Berlusconi promete dimitir cuando se aprueben las medidas de ajuste
El primer ministro consigue aprobar 'in extremis' en el Parlamento las cuentas del Estado de 2010 La perdida del apoyo de los diputados cuestiona la futura estabilidad de su Ejecutivo
La agon¨ªa pol¨ªtica de Silvio Berlusconi est¨¢ resultando mortal para Italia. Una maniobra de la oposici¨®n en bloque logr¨® este martes que todo el pa¨ªs presenciara en directo al primer ministro cada vez m¨¢s solo, herido de muerte, pero aferrado al poder aun a costa de los intereses econ¨®micos de Italia. Se votaba la rendici¨®n de cuentas de 2010. Il Cavaliere hab¨ªa venido alardeando de que a¨²n dispon¨ªa de la mayor¨ªa suficiente y de que, en el caso de no tenerla, quer¨ªa mirar a la cara a los traidores.
La oposici¨®n, tantas otras veces incapaz de aunar esfuerzos, decidi¨® entonces estar presente en la C¨¢mara de Diputados, pero no ejercer su derecho al voto. As¨ª ha conseguido un doble objetivo. En primer lugar, aprobar las cuentas ¨Cun mero tr¨¢mite, pero necesario para el funcionamiento del pa¨ªs¡ª y, sobre todo, dejarle claro a Berlusconi que ya no dispone de la mayor¨ªa absoluta, situada en la barrera de los 316. Berlusconi solo logr¨® 308 votos frente a un bloque de 321 integrado por opositores y tr¨¢nsfugas. La oposici¨®n pod¨ªa haberlo finiquitado all¨ª mismo, pero ha decidido dejarlo con vida aunque malherido. Un aut¨¦ntico riesgo en el caso de Berlusconi.
Tras la votaci¨®n, Berlusconi no se ha ido de la sala inmediatamente. Mientras escuchaba las palabras del l¨ªder de la oposici¨®n, Pierluigi Bersani, del Partido Dem¨®crata (PD), garabate¨® unas palabras en un bloc de apuntes. Tal como amenaz¨®, el primer ministro escrut¨® el sal¨®n de plenos para tomar buena nota de qui¨¦nes hab¨ªan sido los diputados desleales. Escribi¨®: ¡°8 traidores¡±. Tambi¨¦n anot¨® las palabras ¡°presidente de la Rep¨²blica¡± y ¡°una soluci¨®n¡±. Il Cavaliere se fue de la C¨¢mara con el pu?al clavado y murmurando: ¡°Me traicionaron, ?a d¨®nde quieren ir?¡±. Si bien es verdad que el resultado de la votaci¨®n pon¨ªa sobre la tarde otra pregunta m¨¢s interesante: ?qu¨¦ har¨¢ ahora Berlusconi?
Fue su ministro de Defensa, Ignazio La Russa, el que primero despej¨® la inc¨®gnita: Berlusconi ten¨ªa previsto dirigirse al Palacio del Quirinal, a ver al presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano. Esa era la visita que todo el mundo ¨Cempezando por los mercados-- esperaba con desesperaci¨®n. Que Berlusconi subiera a ver a Napolitano y le presentara de una vez por todas su dimisi¨®n. Pero nadie, durante toda la tarde, ha sido capaz de apostar un euro porque esa, la m¨¢s l¨®gica, fuese la decisi¨®n final del primer ministro. Eso s¨ª, la que fuera, ten¨ªa que ser ya. Se lo ha dicho Bersani en su discurso: ¡°Si usted no dimite, la oposici¨®n tendr¨¢ que tomar otras medidas porque as¨ª no podemos seguir¡±. Hasta ¨¦l mismo se lo ha confiado a sus leales una vez repuesto del mal trago: ¡°Muchachos, cerremos filas y decidamos r¨¢pido qu¨¦ cosa hacer¡±.
Tras visitar a Napolitano, se ha sabido que Berlusconi guardaba un naipe en la manga. Un comunicado de la presidencia de la Rep¨²blica anunci¨® que el primer ministro pondr¨ªa su cargo a disposici¨®n¡ una vez aprobado los presupuestos con las reformas exigidas por Bruselas. O lo que es lo mismo, Il Cavaliere vuelve a ganar tiempo. Seg¨²n el comunicado, Berlusconi expres¨® a Napolitano ¡°gran preocupaci¨®n por la urgente necesidad de dar respuestas puntuales a las expectativas de los socios europeos con la aprobaci¨®n de los presupuestos de 2012, oportunamente enmendados siguiendo observaciones y propuestas de la Uni¨®n Europea. Una vez cumplido ese tr¨¢mite, el presidente del Gobierno pondr¨¢ su cargo a disposici¨®n del jefe del Estado¡±. ?Se acaba aqu¨ª la historia? Puede que s¨ª y puede que no.
