Un veto indecente

Que Rusia y China hayan juntado fuerzas en el Consejo de Seguridad para vetar un proyecto europeo de resoluci¨®n condenando al sanguinario r¨¦gimen sirio es una p¨¦sima noticia para los sirios que luchan por su dignidad y para el conjunto de los movimientos prodemocr¨¢ticos en el norte de ?frica y Oriente Pr¨®ximo.

El salvavidas ruso y chino a Damasco (casi 3.000 civiles muertos por las fuerzas de la dictadura) no refleja discrepancias de lenguaje con el borrador vetado, algo improbable en un aguado proyecto de resoluci¨®n en el que ni siquiera figuraba la palabra ¡°sanciones¡±. Ilustra, por el contrario, una opci¨®n pol¨ªtica muy definida por parte de ambas potencias, con argumentos tan impresentables como que el proyecto europeo iba ¡°contra el arreglo pac¨ªfico de la crisis¡± (Mosc¨²) o representaba una ¡°interferencia en los asuntos internos de Siria¡± (Pek¨ªn). Que pa¨ªses de la envergadura de India o Brasil hayan avalado con su abstenci¨®n la inacci¨®n internacional hace m¨¢s grave lo ocurrido.

En el doble veto se han mezclado agravios y geopol¨ªtica. Mosc¨² y Pek¨ªn, por un lado, han hecho pagar al Consejo de la ONU su aprobaci¨®n, en marzo, de una intervenci¨®n armada en Libia. Ambos Gobiernos se abstuvieron entonces, pero luego han condenado y juzgado excesiva la intervenci¨®n de la OTAN a favor de uno de los bandos y decisiva en la ca¨ªda del r¨¦gimen de Gadafi.

Tambi¨¦n los intereses nacionales han desempe?ado un papel determinante. Si Libia era un jugador marginal ¡ªpese a su petr¨®leo¡ª sin liderazgo en el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n, no es el caso de Damasco. Siria es un actor regional decisivo en L¨ªbano, aliado de Ir¨¢n y con ascendiente en el conflicto palestino-israel¨ª, factores todos relevantes para la pol¨ªtica global que Pek¨ªn pretende desarrollar, pero mucho m¨¢s para Mosc¨². Para el Kremlin, especialmente, la dinast¨ªa de los Asad constituye un aliado hist¨®rico, el ¨²nico relevante en esa zona del mundo y su ¨²ltima baza para mantener un pie en ella. Por eso sigue inundando de armas a la dictadura de Damasco.

Por m¨¢s que fuera previsible, el crudo no de Rusia y China a un borrador casi versallesco representa un serio fiasco para detener las atrocidades de Bachar el Asad, adem¨¢s de un rev¨¦s para Occidente. La votaci¨®n del Consejo de Seguridad augura tambi¨¦n un inquietante punto muerto internacional en escenario tan crucial como Oriente Pr¨®ximo y el norte de ?frica.