"Me prend¨ª fuego para que se hable de los derechos humanos en T¨ªbet"
Hace una semana Megmar Tenzin, de 26 a?os, tom¨® una botella con disolvente para pintura, se roci¨® con ella y trat¨® de inmolarse a las puertas de la Embajada de China en Nueva Delhi
"No tuve ¨¦xito. Hubiera preferido morir. Me prend¨ª fuego para que se hable de los derechos humanos en T¨ªbet", dice contundentemente Megmar Tenzin. Este tibetano es uno de los ¨²ltimos en la lista de la docena que se han prendido fuego este a?o. Les llaman los ¡°m¨¢rtires en llamas¡± y la mayor¨ªa son monjes y monjas. Muchos han muerto y la mayor¨ªa se concentra en Sichuan, en el suroeste de China.
Tenzin asegura que su acci¨®n, la primera fuera de China, fue como apoyo a ¡°mis hermanos que han sacrificado sus vidas¡±. Hace una semana el joven de 26 a?os tom¨® una botella con disolvente para pintura que hab¨ªa en su casa, que est¨¢ en remodelaci¨®n. Despu¨¦s tom¨® un autob¨²s que lo llev¨® hasta la puerta de la Embajada de China en Nueva Delhi. All¨ª se roci¨® con la sustancia y encendi¨® su mechero. Ardi¨® por unos segundos, "pero los guardias de la Embajada llegaron en unos segundos con extintores. Me sorprendi¨® que llegaran tan r¨¢pido".
El tibetano narra as¨ª su historia en el modesto hotel en el que est¨¢ al cuidado de la comunidad tibetana en el enclave de refugiados en Nueva Delhi, Majnu Ka Tila. Aqu¨ª es donde naci¨® y creci¨® Tenzin y es muy conocido entre los vecinos. Decenas se han acercado a verle. ?l les recibe acostado en la cama con su camisa con motivos tropicales. "Es un verdadero h¨¦roe", dice Ba Palden un viejo amigo activista que llega a mitad de la entrevista.
En su receta medica dice que tiene del 15 al 20% del cuerpo con quemaduras profundas, todas bajo una escayola en toda la pierna izquierda. La enfermera encargada asegura que necesitar¨¢ cirug¨ªas de reconstrucci¨®n.
Occidente no se atreve a condenar a China por intereses econ¨®micos"
Tenzin cuenta sus dos motivos para inmolarse: "Llamar la atenci¨®n internacional hacia la falta de derechos humanos en T¨ªbet y apelar a los tibetanos para que sigamos responsabiliz¨¢ndonos por la causa¡±. Como la mayor¨ªa de los j¨®venes en el exilio, dice sentir frustraci¨®n: "Occidente no se atreve a condenar a China por intereses econ¨®micos".
Lleva siete a?os en el activismo, algunos de ellos en el Congreso Tibetano de la Juventud. Asegura haber sido golpeado y encarcelado siete veces por protestar. Le prometi¨® a su padre moribundo que luchar¨ªa por la causa tibetana. "La primera vez que mi padre estuvo orgulloso de m¨ª fue cuando me encarcelaron la primera vez". Su madre adoptiva, que en realidad es su t¨ªa, se enoj¨® cuando supo que intent¨® quemarse: ¡°No por lo que quise hacer, sino porque no le avis¨¦¡±, asegura. Al menos, dice que en India tiene la posibilidad de que su mensaje llegue al mundo, pero los tibetanos dentro de T¨ªbet son acallados.
Excusa su acci¨®n, controvertida desde el punto de vista de la religi¨®n budista: ¡°No lo hice por beneficio propio, sino por mis hermanos, debo hacer algo por sus derechos". Reconoce que de haber muerto no hubiera cambiado nada la situaci¨®n en T¨ªbet, ¡°pero al menos hubiera llamado un poco la atenci¨®n y se estar¨ªa hablando m¨¢s de eso.
El Dalai Lama no ha condenado las inmolaciones, que se prev¨¦ puedan seguir ocurriendo. Ayer hubo otro intento de un joven monje en Katmand¨². En una visita en Jap¨®n, el l¨ªder espiritual de los tibetanos asegur¨® que tras estos sacrificios est¨¢ el ¡°genocidio cultural¡± de China que tiene en una situaci¨®n ¡°desesperada¡± a esta comunidad. Pek¨ªn, por su parte, asegura que los incidentes son ¡°instigador por la camarilla del Dalai Lama¡±.
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