La Comisi¨®n act¨²a
Para ser eficaz, la idea de gravar las operaciones financieras debe aplicarse en toda la UE
La intervenci¨®n del presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, en el Parlamento Europeo ha sido una peque?a muestra de realismo en el marasmo de torpezas y ret¨®ricas in¨²tiles que ya viene caracterizando la gesti¨®n de la crisis econ¨®mica y financiera de la eurozona, la m¨¢s grave de la historia de la UE. Esta es una crisis que est¨¢ poniendo a prueba la capacidad de nuestras instituciones y autoridades, comunitarias y nacionales, para encontrar soluciones con las que evitar da?os adicionales a la poblaci¨®n, y en particular a las de aquellos pa¨ªses que comparten el euro como moneda.
De poco vale instrumentar una ret¨®rica defensiva como la empleada por Juncker o Trichet buscando diferencias favorables a la situaci¨®n frente a la existente en EE UU, como reacci¨®n a las declaraciones del presidente Obama en las que mostraba su razonable inquietud por la cuestionable gesti¨®n en Europa de las renovadas amenazas de la crisis de la deuda soberana. Esa preocupaci¨®n de las autoridades estadounidenses por la situaci¨®n en la eurozona es tan razonable como evidente es el grado de interdependencia que existe entre ambos bloques econ¨®micos, en especial de sus sistemas financieros. Por eso es de valorar que la Comisi¨®n, lejos de alimentar esas declaraciones defensivas, se disponga al menos a poner propuestas sobre la mesa.
Y las que Barroso ha se?alado en el Parlamento Europeo son pertinentes. Aun cuando no est¨¦ en sus manos la resoluci¨®n definitiva de la crisis abierta en los mercados de deuda p¨²blica, s¨ª es conveniente que favorezca el fortalecimiento frente a crisis venideras y que algunas iniciativas contribuyan a distribuir los costes de la crisis actual. Avanzar en la regulaci¨®n de los sistemas financieros es la primera lecci¨®n que cabe deducir de la crisis. No menos necesaria es la contribuci¨®n de esos operadores financieros a suavizar sus costes fiscales. Quienes han recibido ingentes sumas de dinero de los contribuyentes, en algunos casos coexistiendo con retribuciones escandalosas a sus directivos, han de contribuir de forma diferencial a la reducci¨®n de los d¨¦ficits p¨²blicos. No solo han de ser impuestos sobre el trabajo o sobre el consumo los que ayuden a cubrir los muy significativos recortes en el gasto p¨²blico.
Tiene todo el sentido la propuesta de Barroso de gravar con una tasa espec¨ªfica a las operaciones financieras, con el fin de ¡°contribuir de forma proporcionada¡± a satisfacer esos necesarios prop¨®sitos de consolidaci¨®n fiscal. Para que sea eficaz, y no genere oportunidades de arbitraje, el impuesto sobre las transacciones financieras deber¨ªa aplicarse en los 27 pa¨ªses de la UE. Con los tipos impositivos previstos, la recaudaci¨®n ser¨ªa de 57.000 millones de euros anuales, a partir de su entrada en vigor el 1 de enero de 2014. Deseable ser¨ªa que esta iniciativa fuera acompa?ada de otras de m¨¢s inmediata aplicaci¨®n que aceleren la transici¨®n a una verdadera integraci¨®n fiscal, desde bases de distribuci¨®n y equidad hasta ahora ausentes en no pocos sistemas tributarios de la UE.
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