¡°Ahora es el momento para las mujeres libias de entrar en pol¨ªtica¡±
Amel Jerary, de 41 a?os, estudi¨® en EE UU, es profesora universitaria y especialista en introducir a los extranjeros en la cultura de Libia
Amel Jerary es profesora de Alem¨¢n y trabaja en Tr¨ªpoli como enlace cultural. A los empleados de las compa?¨ªas extranjeras les introduce durante cuatro d¨ªas en la historia, la religi¨®n y la vida cotidiana de Libia. Y a los libios les ense?a c¨®mo funcionan las grandes corporaciones. Es de las pocas mujeres que se ven por la calle sin velo en la cabeza. Nunca lo tuvo y nunca ha pensado que la traten peor por el hecho de no llevarlo. A la hora de pasarlo mal, cuando camina a solas, lo pasa igual que cualquiera que vaya cubierta. ¡°Tr¨ªpoli es m¨¢s segura que Madrid. Pero es cierto que caminar resulta muy desagradable para una mujer sola porque los hombres no cesan de decir groser¨ªas. Pero cuando tengo que hacer algo, lo hago. Camino aprisa y simulo que no oigo ni veo nada. Como muchas mujeres hacen aqu¨ª, piensas que tienes una misi¨®n que cumplir y la cumples¡±.
Amel estudi¨® filolog¨ªa alemana en Estados Unidos entre 1986 y 1991, despu¨¦s vivi¨® en Alemania hasta el a?o 2000, tuvo tres hijos con un marroqu¨ª, se divorci¨® en 2007 y regres¨® a Libia. Ser divorciada no le causa excesivos problemas. ¡°Conduzco y eso es muy importante aqu¨ª. Tr¨ªpoli es una ciudad muy grande. No tenemos transporte p¨²blico. Si no lo haces dependes de la familia y eso lo vuelve todo m¨¢s complicado. El divorcio aun no est¨¢ muy aceptado en esta sociedad. Pero a m¨ª me ha apoyado mucho mi familia. Y yo no hago nada que pueda romper en exceso las reglas. Vivo en una casa dentro de la misma finca que mis padres. Estoy muy ocupada, trabajo, hago mi doctorado¡ En cuanto a mis amigas, nunca me he sentido rechazada por ellas, ni ellas temen por sus maridos. Aqu¨ª no socializamos con los hombres. Yo no conozco a los maridos de la mitad de mis amigas¡±.
Tr¨ªpoli es m¨¢s segura que Madrid. Pero es cierto que caminar resulta muy desagradable para una mujer sola porque los hombres no cesan de decir groser¨ªas
El discurso de Amel est¨¢ lleno de matices, como la propia sociedad libia. No teme a la shar¨ªa, la ley isl¨¢mica que el presidente interino del pa¨ªs, Mustaf¨¢ Abdel Yalil, ha prometido implantar. ¡°Te guste o no, esto es un pa¨ªs isl¨¢mico y ese c¨®digo forma parte de nuestras ra¨ªces. Pero no creo que vaya a cambiar nada sustancial en nuestras vidas. Yo creo que el presidente lo dijo porque el Gobierno ha sido acusado de ser muy liberal. Y trata de contentar as¨ª a la mayor¨ªa del pueblo para que no le acusen de anti isl¨¢mico¡±. Ni teme que los Hermanos Musulmanes vayan a provocar un retroceso en el pa¨ªs. ¡°Lo bueno acerca de Libia es que, despu¨¦s de 40 a?os aislados, la gente quiere sentir que se pone al mismo nivel que el resto de los pa¨ªses. Queremos ser parte de este mundo, queremos vivir. La gente quiere consumir, tener mejor educaci¨®n... Y vamos a necesitar a todo el mundo, a los laicos y a los hermanos musulmanes tambi¨¦n. Ellos est¨¢n muy bien organizados y tambi¨¦n necesitaremos esa organizaci¨®n¡±.
