El d¨®lar frente al euro
Los europeos somos conscientes de que el destino de Europa depende de Italia
En el a?o 2012 se decide si el euro sobrevive robustecido, o perece arrastrando a Europa a la cat¨¢strofe. En el primer cuatrimestre la eurozona necesita pr¨¦stamos por 444.000 millones de euros, que sobrepasar¨¢n los dos billones a finales del a?o. El mayor deudor es Italia con 386.000 millones de euros, una suma enorme, pero que, dada su fortaleza econ¨®mica, podr¨ªa pagarse, seg¨²n los expertos. Los temores provienen m¨¢s bien de la enorme fragilidad del sistema pol¨ªtico italiano, en el que no se descubre un partido capaz de imponer los sacrificios que ser¨ªan necesarios para salir del atolladero. Los europeos somos conscientes de que el destino de Europa depende de Italia.
El segundo pa¨ªs es Francia con 378.000 millones de euros de deuda, acerc¨¢ndose peligrosamente a la recesi¨®n con un desempleo en aumento. Sigue Alemania con 257.000 millones de euros. Pese al descenso de las exportaciones y del consumo interno, muestra, sin embargo, una estabilidad macroecon¨®mica hasta cierto punto envidiable. En cuarto lugar viene Espa?a con una deuda de 175.000 millones de euros.
El monto total de la deuda por s¨ª no dice mucho, ya que su carga depende del tama?o del producto interior bruto (PIB) y de la capacidad de crecimiento de cada una de estas econom¨ªas, diferencias que al final explican que por el dinero que recibe prestado Alemania haya pagado un inter¨¦s m¨¢ximo del 2% y Espa?a haya superado el 5%.
Si se lleva la pol¨ªtica adecuada de ahorro, es decir, una que a mediano plazo no congele el crecimiento, son altas las probabilidades de salir del hoyo. Se comprende que as¨ª las cosas, haya incomodado a los europeos la advertencia de Obama de que, si se quiere evitar una crisis mundial de consecuencias catastr¨®ficas, la eurozona tendr¨ªa que resolver a la mayor brevedad la cuesti¨®n de la deuda. Indigna que el aviso provenga de un pa¨ªs con una deuda que alcanza casi el 10% del PIB americano de un a?o, superando a la europea en un 15 %.
Pese a unas infraestructuras decr¨¦pitas, unos servicios p¨²blicos de calidad ¨ªnfima y una pol¨ªtica social muy deficiente, una buena parte de los americanos sigue demandando menos Estado y sobre todo menos impuestos.
Mientras Europa procura salir de la crisis reduciendo dr¨¢sticamente la deuda, Am¨¦rica pretende continuar viviendo a cuenta de sus acreedores.
?C¨®mo se explica entonces que los mercados acosen a Europa y toleren que Estados Unidos, con un endeudamiento superior, siga viviendo del pr¨¦stamo externo? Algo influir¨¢ que las agencias de evaluaci¨®n de riesgos sean todas americanas, pero indudablemente decisivo es el papel del d¨®lar como moneda de reserva. Una ca¨ªda fulminante del d¨®lar llevar¨ªa a la ruina no solo a los pa¨ªses ¡ªChina, Jap¨®n¡ª que tienen en esta moneda una buena parte de sus reservas, sino que hundir¨ªa al comercio internacional que se maneja en d¨®lares, y no solo las transacciones de petr¨®leo.
El papel que el d¨®lar desempe?a en la econom¨ªa mundial permite que Estados Unidos pueda endeudarse cada vez m¨¢s. Una inflaci¨®n controlada ¡ªellos deciden la suma de d¨®lares que circulan¡ª rebaja la deuda con el descenso continuo del valor del d¨®lar.
La prioridad econ¨®mica para Estados Unidos es mantener el d¨®lar como divisa de reserva, algo que a medio plazo cuestiona el euro. Desde sus comienzos, los economistas americanos han insistido en que era inviable una moneda com¨²n para pa¨ªses con productividad tan dispares.
Pero el euro no solo parec¨ªa funcionar, aportando a la eurozona un lustro de estabilidad y crecimiento, sino que mejoraba de continuo su valor respecto al d¨®lar, a la vez que crec¨ªan las reservas que se hac¨ªan en euros. Han sido a?os en que los europeos han ido ampliando su presencia econ¨®mica en unos Estados Unidos a la b¨²squeda siempre de inversiones extranjeras para sobrevivir.
La crisis mundial, originada en Estados Unidos, abre la posibilidad de que cambien las tornas. Si el euro desapareciese, no solo se habr¨ªa eliminado al principal contrincante del d¨®lar, sino que los poseedores de esta moneda podr¨ªan comprar Europa a precio de saldo.
Es un rumor que no ha surgido entre la izquierda europea, sin fuerza ya ni para entonar el viejo antiamericanismo, sino entre empresarios europeos que, por lo pronto, se apresuran a abastecerse de d¨®lares.
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