?Qu¨¦ les pasa a los ministros de Brasil?
El control del reforzado Ministerio de Deportes y las presidenciales de 2014 marcan la agenda pol¨ªtica de Brasil
Hay una pregunta que revolotea en el aire de la pol¨ªtica brasile?a; ?Qu¨¦ les pasa a los ministros? No es normal, en efecto, que Dilma Rousseff, que hered¨® el legado de su antecesor en la Presidencia, Lula da Silva, el mandatario m¨¢s popular y carism¨¢tico de la historia de Brasil, haya tenido que prescindir en cinco meses de seis ministros (Casa Civil, Transportes, Agricultura, Ej¨¦rcito, Turismo y ahora Deportes).
Los seis tienen un com¨²n denominador: pertenec¨ªan al Gobierno de Lula, y Rousseff los mantuvo en su primer gabinete, no se sabe si por voluntad propia o por consejo de su mentor. De ellos, todos menos el ministro del Ej¨¦rcito, Nelsom Jobim, que sali¨® por criticar a dos ministras de confianza de la presidenta, est¨¢n acusados de delitos de corrupci¨®n.
La pregunta que se hacen los analistas pol¨ªticos es si no habr¨¢ detr¨¢s de tanto esc¨¢ndalo una lucha interna de poder entre el partido del Gobierno, el Partido de los Trabajadores (PT), y los principales partidos aliados, para adue?arse de algunos departamentos claves.
Significativa es la lucha entablada en este momento para adjudicarse el de Deportes, pieza clave en la preparaci¨®n del Mundial de F¨²tbol del 2014 y de las Olimpiadas de Rio (2016), motivo por el que ya que ha triplicado su presupuesto.
No se trata de que las acusaciones de corrupci¨®n contra los cinco ministros puedan no ser verdaderas. Si Rousseff, que es una mujer de gran seriedad, ha acabado prescindiendo de esos ministros es porque crey¨® a la fuerza las acusaciones de corrupci¨®n de los medios de comunicaci¨®n contra ellos.
La pregunta es otra. Puesto que esas acusaciones de corrupci¨®n no se refieren al tiempo en que son ministros de Dilma si no que se retrotraen a los Gobiernos de Lula, ?por qu¨¦ no aparecieron entonces dichas acusaciones y lo hacen ahora? ?Es que con Lula no se atrev¨ªan? ?O no ser¨¢ que ahora el Partido de los Trabajadores y los partidos aliados se sienten m¨¢s fuertes frente a la nueva presidenta para sus juegos de poder?
A Lula le preocupaba sobre todo poder contar incondicionalmente con los partidos aliados para asegurarse una gobernabilidad tranquila
Una cosa es cierta: a Lula le preocupaba sobre todo poder contar incondicionalmente con los partidos aliados para asegurarse una gobernabilidad tranquila. Su sucesora, escogida por ¨¦l, es m¨¢s sensible a una buena gesti¨®n de la Administraci¨®n P¨²blica y a la legalidad republicana. Su frase clave es: "En mi Gobierno no permitir¨¦ ilegalidades". En cada caso en los que ha tenido que prescindir de uno de sus ministros, la presidenta ha comenzado defendiendo su presunta inocencia, al mismo tiempo que ha pedido al ministro acusado que se defendiera p¨²blicamente ante el Congreso y ante los ¨®rganos de vigilancia del Estado. Solo despu¨¦s, cuando la situaci¨®n se volv¨ªa inevitable, retiraba al ministro.
Al rev¨¦s que Lula, defensor a capa y espada de sus ministros, Dilma nunca ha acusado a la oposici¨®n o a los medios de ser los responsables de las acusaciones, aunque tambi¨¦n Lula tuvo que acabar prescindiendo de sus dos ministros m¨¢s importantes, ambos acusados de corrupci¨®n: el de Econom¨ªa, Antonio Palocci, y el de la Casa Civil, Jos¨¦ Dirceu, a quien sucedi¨® la propia Rousseff en el cargo.
Lula consigui¨®, sin embargo, que Palocci volviera a ser ministro de la Casa Civil con Rousseff y Dirceu mantiene una influencia muy grande dentro del PT y aguarda para volver al Ejecutivo la sentencia del Tribunal Supremo sobre los supuestos sobornos a diputados durante el primer Gobierno de Lula, en 2005, de los que se le considera responsable.
Todo el nerviosismo que existe hoy en el Gobierno, donde los ministros van cayendo uno a uno, podr¨ªa tambi¨¦n estar relacionado con las Presidenciales previstas para 2014. Los partidos aliados presionan para que vuelva Lula. A Rousseff, curiosamente, le est¨¢n explotando las primeras huelgas significativas (servicio postal y banca) y la inflaci¨®n corre desbocada. Con Lula, en ocho a?os no hubo ninguna huelga significativa. Los sindicatos estaban en su Gobierno.
Los partidos aliados est¨¢n de alguna forma en pi¨¦ de guerra. Les gusta m¨¢s Lula que la actual presidenta y si ella se presentara a la reelecci¨®n- como todo hace pensar dada la fuerza que est¨¢ tomando en la clase media- es muy posible que en 2014 haya varios candidatos que aspiren a ocupar el Pal¨¢cio de Planalto, sede del Gobierno brasile?o.
Al final, el gran Lula acaba siendo el eje visible o secreto de los principales movimientos pol¨ªticos de este pa¨ªs.?
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