Carmelo Lopapa, periodista parlamentario del diario La Repubblica, est¨¢ convencido de que Berlusconi puede dar todav¨ªa alguna sorpresa: ¡°?l est¨¢ seguro de que puede recuperar la mayor¨ªa del Congreso. De los ocho que han fallado hoy, uno estaba en el ba?o, otro hospitalizado y una m¨¢s en arresto domiciliario. Los otros cinco se pueden convencer, seg¨²n parece pensar¡±. De hecho, el primer ministro ha demostrado ser muy persuasivo en al menos dos votos de confianza muy delicados, el 14 de diciembre de 2010 y el 14 de octubre. Esta podr¨ªa ser la raz¨®n, seg¨²n el periodista, de por qu¨¦ ¡°los partidos de la oposici¨®n tienen miedo a exponerse demasiado y siguen pidi¨¦ndole que dimita solo. Si presentan ellos una moci¨®n de desconfianza para ponerle frente a un s¨ª o un no del Congreso, temen no alcanzar la cuota de los 316¡±.
Su tarde triste lo ha sido a¨²n m¨¢s porque frente a ¨¦l se alz¨® la voz serena, con talla pol¨ªtica, de Pierluigi Bersani. ¡°Este voto certifica que el Gobierno ya no tienen mayor¨ªa en esta C¨¢mara. Voy a decir muy poco para respetar este momento excepcional. Esta jornada es seguida por millones de italianos que est¨¢n preocupados por el trabajo que no encuentran, por sus rentas y por sus ahorros. Est¨¢n preocupados por la inmediata perspectiva del pa¨ªs. Aqu¨ª todos sabemos que se trata de preocupaciones reales, bien arraigadas en la realidad. Tenemos un problema de credibilidad con este Gobierno. Nadie ya piensa que est¨¦ capacitado para aguantar y enfrentarse a esta situaci¨®n. El voto de hoy es el certificado de que el d¨¦ficit de credibilidad tiene fundamento. Los n¨²meros lo cuentan claro. Una ley t¨¦cnica pudo ser aprobada no por mano del Gobierno, sino por mano de fuerzas que quieren que el Primer ministro dimita. Se lo pido con toda sinceridad, dimita, por favor, entregue su cargo al Presidente de la Rep¨²blica, le diga que tantee el Parlamento para hacer otro Gobierno]. Aqu¨ª haremos nuestra parte. Si no lo hace, y ni siquiera me atrevo a pensarlo, las oposiciones van a tomar iniciativas ulteriores [una moci¨®n de desconfianza]. De una se?al, una sacudida. No podemos acabar en el borde del barranco¡±.
Ahora queda m¨¢s de un mes para ver Berlusconi cumple su promesa y dimite, ya que antes de la aprobaci¨®n de las medidas de ajustes de la UE se tienen que realizar varios tr¨¢mites parlamentarios. El Ejecutivo de Berlusconi tiene por delante la ratificaci¨®n en el Parlamento de una enmienda a los presupuestos de 2012 que hace una semana aprob¨® el Consejo de Ministros. En esa "maxienmienda", cuyo contenido espec¨ªfico a¨²n se desconoce, figuran las primeras exigencias hechas por la UE a Berlusconi para garantizar la estabilidad financiera del pa¨ªs, que tiene una deuda p¨²blica del 120% de su PIB.
Est¨¢ previsto que este mi¨¦rcoles, el Gobierno presente en el Senado la "maxienienda" a los presupuestos de 2012, que, siguiendo su curso habitual, pueden ser votados por el pleno de la C¨¢mara alta ya la pr¨®xima semana. Posteriormente, los presupuestos deber¨¢n pasar por la C¨¢mara de los Diputados para su aprobaci¨®n definitiva, que el primer ministro hab¨ªa calculado que se producir¨ªa con un procedimiento habitual a mediados de diciembre. Esta noche, despu¨¦s de otro d¨ªa de infarto, lo ¨²nico que queda sobre la mesa es la promesa de Berlusconi de que dimitir¨¢. Una promesa, al fin y al cabo. De Berlusconi, al fin y al cabo.
Los ajustes que la UE reclama a Italia
- La deuda p¨²blica italiana es de un 120%.
- La Comisi¨®n Europea ha pedido a Roma que avance en su agenda presupuestaria con acciones espec¨ªficas y un calendario concreto.
- Las reformas afectan al sistema de pensiones y el marco jur¨ªdico para mejorar el clima empresarial y de negocios y la competitividad.
- Los ajustes contemplan subir la edad de jubilaci¨®n de los 65 hasta los 67 a?os. La propuesta italiana, que no ha satisfecho a Bruselas, era elevar la edad de forma progresiva desde 2012 hasta 2025 para hombres y mujeres del sector p¨²blico y privado.
- Italia tambi¨¦n reformar¨¢ el mercado laboral antes de que acabe este a?o, que prev¨¦ la modificaci¨®n de las prestaciones de desempleo e indemnizaciones.
- El FMI y la Uni¨®n Europea enviar¨¢n inspectores al pa¨ªs para supervisar el cumplimiento de los acuerdos pactados.
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