Romney gana en New Hampshire y avanza hacia la candidatura
La victoria es holgada, pero no tanto como para zanjar la carrera republicana
Mitt Romney ha obtenido en las primarias del Estado de New Hampshire, como estaba previsto, una victoria holgada, suficiente para ratificar su condici¨®n de favorito a la nominaci¨®n a la candidatura presidencial del Partido Republicano, pero a¨²n no tan contundente como para desanimar a sus contrincantes a seguir present¨¢ndole batalla e intentar derrotarle en escenarios que les sean m¨¢s propicios.
Romney ha obtenido, con un 92% de las papeletas escrutadas, un 39% de los votos, por delante de Ron Paul (23%) y Jon Huntsman (17%). Es un triunfo claro, que, sumado al que obtuvo la pasada semana por ocho votos de diferencia en Iowa, lo convierte en ganador en las dos primeras contiendas de estas primarias, algo que pocos han conseguido antes y que constituye un ¨¦xito inapelable.
Pero Romney no solo compet¨ªa aqu¨ª contra Paul o Huntsman, ambos rivales menores que nunca tuvieron posibilidades de llegar muy lejos en la carrera presidencial. Romney compet¨ªa tambi¨¦n con las dudas que su candidatura ha despertado desde el principio en las filas conservadoras del partido, que solo se pondr¨¢n de su lado, si acaso, cuando su nominaci¨®n sea ya un hecho. Y, en ese sentido, la victoria de hoy en New Hampshire exige m¨¢s consideraciones.
Romney ha obtenido menos de un 8% m¨¢s de los votos que consigui¨® en este Estado en 2008, cuando qued¨® segundo. New Hampshire es un territorio muy favorable para Romney, no solo porque este es un espacio para los moderados en el que las primarias est¨¢n abiertas tambi¨¦n a independientes y dem¨®cratas, sino porque adem¨¢s es un Estado vecino y muy vinculado a Massachusetts, donde Romney fue gobernador y ha desarrollado toda su carrera pol¨ªtica. Romney es popular aqu¨ª desde hace muchos a?os y se valora de ¨¦l, precisamente, lo que se le critica en otros lugares, su centrismo y capacidad de adaptaci¨®n a las circunstancias.
Romney sigue siendo el favorito en las encuestas y el ¨²nico que tiene dinero para competir en buenas condiciones en el resto de las primarias
La noche en New Hampshire ha dejado otros mensajes sobre la campa?a republicana. Huntsman, el m¨¢s moderado en esta carrera, lo ha hecho bien, pero no tan bien como para pronosticarle otros ¨¦xitos en el futuro. Su supervivencia en la disputa depender¨¢ del tiempo que ¨¦l quiera insistir en hacerse un nombre de cara al futuro. Paul, que ha quedado segundo, se ha ganado, en cambio, el derecho a ser tenido en cuenta dentro de un partido en el que su presencia resulta absolutamente ex¨®tica. Su radical predicamento contra toda presencia del Estado tiene muchos adeptos en estos tiempos, y el partido habr¨¢ de entenderse con Paul si no lo quiere tener en su contra. Mucha gente le corteja para que sea candidato presidencial de un tercer partido.
Newt Gingrich, que se ha quedado en el 9,4% de los votos, ha sido uno de los derrotados de la jornada. El otro ha sido Rick Santorum, el segundo en Iowa, que aqu¨ª apenas ha llegado al 9,3%. Pero lo cierto es que los dos son demasiados conservadores para tener opciones en New Hampshire. Tanto ellos como Rick Perry, que ni siquiera hizo campa?a en este Estado, esperar¨¢n a Carolina del Sur, el d¨ªa 21, para jugarse todas sus cartas.
El diario The Wall Street Journal califica el programa econ¨®mico de Romney de falta de originalidad y de audacia
Carolina del Sur, donde el voto dem¨®crata est¨¢ dominado por la derecha religiosa, va a ser una gran prueba sobre la fortaleza de cada cual. Tambi¨¦n para Romney, que tiene que ganar all¨ª para acabar con este debate sobre su debilidad. Cuanto m¨¢s tarde en consolidarse como un aspirante cre¨ªble, m¨¢s dif¨ªcil le va a resultar aglutinar a todas las fuerzas que requiere para presentar seria batalla a Barack Obama en noviembre pr¨®ximo. Si Romney no consigue movilizar al Tea Party y a los conservadores, adem¨¢s de abrir el campo hacia los moderados, sus posibilidades de victoria en las presidenciales se reducir¨ªan considerablemente.
Todo est¨¢ en manos de Romney. ?l es quien debe convencer a los esc¨¦pticos y ser capaces de unir energ¨ªas ahora diseminadas. Seguramente va a recibir mucha ayuda del establishment republicano (congresistas, gobernadores, fuerzas econ¨®micas), preocupado por la erosi¨®n que se est¨¢ produciendo en la credibilidad del partido. De hecho, ha sido sustancial en las ¨²ltimas semana la inyecci¨®n de dinero en los Comit¨¦s de Acci¨®n Pol¨ªtica (PAC, en sus siglas en ingl¨¦s) que respaldan a Romney. Los PAC, que est¨¢n teniendo una gran protagonismo en estas elecciones, est¨¢n autorizados a gastar ilimitadas cantidades en propaganda puesto que, formalmente, no son parte de una campa?a sino instrumentos de divulgaci¨®n de ideas pol¨ªticas.
Pero, en ¨²ltima instancia, es el candidato quien tiene que conseguir resultados contundentes para robustecer su posici¨®n. Si un candidato llega a la convenci¨®n del partido ¨Cla republicana ser¨¢ en agosto en Tampa (Florida)- con el n¨²mero de delegados suficientes como para ser nominado pero sin haber ganado la autoridad necesaria para competir contra el rival dem¨®crata, existe una posibilidad te¨®rica de elegir a otra persona, aunque eso significar¨ªa un escenario de crisis del que el Partido Republicana pretende huir a toda costa.
Romney tiene que ganar fuerza mucho antes de la convenci¨®n, y tiene que empezar a hacerlo ya. Su problema es que le falta autenticidad para conseguirlo. Adem¨¢s de que su conversi¨®n al conservadurismo sea sospechosa ¨Cabundan las pruebas de centrismo que dio durante su tiempo como gobernador y pol¨ªtico de Massachusetts-, sus ideas econ¨®micas son cuestionables. El diario The Wall Street Journal ha calificado el programa econ¨®mico de Romney por detr¨¢s de los de Santorum o Gingrich, por su falta de originalidad y de audacia para afrontar los problemas que en estos momentos tiene el pa¨ªs.
A eso se suma ahora el episodio de Bain Capital, la firma de inversiones que Romney dirigi¨® desde mediados de los a?os ochenta hasta el final de los noventa, que crea incertidumbre sobre la capacidad de ¨¦ste como empresario, lo que se supon¨ªa su punto m¨¢s fuerte, as¨ª como sobre su sentido de la solidaridad con las clases medias. Probablemente, las operaciones de Bain Capital, donde compr¨® empresas en quiebra para reestructurarlas y volverlas a vender a mejor precio, no ser¨¢n muy cuestionadas en las primarias republicanas, pero s¨ª lo pueden ser en las posteriores presidenciales.
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