Una gamba entre ballenas
Los l¨ªderes norcoreanos quieren defender a su pa¨ªs de toda influencia exterior para garantizar la independencia y, de paso, continuar en el poder.
Una gamba entre ballenas. As¨ª definen los coreanos a su pa¨ªs. Un pa¨ªs, hoy partido en dos, de peque?o tama?o y poblaci¨®n en comparaci¨®n con China y Jap¨®n, las dos potencias hist¨®ricas de Asia Oriental. Un pa¨ªs incapaz de hacer frente a Estados Unidos, uno de los actores principales en la regi¨®n desde la Segunda Guerra Mundial. Y un pa¨ªs respetuoso con Rusia, que vuelve a estar involucrado en la pen¨ªnsula coreana. ?Y c¨®mo reacciona la gamba ante esta situaci¨®n? Cerr¨¢ndose al mundo exterior, con el fin de no ser aplastada por las ballenas cuando estas se enfrentan entre ellas.
La met¨¢fora de la gamba y las ballenas ilustra por qu¨¦ Corea fue denominada el ¡°reino ermita?o¡± cuando, en el siglo XIX, Europa y Estados Unidos entraron de lleno en el juego geopol¨ªtico de la regi¨®n. La dinast¨ªa Joseon, que gobern¨® Corea entre 1392 y 1910, decidi¨® que lo mejor para su pa¨ªs era no establecer relaciones diplom¨¢ticas o comerciales con ninguno de los pa¨ªses que llamaban a su puerta, con el anhelo de no verse envuelta en los conflictos comerciales y b¨¦licos que asolaron a Asia Oriental por entonces. Siguiendo una doctrina de clara influencia confucianista, los Joseon pensaron que podr¨ªan defender a sus s¨²bditos. La colonizaci¨®n por parte de Jap¨®n demostr¨® de manera dr¨¢stica que aquello no era posible. Pero los coreanos no perdieron el anhelo de poder encerrarse en s¨ª mismos, ajenos a toda injerencia.
As¨ª pues, no es de extra?ar que Corea del Norte sea hoy el pa¨ªs m¨¢s cerrado al mundo exterior y a su vez la ¨²nica dinast¨ªa comunista de la historia. Pyongyang desconf¨ªa de sus vecinos y de Estados Unidos, a quienes acusa de ser los responsables de la divisi¨®n de Corea y de su actual pobreza. El hecho de que Corea del Sur sea hoy un pa¨ªs plenamente desarrollado, con cada vez mayor peso pol¨ªtico en Asia, no hace sino acrecentar el hermetismo norcoreano. Se¨²l va camino de convertirse en una ballena por derecho propio. Pyongyang sigue siendo una gamba, a pesar de estar en posesi¨®n de un programa de armas nucleares. Los l¨ªderes norcoreanos quieren defender a su pa¨ªs de toda influencia exterior. Piensan que esto es lo ¨²nico que puede garantizar la independencia de Corea del Norte. Por supuesto, as¨ª de paso se aseguran continuar en el poder.
Corea fue denominada el ¡°reino ermita?o¡± cuando, en el siglo XIX, Europa y Estados Unidos entraron de lleno en el juego geopol¨ªtico de la regi¨®n
Mientras, el confucianismo de la dinast¨ªa Joseon se reproduce en cierta manera con la dinast¨ªa Kim. Tras la muerte de su padre, Kim Jong-il guard¨® un luto de tres a?os antes de asumir formalmente el poder, como mandan los preceptos confucianistas. No ser¨ªa de extra?ar que su hijo, Kim Jong-un, haga lo mismo. Puede que haya una lucha interna entre las facciones del r¨¦gimen norcoreano por tener una mayor influencia en el proceso de toma de decisiones. No obstante, el joven Kim probablemente sea quien en ¨²ltima instancia decida la pol¨ªtica que va a seguir su pa¨ªs. El haber recibido el benepl¨¢cito de su difunto padre y del Gobierno chino le da autoridad moral dentro del r¨¦gimen. Pero Kim Jong-un, como buen hijo, probablemente dar¨¢ continuaci¨®n a la pol¨ªtica de su padre. Por lo que el pa¨ªs m¨¢s herm¨¦tico del mundo seguir¨¢ cerrado, a no ser que las ballenas le aseguren a la gamba que no ser¨¢ aplastada.
Ram¨®n Pacheco Pardo es profesor titular del King¡¯s College de Londres, experto en Asia.
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