usarlo, pero fue hecho prisionero y conducido al penal. Acab¨® pasando con ¨¦xito la prueba del pol¨ªgrafo y las autoridades estadounidenses reconocieron que no supon¨ªa peligro ni amenaza alguna para su pa¨ªs.
La arbitrariedad del penal no solo queda clara en las fichas en las que los militares reconocen la inocencia de un preso. La vulneraci¨®n de las garant¨ªas procesales b¨¢sicas se aprecia en muchas otras, en los criterios indeterminados y generales que sirven para fundamentar una detenci¨®n. Los principios de humanidad y de proporcionalidad en las penas, de intervenci¨®n m¨ªnima, de legalidad, no existen en Guant¨¢namo. Sobre el afgano Osman Khan, nacido en 1950, afirman que "posiblemente" sea un miembro de los talibanes, pero que "no ha sido determinado con ninguna seguridad". A pesar de ello lo califican como de "riesgo medio" y recomiendan que sea trasferido, pero para que contin¨²e preso en el pa¨ªs de acogida. De otro recluso solo se indica que "se sospecha" de su relaci¨®n con "elementos subversivos". Un tal Mohammed Nasim aparece como interno 453. EE UU duda de que sea su verdadero nombre. No saben qui¨¦n es, pero asumen que "quiz¨¢" tenga "valor de inteligencia" y "riesgo alto" y proponen que contin¨²e en Guant¨¢namo. "Hay distintas posibilidades sobre su identidad real", se?alan. "Entre ellas, que sea un exministro de Educaci¨®n talib¨¢n".
La presunci¨®n de inocencia no existe en Guant¨¢namo. Es el detenido el que tiene que demostrar que no es terrorista ni talib¨¢n. No hab¨ªa pruebas contra el afgano Yamatollah Abdul, por ejemplo, pero se sospecha de su culpabilidad porque "cuando se le presiona para que explique su historia en detalle pone excusas y no colabora". "Es evasivo y reticente a reconocer ciertas cosas", afirma otra ficha. Cuando hablan sobre Khudai Dad, diagnosticado como esquizofr¨¦nico, piden que contin¨²e encarcelado porque su testimonio tiene "escasa credibilidad". Al lado de esta informaci¨®n, un informe m¨¦dico adjunto detallaba alucinaciones y episodios de psicosis aguda del enfermo. Tampoco se presentaron evidencias contra un adolescente afgano de 15 a?os trasladado al penal. No solo era inocente, sino que era una v¨ªctima. Antes de que el Ej¨¦rcito de EE UU lo hiciera prisionero, un grupo armado talib¨¢n lo hab¨ªa secuestrado y violado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.