Los republicanos no logran dar con un candidato convincente
Herman Cain, pese a los esc¨¢ndalos, mantiene su ventaja frente a Romney y Perry
Barack Obama carece todav¨ªa de un rival republicano. La carrera presidencial en la oposici¨®n atraviesa por una fase de guerra sucia y desconcierto que es la muestra de la falta de credibilidad de cualquiera de los candidatos en liza y de la crisis de identidad de un partido dividido entre la presi¨®n de sus bases conservadoras y la necesidad de encontrar una figura convincente para los votantes independientes y centristas.
Obama est¨¢ es en estos momentos lejos de ser un presidente invencible. Una encuesta de ayer del diario USA Today mostraba que el 60% de la poblaci¨®n de doce estados tradicionalmente decisivos en las urnas estima que el pa¨ªs est¨¢ en la direcci¨®n equivocada. La popularidad de Obama en ese sondeo es de apenas un 40% e incluso estaba por detr¨¢s de Mitt Romney en una potencial competencia por la presidencia.
Romney parece el hombre m¨¢s capacitado para batir a Obama porque es quien mejor puede apelar a los votantes moderados contrarios a la gesti¨®n de Obama. Pero Romney no ha conquistado todav¨ªa el coraz¨®n de los republicanos, y por esa raz¨®n no es a¨²n el seguro aspirante a la presidencia.
Todos los conflictos que actualmente se viven en la oposici¨®n tienen que ver con esa fragilidad de Romney, que permite que cualquiera que llegue con otro discurso m¨¢s agresivo, m¨¢s conservador, m¨¢s provocativo, es decir, que cualquiera que no sea Romney, se convierta inmediatamente en una estrella con opciones de robarle el liderazgo.
Romney es un aspirante d¨¦bil que ni siquiera ha sido capaz de encender a sus propios seguidores
El caso m¨¢s reciente es el de Herman Cain, el propietario de la cadena de restaurantes The Godfather?s, un exitoso vendedor de pizzas. Cain es el m¨¢s sorprendente candidato republicano que uno puede imaginar. Negro, inexperto, imprudente y osado, se ha atrevido incluso a hacer un anuncio televisivo en el que su jefe de campa?a aparec¨ªa en primer plano fumando orgullosamente un cigarrillo. Es f¨¢cil de entender el grado de excentricidad que eso supone en el mundo actual. Pero ni eso priv¨® a Cain del primer lugar en las encuestas, que ocupa ya desde hace veinte d¨ªas.
Ante su persistencia en ese puesto, surgi¨® esta semana la noticia de que Cain hab¨ªa cometido acoso sexual al menos sobre dos empleadas. La denuncia parece bien fundada porque los periodistas que la respaldan aseguran poseer pruebas contundentes. Pero Cain lo ha negado y ha acusado a uno de sus rivales, el gobernador de Tejas, Rick Perry, de haber fabricado el suceso.
Perry, por su parte, ha desmentido tambi¨¦n esa acusaci¨®n, y ambos candidatos se han enzarzado en una batalla que, durante unos d¨ªas, est¨¢ alimentando las p¨¢ginas de los peri¨®dicos. La raz¨®n por la que Cain ha apuntado contra Perry es porque se supone que ambos se disputan el espacio que queda a la derecha de Romney. Desaparecido Cain, ser¨ªa el c¨¢lculo, Perry volver¨ªa a ser el hombre de los conservadores, el favorito del Tea Party.
Todos estas disputas son habituales de las campa?as electorales y ser¨¢n completamente ignoradas cuando empiece la guerra de verdad por la Casa Blanca. El problema es que nadie sabe bien c¨®mo va a llegar el Partido Republicano a esa guerra. Si, como parece l¨®gico, Romney acaba siendo el candidato, ser¨¢ siempre un aspirante d¨¦bil que ni siquiera ha sido capaz de encender a sus propios seguidores. Como ha advertido el columnista conservador George Will, ¡°Romney ser¨ªa el Michael Dukakis republicano¡±.
Despu¨¦s de muchos a?os en esta misi¨®n ¡ªya fue candidato en 2008¡ª, Romney se ha ganado fama de ser un pol¨ªtico vacilante y oportunista que siempre dice lo que conviene y carece de convicciones. Fue partidario del aborto cuando le sirvi¨® para ser gobernador del progresista estado de Massachusetts y ahora es un firme opositor a esa pr¨¢ctica. Lo mismo puede decirse de otros aspectos esenciales de su programa, como el de la reforma sanitaria.
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