El depuesto rey de Ruman¨ªa advierte a los pol¨ªticos contra la demagogia
Miguel I se dirige al Parlamento de Ruman¨ªa por primera vez desde su derrocamiento por el r¨¦gimen comunista en 1947- El presidente, Traian Basescu, se ausent¨® de la ceremonia, en la que el exmonarca critic¨® el af¨¢n por el poder
"No veo a Ruman¨ªa como una herencia de nuestros padres, sino a un pa¨ªs que hemos tomado prestado de nuestros hijos", ha afirmado este martes Miguel I, antiguo rey de Ruman¨ªa, en su primer discurso ante el Parlamento de su pa¨ªs desde 1947, cuando fue forzado a abdicar por el r¨¦gimen impuesto por la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Invitado a hablar por los diputados de oposici¨®n con motivo de su 90 cumplea?os, Miguel I lanz¨® una serie de advertencias que se han interpretado como cr¨ªticas al presidente rumano, el conservador Traian Basescu, acusado de autoritarismo por sus adversarios. "La pol¨ªtica puede perjudicar a los ciudadanos si se desprecia la ¨¦tica, se personaliza el poder y se ignora el papel primordial de las instituciones del Estado", dijo el exmonarca, de aspecto menudo y fr¨¢gil. "Lleg¨® el momento de romper definitivamente con las malas costumbres del pasado. La demagogia, la ocultaci¨®n, el ego¨ªsmo primitivo y el af¨¢n de aferrarse al poder no tienen lugar en las instituciones rumanas de 2011, recuerdan mucho a los a?os anteriores a 1989".
Basescu, que hab¨ªa acusado a Miguel I de "traici¨®n nacional" y de ser "funcionario ruso" por su abdicaci¨®n en 1947, y el primer ministro, Emil Boc, prefirieron acudir a la celebraci¨®n del D¨ªa del Ej¨¦rcito. El ministro de Justicia, Catalin Predoiu, fue el ¨²nico representante del Gobierno en esa ceremonia hist¨®rica, que fue seguida, en cambio, por los expresidentes Ion Ilescu y Emil Constantinescu, as¨ª como por numerosos pol¨ªticos y autoridades.
Aludiendo a una vida "larga y plena de acontecimientos, algunos felices y otros muchos no tanto", Miguel I,?¨²ltimo sobreviviente de los jefes de Estado de la Segunda Guerra Mundial, subray¨® la importancia de la monarqu¨ªa en la historia del pa¨ªs, al reivindicar que "la Corona refleja el Estado en su continuidad hist¨®rica". "Unidos y junto con nuestros vecinos y hermanos, debemos seguir el esfuerzo para volver a ser dignos y respetados. Tras la libertad y la democracia, los valores m¨¢s importantes son la identidad y la dignidad", indic¨® el exmonarca y a?adi¨® que las "¨¦lites rumanas tienen su responsabilidad al respecto".
"Su majestad fue obligada a abandonar el pa¨ªs [durante casi medio siglo] en un periodo en el que un r¨¦gimen del mal luchaba en toda Europa. Su presencia demuestra una reconciliaci¨®n con el pasado y que el comunismo es un par¨¦ntesis ya cerrado", as¨ª present¨® al exmonarca el presidente del Senado, el socialdem¨®crata Mircea Geoana.
El exsoberano, acompa?ado en el hemiciclo por su hija, Margarita, destac¨® los progresos realizados por Ruman¨ªa desde la ca¨ªda del r¨¦gimen comunista mediante el afianzamiento de la democracia, las libertades y el inicio de la prosperidad.
Perteneciente a la dinast¨ªa de los Hohenzollern, Miguel I rein¨® entre los periodos de 1927-1930 y 1940-1947. Durante la Segunda Guerra Mundial, el antiguo soberano sigui¨® en Ruman¨ªa bajo la dictadura del mariscal Ion Antonescu, quien decidi¨® unirse a la Alemania nazi. Sin embargo, en 1944 arrest¨® al dictador, responsable del exterminio de alrededor de 300.000 jud¨ªos y varios miles de gitanos, y se aline¨® con los Aliados.
"Ha sido un momento constructivo y ¨²til", ha precisado el expresidente socialdemocr¨¢ta Iliescu, que record¨® adem¨¢s que se reconcili¨® con el antiguo rey en 2001, lo que permiti¨® que la familia real se pudiera instalar definitivamente en Bucarest.
Seg¨²n el analista Ion Cristoiu, este mensaje se ha apreciado m¨¢s como el pronunciamiento de un soberano en ejercicio, mientras que el senador del Partido Dem¨®crata Liberal (PDL), Radu Alexandru manifest¨® su alegr¨ªa por que "el Parlamento haya sabido rendir homenaje a un momento hist¨®rico".
El discurso, que incluye un toque de atenci¨®n a la pol¨ªtica rumana, consigui¨® levantar los aplausos durante varios minutos entre los parlamentarios que acudieron a la sala del Parlamento, situada en la mastod¨®ntica Casa del Pueblo y construida por el tirano Nicolae Ceausescu en los a?os ochenta.
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