Alemania europea
El apoyo del Bundestag al fondo de rescate de la UE debe seguir con los eurobonos
Durante el a?o y medio del episodio m¨¢s agudo en la crisis de la deuda soberana europea se han multiplicado las dudas sobre el liderazgo europeo, sobre la eficacia de la locomotora franco-alemana y sobre si la canciller Angela Merkel patrocinaba un ego¨ªsmo nacionalista partidario de una Europa alemana en vez de la Alemania europea que sus antecesores consagraron generosamente. Pues bien, la votaci¨®n de ayer en el Bundestag, que arroj¨® una abrumadora mayor¨ªa en favor de validar la ampliaci¨®n del fondo de rescate europeo para pa¨ªses con grave crisis de su deuda, matiza positivamente todas esas angustias.
En efecto, si bien de forma ag¨®nica, la canciller ha demostrado que mantiene bastante disciplina en su coalici¨®n democristiana-liberal en favor de los avances europeos, aunque se apunta a estos con reticencias y retrasos; ha situado en la pista de despegue f¨®rmulas planteadas con su pareja de baile francesa; y ha reverdecido la esperanza de que el sue?o de una Europa a la exclusiva medida de Alemania no ha sustituido al de una Alemania plenamente encajada en Europa.
Todas esas conclusiones lo son por elevaci¨®n, pues la decisi¨®n concreta era m¨¢s prosaica, aunque no menos trascendente: se trataba de ver que el pa¨ªs l¨ªder de la UE validara el compromiso (multimillonario) de aumentar los instrumentos para evitar el impago de cualquier socio d¨¦bil de la eurozona, y en segunda derivada, para sortear el colapso de la moneda ¨²nica.
Con el formidable empuje parlamentario de ayer, las decisiones del Consejo Europeo del 21 de julio han recibido un potente aval. Empieza ahora una nueva fase de la crisis: el forcejeo, de una parte, entre las instituciones y Gobiernos, empe?ados en imposibilitar con nuevos instrumentos la quiebra de un Estado miembro, por las consecuencias devastadoras que generar¨ªa en Europa y en la econom¨ªa global; y, de la otra, sectores del mercado, grupos de presi¨®n sobre todo anglosajones y amplias capas de profesionales de la econom¨ªa, que postulan la inevitabilidad del impago de Grecia, al que algunos ven como fuente de toda suerte de efectos milagrosos.
En esta fase deber¨ªa abrirse camino la v¨ªa intermedia: aquella que propugna mantener la estabilidad y evitar la incertidumbre, pero reforzando a¨²n m¨¢s los instrumentos de protecci¨®n del euro. Entre ellos, la creaci¨®n de los eurobonos y de un Tesoro ¨²nico europeo, veh¨ªculos de solidaridad financiero-fiscal que debieran evitar al mismo tiempo el riesgo moral de inducir a la laxitud presupuestaria.
Tras cinco derrotas en seis de las elecciones territoriales celebradas en los ¨²ltimos meses, la canciller Merkel gozar¨¢ ahora de un periodo de calma en las urnas, y de afianzamiento interno de su poder, que ojal¨¢ le permitan asumir lo evidente: los eurobonos, bien organizados, pueden servir para ampliar y profundizar el mercado de la deuda hasta el punto de afianzar la divisa europea... y tambi¨¦n los intereses espec¨ªficos de Alemania a un nivel insospechado.
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