?Beneficia China a Latinoam¨¦rica?
La clave para resistir la competencia industrial de Pek¨ªn est¨¢ en la integraci¨®n y la cooperaci¨®n
Cabe preguntarse hasta qu¨¦ punto la expansi¨®n econ¨®mica de China ha beneficiado a los pa¨ªses latinoamericanos. Es conocido que la mayor¨ªa de estos afrontaron la globalizaci¨®n en funci¨®n del Consenso de Washington, esto es, una r¨¢pida liberalizaci¨®n comercial y una disminuci¨®n general del papel del Estado en temas econ¨®micos. A diferencia de ellos, China realiz¨® las reformas econ¨®micas desde dentro y, desde 1978, el objetivo fue reestructurar gradualmente la econom¨ªa bajo control estatal.
El enfoque chino de la liberalizaci¨®n no pudo ser m¨¢s distinto al latinoamericano. En abierto contraste con la ¡°terapia de choque¡± practicada en Am¨¦rica Latina, China ha venido globalizando en virtud de lo que Deng Xiaoping denomin¨® ¡°cruzar el r¨ªo sintiendo una a una cada piedra¡±, lo que permiti¨® el desarrollo previo de empresas e industrias locales antes de liberalizar por completo. Tal como sostiene Kevin Gallagher, a causa de estas diferentes trayectorias de liberalizaci¨®n, el Estado chino todav¨ªa mantiene la capacidad de controlar e impulsar el proceso de globalizaci¨®n de su econom¨ªa, mientras que la liberalizaci¨®n en Am¨¦rica Latina ha dejado b¨¢sicamente al Estado como subsidiario. En China, resulta obvio que las multinacionales han ganado terreno, pero el Gobierno ha impulsado eficazmente las empresas locales, mediante masivas inversiones p¨²blicas y p¨²blico-privadas.
Antes de la crisis financiera de 2008, numerosos analistas sosten¨ªan que el r¨¢pido crecimiento chino impulsar¨ªa el desarrollo econ¨®mico latinoamericano. Sabemos que el auge del gigante asi¨¢tico condujo a un incremento de las exportaciones de las materias primas y a un aumento generalizado de los precios de las mismas en todo el mundo.
En el caso de que persista la tendencia que lleva a que las exportaciones de productos industriales latinoamericanos sean desbancadas por China, existe el peligro de que Am¨¦rica Latina quede reducida a la dependencia exportadora de productos primarios. Recuerda Gallagher que el Gobierno chino aprendi¨® pronto que la adquisici¨®n de tecnolog¨ªa extranjera a trav¨¦s de las multinacionales no conducir¨ªa necesariamente a la transferencia y desarrollo de la tecnolog¨ªa propia. Era preciso incrementar la capacidad de absorci¨®n de las compa?¨ªas locales y desarrollar la propia capacidad tecnol¨®gica.
Ni que decir tiene que la cuesti¨®n no consiste en aprender a combatir a China, sino en c¨®mo aprender de China
La estrategia para lograrlo consisti¨® en apoyo gubernamental, en inversi¨®n cuantiosa en I+D en empresas concretas y en la creaci¨®n de institutos y universidades especialmente dedicadas a I+D. Atenci¨®n especial merecieron las compa?¨ªas consideradas estrat¨¦gicas para la industrializaci¨®n.
A primera vista, la expansi¨®n china es muy positiva para Am¨¦rica Latina. Sin embargo, si Am¨¦rica Latina no aumenta su competitividad industrial, China la suplantar¨¢ en varios sectores de mercado en casa y en el mundo. Ello resultar¨ªa devastador porque Latinoam¨¦rica cuenta con los mercados regionales y globales para impulsar su diversificaci¨®n exportadora.
Ni que decir tiene que la cuesti¨®n no consiste en aprender a combatir China, sino en c¨®mo aprender de China. Ninguna otra naci¨®n en desarrollo ha logrado en tan poco tiempo cambios tan notables en su estructura industrial. Hay que decir, empero, que China no es un caso que pueda ser mec¨¢nicamente traspasado a las estrategias de desarrollo latinoamericanas y que solo Brasil (y, hasta cierto punto, M¨¦xico) disponen de la capacidad industrial, mercados exteriores e internos para intentar imitar a China.
Por cierto, son precisamente Brasil y M¨¦xico quienes recientemente est¨¢n teniendo importantes fricciones con China. El primero estima que est¨¢ inundado de productos chinos y exige la revaluaci¨®n de su moneda, el yuan, para evitar que la industria brasile?a sea da?ada a¨²n m¨¢s de lo que ya ha sido.
Adem¨¢s, un creciente sector de opini¨®n considera abusivo que Pek¨ªn compre casi exclusivamente materias primas y denuncia la introducci¨®n en la regi¨®n de una cultura empresarial del ¡°vale todo¡±, con desprecio de las normas de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo. Un dato ilustrativo sobre este particular es que numerosos ejecutivos locales incorporados a empresas chinas que operan en Brasil rompen tempranamente su contrato. De ah¨ª que el Gobierno de Brasilia acabe de anunciar que aplicar¨¢ controles m¨¢s r¨ªgidos a las importaciones de China, pues teme que estas incluso aumenten en Latinoam¨¦rica y que, a causa de la crisis, decrezcan en Estados Unidos y en una Europa que se encamina hacia la recesi¨®n. Por su parte, el Gobierno de M¨¦xico denuncia las permanentes pr¨¢cticas desleales de las empresas chinas, que recurren a diversos m¨¦todos para enga?ar a las autoridades aduaneras mexicanas. La C¨¢mara mexicana de la industria del vestido sostiene que nueve de cada 10 d¨®lares de importaci¨®n de productos chinos entra ilegalmente.
No se trata de configurar a China como ¡°amenaza¡±. Es simplemente un gigante pol¨ªtico, econ¨®mico y financiero, capaz de retar a Europa y a Estados Unidos. Tales caracter¨ªsticas exigen a Am¨¦rica Latina una concertaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica, sencillamente para poder competir. El gran reto de esta parte del mundo es lograr el alto grado de cooperaci¨®n regional (econ¨®mica y pol¨ªtica) imprescindible para iniciar nuevas estrategias de desarrollo, viables en un mundo de competencia global sin miramientos. La integraci¨®n y cooperaci¨®n latinoamericanas son clave para resistir la competencia industrial de Pek¨ªn. Intentar hacer frente al desaf¨ªo que supone el coloso chino individualmente, de Estado a Estado, es una aventura condenada al fracaso. Los l¨ªderes latinoamericanos tienen la palabra.
Emilio Men¨¦ndez del Valle es embajador de Espa?a y eurodiputado socialista.
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