Los rebeldes entran en el basti¨®n de Gadafi en Tr¨ªpoli

La ma?ana, la del tercer d¨ªa de la batalla de Tr¨ªpoli, ha comenzado con fuertes combates alrededor de la fortaleza bombardeada en 1986 por la aviaci¨®n de Estados Unidos y del Rixos, donde estaban enclaustrados los periodistas invitados por el r¨¦gimen. Incluso, los leales a Gadafi han disparado, seg¨²n portavoces de sus enemigos, con morteros y proyectiles de grueso calibre contra la Plaza Verde, escenario de alguno de los ¨²ltimos discursos del aut¨®crata. Tambi¨¦n los francotiradores hac¨ªan de las suyas. Aunque no demasiados barrios de la ciudad.

Los acontecimientos trepidantes que se sucedieron durante toda la jornada apoyan la tesis de que el s¨¢trapa libio no volver¨¢ a mandar en su pa¨ªs, por mucho que a un dictador tan brutal como imprevisible todav¨ªa pueda quedarle alguna carta en la manga. De hecho, a media tarde, minutos antes de que se apoderaran del cuartel general tripolitano camionetas con milicianos a bordo segu¨ªan marchando hacia la capital y no todos los focos de combate se hab¨ªan apagado.

Hab¨ªa muchas cosas que saquear, hasta un fusil ba?ado en oro que fue exibido por un afortunado combatiente en televisi¨®n

Era imprescindible para los sublevados adue?arse de Bab al Azizia. Porque el impacto psicol¨®gico tiene que ser tremendo entre quienes todav¨ªa respaldan a Gadafi, pero tampoco conviene a los rebeldes libios dar todo por concluido. Con Gadafi nunca se sabe, y los impulsivos insurrectos han dado sobrados ejemplos de cantar victoria con facilidad asombrosa. Sin ir m¨¢s lejos, con la anunciada detenci¨®n de Saif al Islam, supuestamente detenido el domingo, apareci¨® al d¨ªa siguiente repartiendo abrazos a sus fieles, precisamente en su baluarte de Dab al Azizia.

Fue un fiasco para el Consejo Nacional Transitorio, el Gobierno de los insurgentes reconocido ya por casi todo el mundo. Pero, cuidado. En las ¨²ltimas horas de hoy, la OTAN ha anunciado que hab¨ªa interceptado un misil Scue disparado desde Sirte, patria chica de Gadafi y de su tribu, donde cuenta con numerosos simpatizantes. Qui¨¦n sabe si -comprobado que al menos su hijo Said al Islam no hab¨ªa escapado de Libia hasta la noche del lunes- decidir¨¢ morir matando. La frase "es capaz de cualquier cosa" se escucha de boca de los libios desde el primer d¨ªa del alzamiento, hace ya seis meses.

Las televisiones mostraban a cientos de combatientes rebeldes a pie y en camionetas se movilizaron a la fortaleza del dictador y buscaron a Gadafi y los miembros de su familia en cada rinc¨®n. Pero no hubo suerte, no estaban all¨ª. S¨ª hab¨ªa muchas cosas que saquear, sobre todo armas de gran calibre y hasta un fusil ba?ado en oro que fue exibido por un afortunado combatiente en televisi¨®n.

En lo que sin duda eran una de las im¨¢genes que definieron la jornada, la cadena Al Yazira mostr¨® a rebeldes peleando por derribar una de las esculturas favoritas coronel Gadafi: un pu?o gigante aplastando un avi¨®n de combate estadounidense. El coronel Gadafi la hizo instalar en la fachada de uno de los edificios del complejo que fue bombardeado en 1986 por orden del expresidente Ronald Reagan, en un momento en que Libia era considerada como un Estado terrorista. El edificio derrumbado se convirti¨® en tel¨®n de fondo de Gadafi para los discursos m¨¢s importantes, incluyendo sus desaf¨ªos a los rebeldes en el inicio de la sublevaci¨®n, hace seis meses.

No estaba claro esta tarde si los rebeldes ten¨ªan el control total del gigantesco complejo residencial-militar. Al Yazira inform¨® de disparos de francotiradores en el interior, y hubo informes de que uno de los empleados de la cadena hab¨ªa recibido un disparo. CNN mostr¨® im¨¢genes de los luchadores que sal¨ªan de un edificio con lo que, seg¨²n relat¨® el periodista, eran los archivos m¨¦dicos de la familia Gadafi.

Un portavoz del Consejo Nacional de Transici¨®n, el gobierno rebelde con sede en Bengasi, donde comenz¨® el levantamiento, dijo que los rebeldes asum¨ªan que Gadafi se encontraba todav¨ªa en Libia, aunque no ten¨ªan idea de donde pod¨ªa estar. "Creemos que est¨¢ bien en Tr¨ªpoli o cerca de Tr¨ªpoli," dijo el portavoz, Guma el-Gamaty, a la BBC de Londres. "Tarde o temprano, lo vamos a encontrar, y espero que sea detenido vivo, as¨ª es como nos gustar¨ªa capturalo. Porque si se resiste, morir¨¢".

Reacciones internacionales

"Todav¨ªa hay algunos focos de resistencia", ha dicho el ministro franc¨¦s de Relaciones Exteriores, Alain Jupp¨¦, en una entrevista de radio en Par¨ªs, pero ha a?adido que cre¨ªa que "la ca¨ªda de Gadafi est¨¢ cerca." Junto con los Estados Unidos y Gran Breta?a, Francia jug¨® un papel central en las campa?as diplom¨¢ticas y militares para derrocar al coronel Gadafi y el Sr. Jupp¨¦ dijo que esos esfuerzos todav¨ªa se necesita tiempo "para llegar a la final de esta operaci¨®n."

En el frente oriental, los insurrectos marchaban hoy hacia el oeste y se aproximaban a Ras Lanas, vital instalaci¨®n petrol¨ªfera conquistada, perdida y vuelta a conquistar en m¨¢s de una ocasi¨®n, conforme al patr¨®n que ha seguido esta guerra en varios de sus frentes b¨¦licos. Porque la alegr¨ªa desbordante se ha vivido en las orientales Ajajdabiya y Brega m¨¢s de una vez, para sumirse despu¨¦s en la depresi¨®n, como sucedi¨® 48 horas atr¨¢s en Tr¨ªpoli. Pero, pese a los evidentes reveses sufridos, los avances de los sublevados se iban consolidando paulatinamente. Ahora, la marcha atr¨¢s es m¨¢s dif¨ªcil que nunca.

?Qui¨¦n Va a luchar por un l¨ªder que ha desaparecido del mapa? De hecho, Gadafi no se presenta en p¨²blico desde hace dos meses. Sus bravatas y llamamientos a defender el pa¨ªs contra el "colonialismo occidental y el "imperalismo" causar¨¢n desde hacer menor impacto del que ya provocaban.

Nadie piensa -ni la OTAN ni los l¨ªderes franc¨¦s, brit¨¢nico y estadounidense- y as¨ª lo han afirmando, que la suerte no est¨¢ echada ya para Gadafi y su camarilla. Pero mientras se desconozca el paradero del dictador, por acorralado que est¨¦, el conflicto no ha terminado. Una guerra que ha dejado a la vista una evidente destrucci¨®n en numerosas ciudades, como se pod¨ªa observar ayer en los pueblos y localidades dispersos entre la frontera tunecina y Tr¨ªpoli.