Votos y vetos
En el contexto europeo, diferir soluciones y arrastrar los pies se ha convertido en la forma, no en la excepci¨®n
En los d¨ªas buenos, la pol¨ªtica es el arte de tomar decisiones que resuelven problemas y mejoran la vida de la gente. Pero como en la vida misma, no todos los d¨ªas luce el sol y hay ocasiones en las que la pol¨ªtica no se dignifica resolviendo los problemas, sino posponiendo sus soluciones o, directamente, agrav¨¢ndolos. Esa sensaci¨®n tenemos en el contexto europeo, donde arrastrar los pies y diferir las soluciones parece que se ha convertido en la norma, no en la excepci¨®n.
El Bundestag ratific¨® ayer las medidas de urgencia tomadas en julio, mientras que el Parlamento finland¨¦s hizo lo propio el mi¨¦rcoles. El caso es que, dos meses despu¨¦s de aquellas medidas, se supone que tenemos que congratularnos porque 11 pa¨ªses ya hayan ratificado la ampliaci¨®n de los recursos y competencias del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (ese embri¨®n de Fondo Monetario Europeo con el que estamos intentando hacer frente a la crisis). A¨²n quedan, sin embargo, otros seis por hacerlo (Austria, Chipre, Eslovaquia, Estonia, Holanda y Malta). Algunos plantean dificultades espec¨ªficas, bien porque sus Gobiernos est¨¢n en el campo de la ultraortodoxia econ¨®mica o bien porque tienen apoyos parlamentarios de partidos xen¨®fobos o euroesc¨¦pticos que reniegan de cualquier tipo de soluci¨®n que tenga un componente europeo. El resultado es que mientras sus se?or¨ªas eslovacas, austr¨ªacas u holandesas se lo terminan de pensar, la crisis ya ha desbordado por completo las medidas aprobadas en julio y el debate sobre una nueva reforma y ampliaci¨®n del fondo de estabilidad ya ha comenzado.
Gordon Brown, que fue un mal primer ministro pero un buen ministro de finanzas, ha estimado que los 400.000 millones de euros actuales de los que consta el fondo deber¨¢n ser ampliados hasta el bill¨®n de euros si se quiere evitar el colapso del sistema financiero, y eso en el escenario m¨¢s optimista porque ese bill¨®n de euros, dice, f¨¢cilmente podr¨ªa convertirse en dos. Una advertencia hecha p¨²blica el mismo d¨ªa que Angela Merkel se esforzaba en el Bundestag para convencer a los miembros de su partido y de su coalici¨®n de Gobierno de que las medidas aprobadas en julio son suficientes y de que no pedir¨¢ m¨¢s dinero a los contribuyentes alemanes para rescatar a Grecia. Est¨¢ claro que Europa es v¨ªctima de la falta de voluntad pol¨ªtica de sus l¨ªderes, pero tambi¨¦n de su m¨¦todo para tomar decisiones.
A pesar de la similitud fon¨¦tica, no hay nada m¨¢s antag¨®nico que un voto y un veto: mientras que el voto es el instrumento democr¨¢tico por antonomasia, el veto es un instrumento contramayoritario y, por tanto, esencialmente incompatible con la democracia. Y aunque la Uni¨®n Europea no es una democracia, su proceso pol¨ªtico y sus democracias nacionales est¨¢n plagadas de actores con derecho de veto que son capaces de abortar en un momento dado la toma de una decisi¨®n. Hay 27 Gobiernos que tienen que acordar los textos por unanimidad (17 si se trata de la eurozona); multitud de socios de Gobierno en coalici¨®n que tambi¨¦n tienen que ser consultados durante las negociaciones de dichos acuerdos; Parlamentos que luego los tienen que ratificar (algunos de ellos bicamerales o federales donde tambi¨¦n los Estados o regiones pueden votar); Tribunales Constitucionales, como el alem¨¢n, que tambi¨¦n gustan de examinar a fondo los acuerdos alcanzados; y, finalmente, en algunos casos, como ocurriera con la fallida Constituci¨®n europea, referendos populares (obligatorios u opcionales).
Hay que decir que, aqu¨ª, Alemania se lleva la palma. Su innegable eficacia econ¨®mica coexiste con un sistema pol¨ªtico que cuenta con un n¨²mero exagerado de instancias decisorias y actores con derecho de veto: entre el grupo parlamentario de Merkel; la facci¨®n b¨¢vara del partido; los socios liberales de Gobierno; el Tribunal Constitucional y unas muy inconvenientes elecciones regionales cada dos por tres, nos tienen a todos en vilo. Claramente, los alemanes son mucho mejores en ingenier¨ªa industrial que en ingenier¨ªa pol¨ªtica. Es una pena que los d¨¦ficits institucionales no se anoten en la contabilidad nacional: ah¨ª saldr¨ªamos ganando y ellos perdiendo.
As¨ª pues, incluso en el mejor de los casos, en un mundo ideal con Gobiernos monocolor henchidos de liderazgo, Parlamentos sumisos, Estados unitarios, electorados indiferentes y Tribunales Constitucionales d¨®ciles seguir¨ªamos teniendo 27 actores con derecho de veto, 17 en el caso de la eurozona. No es de extra?ar que ante la mera insinuaci¨®n de que la crisis del euro requerir¨ªa renegociar los Tratados europeos, cunda el p¨¢nico. Y no es de extra?ar tampoco que los mercados sospechen de un sistema pol¨ªtico (el europeo) experto en posponer tomar las decisiones importantes o directamente, evitar tomarlas. Twitter @jitorreblanca
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.