La sombra del 'nido de esp¨ªas'
El asalto a la legaci¨®n brit¨¢nica hace recordar la toma de rehenes de EE UU en 1979
Nada m¨¢s conocerse que la Embajada brit¨¢nica en Teher¨¢n estaba siendo asaltada, el paralelismo con la toma de la legaci¨®n estadounidense en 1979 era inevitable. Los propios participantes en la protesta de hoy han querido agitar ese fantasma. En declaraciones difundidas por la televisi¨®n iran¨ª, equiparaban ambos casos y ped¨ªan que, como se hizo con EEUU, se cerrara la representaci¨®n del Reino Unido y se expulsara a su embajador. Entonces como ahora, unos estudiantes exaltados forzaron su entrada en el edificio de la avenida Taleghan¨ª, que luego bautizar¨ªan como ¡°el nido de esp¨ªas¡±, pero el Ir¨¢n de 2011 no es el de hace 32 a?os.
Para empezar, el apoyo al r¨¦gimen ha dejado de ser casi un¨¢nime como demostraron las protestas que siguieron a la controvertida reelecci¨®n de Mahmud Ahmadineyad en junio de 2009. Para seguir, el propio r¨¦gimen se encuentra profundamente dividido, en parte por la brutal represi¨®n de aquella oposici¨®n pac¨ªfica y en parte por una oscura lucha de poder entre partidarios y rivales del pol¨¦mico presidente.
La juventud tampoco es la misma. Si aquellos j¨®venes que Masumeh Ebtekar describe en su libro Takeover in Tehran (La toma de Teher¨¢n) como ¡°idealistas¡± representaban la desconfianza hacia EEUU y la fe en Jomeini de la mayor¨ªa de su generaci¨®n, hoy los ideologizados +basiyis+ s¨®lo representan a una minor¨ªa de la juventud iran¨ª. La cifra ¡°cientos de estudiantes¡± citada en los propios medios iran¨ªes resulta exigua en un pa¨ªs con 3,5 millones de universitarios, de los que al menos un mill¨®n cursan sus estudios en la capital.
Aunque esa realidad no resta gravedad a una acci¨®n como la de hoy, permite poner el riesgo en su contexto. Adem¨¢s, la concentraci¨®n frente a la embajada ten¨ªa todos los ingredientes de un evento organizado desde arriba. Para empezar, en Ir¨¢n no es posible organizar una manifestaci¨®n sin el visto bueno oficial, como se hizo evidente durante las protestas de 2009. Tampoco parec¨ªa muy espont¨¢neo que las c¨¢maras de la televisi¨®n y los fot¨®grafos dispusieran de una plataforma justo enfrente de la entrada al recinto diplom¨¢tico, tal como se apreciaba en algunas im¨¢genes. En el segundo ataque, en el jard¨ªn de Golhak, incluso ha podido verse c¨®mo los polic¨ªas se sub¨ªan al muro y ayudaban a los asaltantes a saltar fuera.
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