Ignacio y Wendy rompen tab¨²es en Cuba
Las bodas homosexuales en Cuba no son legales, pero esta tarde estar¨¢n cerca de serlo. Ignacio se casa con Wendy, que se hizo una operaci¨®n de cambio de sexo
Se nos adelantaron los Pa¨ªses Bajos, B¨¦lgica, Sud¨¢frica, Noruega, Suecia, Portugal, Islandia, Argentina y hasta la mism¨ªsima Espa?a de alpargata y pandereta que nuestros abuelos nos describ¨ªan como timorata y chapada a la antigua. El matrimonio gay se constituy¨® en una realidad tambi¨¦n en varias jurisdicciones de Estados Unidos y en M¨¦xico D.F, de donde llegaban aquellos filmes de vaqueros con sombrero ancho y pistola al cinto. En apenas unas d¨¦cadas, la modernidad nos ha pasado corriendo por delante -sin un solo pelo en la cabeza para agarrarla- y nos ha encontrado con demasiados prejuicios, con demasiada ranciedad. ?C¨®mo fue que los cubanos nos volvimos pacatos y anticuados? ?Por qu¨¦ motivos -o intenciones- nos quedamos fuera del siglo veintiuno?
Al "da?o antropol¨®gico" de ser una sociedad apenas conectada a las nuevas redes de comunicaci¨®n, de poseer una pobre cultura pol¨ªtica y una inexperiencia casi infantil en cuestiones de expresi¨®n ciudadana, hay que agregarle la poca evoluci¨®n en aceptar las diferencias que hemos tenido en los ¨²ltimos cincuenta a?os. Pero siempre existen individuos que obligan a que una naci¨®n apriete el paso, se suba las enaguas y corra para treparse al tren de la historia. En este caso se llaman Wendy e Ignacio, quienes no se conformaron con la lentitud de la Asamblea Nacional para evaluar la legalizaci¨®n de los matrimonios de un mismo g¨¦nero. Ella, de ida y de vuelta de todas las discriminaciones; ¨¦l, acosado por la homofobia y por la intolerancia ideol¨®gica. Wendy, logrando una cirug¨ªa de adecuaci¨®n genital a trav¨¦s del CENESEX; Ignacio, provocando con sus ideas pol¨ªticas que Mariela Castro despidiera a su prometida del trabajo, de una instituci¨®n que dice velar por la aceptaci¨®n de la pluralidad.
Aunque lo que ocurrir¨¢ esta tarde no se considera legalmente una "boda gay", es lo m¨¢s cerca que hemos podido llegar. Wendy tiene un carnet de identidad con un nombre femenino, pero a los bur¨®cratas les costar¨¢ entender por qu¨¦ su certificaci¨®n de nacimiento dice "var¨®n". Firmar¨¢n ambos sobre un acta -ante notario- y saldr¨¢n de ese Palacio de Matrimonios como marido y mujer. Volver¨¢n a su casita del municipio Playa conscientes de que han sentado un precedente importante, que nos han dado una lecci¨®n, un corrientazo, un aceler¨®n. Y quienes presenciemos esa uni¨®n legal, especialmente esta servidora que har¨¢ las veces de madrina, tendremos el deber de agradecimiento a Wendy e Ignacio, porque por una tarde, por una breve tarde, han colocado a nuestro pa¨ªs en el tercer milenio, en el anhelado tiempo del "ahora".
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