En cuanto a su futuro, tiene claro que le gustar¨ªa trabajar en pol¨ªtica, pero en el ¨¢mbito cultural. ¡°Antes, con Gadafi, habr¨ªa sido imposible, porque era un Gobierno sexualmente corrupto. Y si hac¨ªas pol¨ªtica no cog¨ªas buena reputaci¨®n en la sociedad. Pero este es el momento. En realidad, me encantar¨ªa trabajar en el ministerio de Exteriores. Pero eso ser¨ªa algo ajeno a lo que he hecho hasta ahora y a mis 41 a?os no tengo edad para empezar de cero. Adem¨¢s, ah¨ª est¨¢s bajo todos los focos y no tienes mucho espacio para equivocarte. Por eso quisiera hacer algo que me gustara y que no fuera tan arriesgado. Cultura es lo ideal¡±.
Lo bueno acerca de Libia es que, despu¨¦s de 40 a?os aislados, la gente quiere sentirse parte de este mundo, queremos vivir
Ahora trata de contestar en su doctorado a la pregunta de qui¨¦nes son los libios. ¡°Desde unos meses atr¨¢s todo el mundo habla sobre la importancia de las tribus. Pero yo no sab¨ªa ni a qu¨¦ tribu pertenec¨ªa mi familia hasta hace solo dos a?os. Necesit¨¦ averiguarlo porque ten¨ªa que rellenar un formulario en la universidad. Se lo pregunt¨¦ a mi hermano y ¨¦l me dijo que ¨¦ramos Murabitin. Pero mi padre me ha aclarado hace poco que somos Ansaar. Nunca fue algo importante para m¨ª. Y la gente que yo conozco nunca habla de sus tribus. Lo que s¨ª es vital es el apellido. La computadora del cerebro empieza a funcionar con el apellido. As¨ª es como la gente te pone en el mapa. En Libia siempre conoces a alguien y siempre tienes a alguien en com¨²n¡±.
Tr¨ªpoli le permite estudiar, trabajar, atender a los ni?os con la ayuda de su madre de una manera que las guarder¨ªas de Alemania nunca podr¨ªan igualar. Se siente feliz en su ciudad, aunque tambi¨¦n vivi¨® momentos amargos. ¡°Una vez fui a la instituci¨®n de Planos de Libia. Yo quer¨ªa un mapa de Tr¨ªpoli para facilit¨¢rselo a los extranjeros. Aqu¨ª era muy dif¨ªcil conseguirlo, no s¨¦ por qu¨¦. Alguien me recomend¨® que no pidiera ning¨²n mapa, sino que me presentara ante el director del Instituto dici¨¦ndole que yo pod¨ªa ayudarles en la confecci¨®n de ellos. Y entonces el director se ofendi¨® much¨ªsimo. Me dijo que ¨¦l se hab¨ªa licenciado en Harvard, que d¨®nde me hab¨ªa graduado yo, que si cre¨ªa yo que estaba mejor preparada que ¨¦l. Me parece que ese hombre hab¨ªa tenido un problema con mi padre y se veng¨® de ¨¦l a mi costa. Yo estaba embarazada y supongo que me encontraba especialmente sensible. Me vi muy humillada y por primera vez en mi vida llor¨¦ en una oficina. Llor¨¦ y no pod¨ªa decir nada. Eso ocurri¨® en 2002. Y a¨²n no se me va de la cabeza¡±.
Amel pide al final de la entrevista que se incluya un mensaje que considera important¨ªsimo: ¡°Cuando miras a los grandes canales que hablan sobre Libia, como CNN o Al Yazira, parece que solo hubiera hombres en este pa¨ªs. Porque solo los entrevistan a ellos. Y hay mujeres que pueden articular perfectamente su discurso. Tenemos ideas, opiniones sobre lo que sucede. S¨®lo necesitamos que nos presten atenci¨®n¡±.
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