Los socialdem¨®cratas arremeten contra la doblez de Merkel
La oposici¨®n acusa a la canciller de dar lecciones fuera y no poner orden en casa
La actuaci¨®n de Angela Merkel en la etapa crucial de esta crisis europea tiene tan confusos a los alemanes como a los observadores extranjeros. Aqu¨ª causan sorpresa las recientes cr¨ªticas de la oposici¨®n en Francia, que compara a Merkel con el belicista y maquiav¨¦lico canciller Bismarck. Si algo se le reprocha a la canciller es, precisamente, su falta de iniciativa y de liderazgo. Los problemas con los vecinos se achacan a la poca claridad alemana y a las deficiencias diplom¨¢ticas del Gobierno. As¨ª que Merkel, que carece de aptitud para los gestos teatrales o la grandilocuencia, dedic¨® parte de su discurso parlamentario de ayer a disipar las acusaciones de prepotencia. De nuevo aludi¨® a los padres de la Uni¨®n Europea y volvi¨® a alinearse en su tradici¨®n. La Unificaci¨®n de Alemania y la Uni¨®n de Europa son, dijo, ¡°dos caras de la misma moneda¡±. Alemania ¡°no quiere dominar¡± el continente. Comparada con parafernalia nacionalista y enf¨¢tica que puso en marcha la v¨ªspera el presidente franc¨¦s Nicolas Sarkozy en Tol¨®n, la alocuci¨®n de Merkel al Bundestag fue un dechado de recato y de objetividad.
Tambi¨¦n fue aburrida y anodina. El jefe parlamentario socialdem¨®crata Frank-Walter Steinmeier (SPD), acus¨® a la democristiana Merkel (CDU) de ser ella misma un riesgo para la estabilidad europea. La canciller, seg¨²n dijo Steinmeier en su r¨¦plica, ¡°ha abandonado una tras otra todas las posiciones que hab¨ªa adoptado en la lucha contra la crisis¡±. Una falta de coherencia que erosiona, seg¨²n dice, la credibilidad del pa¨ªs. Steinmeier acusa a Merkel de haber provocado ¡°que incluso nuestros vecinos m¨¢s afines¡± se hayan vuelto contra Alemania. A esta ¡°hipocres¨ªa¡± se suma que ¡°no ha explicado la situaci¨®n¡± a los alemanes: en las negociaciones sobre el rescate del euro ¡°no hemos tratado de salvar a Italia o a Grecia, sino de salvarnos a nosotros mismos, nuestras finanzas y nuestros puestos de trabajo¡±. Esa es, dijo, ¡°la verdad¡± a la que ha faltado la canciller.
Steinmeier meti¨® el dedo en la llaga exterior del Gobierno: ¡°el que quiera dar lecciones de austeridad, tendr¨¢ que poner en orden su casa antes¡±. Apunt¨® que Merkel no sigue la disciplina fiscal que impone en las negociaciones con sus socios europeos, a los que "piden que se aprieten el cintur¨®n mientras bajan los impuestos aqu¨ª". ¡°Nadie le acusa de haber provocado la crisis¡±, le dijo a Merkel, ¡°pero lo que usted ofrece no es pol¨ªtica sino teatro¡±. En un discurso tan duro como cab¨ªa esperar, el l¨ªder socialdem¨®crata acus¨® a Merkel de estar ¡°parada ante la casa europea, que arde hasta el tejado, obligando a otros a que asuman las responsabilidades¡±.
Hablar de casas ardiendo parece una met¨¢fora apropiada. El ministro de Hacienda Wolfgang Sch?uble dijo esta semana a unos periodistas extranjeros que se siente ¡°como un bombero al que los pir¨®manos abroncan porque no apaga de una vez el fuego¡±. Le hab¨ªan preguntado sobre la voluntad de Mariano Rajoy de seguir los dictados de Berl¨ªn: ¡°nosotros no dictamos¡±, sino que ¡°tenemos que convencer a nuestros ciudadanos de que arriesguen cientos de miles de millones de euros¡± para ayudar a los socios. Los gobernantes alemanes andan en terreno minado, emparedados entre el miedo de sus votantes a perder sus ahorros y las cada vez m¨¢s aceradas (y a menudo populistas) cr¨ªticas de sus socios. Adem¨¢s, les amenaza la espada de Damocles del posible fracaso de las medidas m¨¢s audaces para superar la crisis. Porque si no sirviera de nada el bazuca del Banco Central Europeo (BCE), que muchos pintan como la gran panacea, se habr¨¢ quemado el ¨²ltimo cartucho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.