La zorra se larga del gallinero
El gallinero ha tenido como guardi¨¢n, durante casi dos d¨¦cadas, a la se?ora zorra, astuta y golosa bestezuela irreprimiblemente atra¨ªda por gallinas, polluelos y huevos frescos. Es cierto que ha sido elegida para su honorable cargo por la entera granja, en democr¨¢tica votaci¨®n en la que han participado, encantados de su destino, todos los animales, incluidas las aves de corral. Es inacabable la cuenta de sus destrozos en su largo paso por uno de los m¨¢s esplendorosos corrales de la comarca. Ahora que la hemos echado y se larga con el rabo entre las piernas, para encontrarse quiz¨¢s con el castigo que merecen su glotoner¨ªa, sus enga?os y su mendacidad, habr¨¢ que repararlos y recuperar la vida pr¨®spera y ordenada que tuvo un d¨ªa este gallinero maravilloso.
La corrupci¨®n, la evasi¨®n fiscal, la fuga de capitales, el fraude societario, el soborno, y muchas m¨¢s figuras del delito forman el repertorio de los obst¨¢culos que va eludiendo mediante la acci¨®n de ej¨¦rcitos de abogados, auxiliados por los parlamentarios y el propio Gobierno, para conseguir prescripciones, anular procedimientos, enmudecer testigos, comprar jueces o aprobar legislaciones ad hoc que act¨²en como un escudo de impunidad. Lo ¨²nico que termina dando sentido a su acci¨®n de gobierno es el mantenimiento de la mayor¨ªa que le garantiza aprobar la legislaci¨®n salvadora, en detrimento de la divisi¨®n de poderes, el Estado de derecho y la honorabilidad de la propia Rep¨²blica.
Un pa¨ªs que permite a su primera fortuna hacerse con todo el poder medi¨¢tico y pol¨ªtico acepta el riesgo de precipitarse hacia la dictadura, y solo supera los desperfectos que provoca tal conflicto de intereses si tiene, como es el caso, una sociedad civil fuerte y unas instituciones s¨®lidas. As¨ª ha sido. Al final ha recibido el castigo que merece quien se conf¨ªa demasiado. Esa zorra vieja y decr¨¦pita estaba tan feliz y contenta de su poder imperial que necesitaba exhibir la fuerza er¨®tica que sin duda alguna empezaba a faltarle, de ah¨ª que sus ¨²ltimos delitos fueran la corrupci¨®n de menores y el proxenetismo. Los suyos empezaron a abandonarle. Las instituciones europeas e italianas han ido a por ella. Los mercaderes de la comarca han hecho el resto.
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