Son im¨¢genes ins¨®litas, nunca vistas. Lo que reflejan no, al contrario. Forma parte de los ritos de la violencia guerrera desde que el mundo es mundo. El robo, la rapi?a, la violaci¨®n, la mutilaci¨®n o la profanaci¨®n de cad¨¢veres son el resto inercial de una fuerza a la que se le ha permitido proyectarse sin l¨ªmites. ?Ay de los vencidos! La frase latina incluye la meada sobre los muertos y los heridos.
La virtud que tiene nuestra ¨¦poca es que la tecnolog¨ªa que la caracteriza, tan provechosa para el arte de matar, tambi¨¦n lo es para el arte de la transparencia. Si en ¨¦pocas anteriores pod¨ªamos esconder bajo las alfombras la suciedad insoportable de las guerras que libr¨¢bamos, ahora las im¨¢genes del horror se nos aparecen como pesadillas en Youtube y se difunden por Twitter y Facebook. Sin la miniaturizaci¨®n de las c¨¢maras digitales y su incorporaci¨®n a los m¨®viles y sin las redes sociales no habr¨ªan existido ni se habr¨ªan publicado las im¨¢genes de los cuerpos vejados y martirizados de Abu Ghraib, la grabaci¨®n de la matanza de civiles en Bagdad difundida por Wikileaks bajo el t¨ªtulo de 'Asesinato colateral' o ahora esos cuatro marines que orinan sobre los cuerpos reci¨¦n ametrallados de unos talibanes.
Tan expresivas como las im¨¢genes son las tomas de sonido que las acompa?an sin dejar asomo alguno de duda, por si pudiera haberla, sobre la actitud de los soldados. En Abu Ghraib fueron los propios torturadores, fascinados por las im¨¢genes, quienes obtuvieron las pruebas de sus cr¨ªmenes. En el caso del helic¨®ptero, la grabaci¨®n es el protocolo audiovisual que acompa?a al ametrallamiento a¨¦reo, algo de creciente inter¨¦s precisamente para controlar el comportamiento de los soldados al entrar en fuego. Las im¨¢genes del escuadr¨®n de los meones, tomadas por un quinto soldado con su tel¨¦fono m¨®vil, se dir¨ªan, en cambio, fruto de la casualidad. No parece haber dudas de que alguien pedir¨¢ explicaciones sobre su difusi¨®n a este quinto marine que no me¨® sobre los cad¨¢veres y que es el ¨²nico h¨¦roe de los cinco.
Comentarios
Los ej¨¦rcitos de la coalici¨®n que sirven en Afganist¨¢n deben ser el ejemplo de la civilizaci¨®n de sus pa¨ªses y el reflejo de los valores morales y principios sociales que vinieron a defender y difundir en este pa¨ªs asi¨¢tico como parte de la democracia occidental, pero la realidad es todo lo contrario.Esta escena de la meada es un ejemplo entre muchas vejaciones practicadas por ej¨¦rcitos materialmente triunfantes, pero moralmente tan hundidos como los muertos, no digo los perdedores. En los casos que cita el Sr. Bassets, AbuGhreib de Irak y esta escena de la meada, son el reflejo de arrogancia y superioridad que envuelven al soldado norteamericano, y privilegios apoyados por la inmunidad que le protege ante cualquier impunidad de cr¨ªmenes de guerra tanto cometidos en sus libradas guerras. La administraci¨®n de Washington siempre ha defendido, o por lo menos, protegido a sus soldaditos, en su mayor¨ªa inmigrantes y necesitados de arreglo de su situaci¨®n de American Citizen, ante toda reclamaci¨®n de la ley. El otro ejemplo est¨¢ en actos del ej¨¦rcito israel¨ª, que y a pesar de dos o tres casos, bien filtrados por la prensa y con una aurora propagand¨ªstica de hacernos creer que tambi¨¦n se les reclaman ante la justicia militar, que sigue cometiendo diariamente violaciones de los derechos civiles de ciudadanos palestinos, tanto en sus casas y dominios territoriales como en las c¨¢rceles israel¨ªes, donde detienen a m¨¢s de diez mil individuos sin acusaci¨®n ninguna, ni ser visitados por Amnist¨ªa Internacional. Aun no nos hemos olvidado de aquellas im¨¢genes en las cuales se destrozaban con piedras codos y manos de los detenidos palestinos. Hace poco vimos el intercambio de mil presos ¨¢rabes por el soldadito Shalit, la mayor¨ªa pasando los ¨²ltimos d¨ªas de sus condenas, algunos llevaba en la c¨¢rcel m¨¢s de 23 a?os, pero nadie nos informa sobre m¨¢s de tres mil palestinos detenidos, incluidos un poco m¨¢s de 300 mujeres y ni?os, durante el a?o pasado. La forma y la hora de su detenci¨®n no se difunden. Actos de violaciones cometidas por los colonos y bajo protecci¨®n de los soldados cuentan m¨¢s de una veintena diariamente. Mientras no se presentan estos delincuentes ante tribunales militares, poco podremos hacer en defensa del d¨¦bil o quien resiste la ocupaci¨®n.
Seguramente, todos pensamos que nunca caer¨ªamos en actitud tan abyecta, como todos pensamos que no seremos nosotros quienes sufriremos un accidente, o como todos pensamos que no seremos nosotros quienes caeremos en la trampa de la corrupci¨®n. Una f¨¢bula de invencibilidad de la edad madura. Nuestra pesadilla es pensar que pudi¨¦ramos caer tan bajo, llegado el caso. Al menos, la m¨ªa. Por muy convencido que puedas estar de tu conciencia, da miedo pensar que puedas convertirte en un malnacido a las primeras de cambio. La guerra, pienso, debe sacar lo peor del ser humano, como hay otras que sacan lo mejor, lo que no s¨¦ es cu¨¢les. El otro d¨ªa apuntaba que la crisis. Era un espejismo. O mejor, un deseo.
Solo en la guerra de Gila no pasan estas cosas. En las dem¨¢s, todo es posible, y como bien dice el autor, siempre ha sido as¨ª, con la diferencia de que ahora se registra todo gracias a los medios con que se cuenta y que nos lo cuenta con pelos y se?ales.
Pero claro, si a las tropas se las arenga como Franco arengaba a los moros, todo es posible (testimonio extra¨ªdo de un libro sobre Chaves Nogales, de Mar¨ªa Isabel Cintas Guill¨¦n). Y dice Franco: "Vais a reconquistar de nuevo tierras andaluzas. Vais por todo lo vuestro: la Alhambra de Granada, la Mezquita de C¨®rdoba. Todas las tierras del Califato. Todo lo que ha sido de vuestros antepasados. Pero, adem¨¢s, o¨ªdme bien, soldados m¨ªos hermanos del Islam: ?vais a matar cristianos!". Ya sabemos qui¨¦n fue el antecedente m¨¢s pr¨®ximo de la reivindicaci¨®n de Al-Andalus por parte de Bin Laden.
Ummm¡. Y qu¨¦ hay de los descabezamientos que hacen los talibanes, que hay con la mutilaci¨®n y quema de cad¨¢veres y despu¨¦s los colgaron en un puente en Irak, qu¨¦ hay de la pedrada que se le hace a una mujer enterrada hasta el cuello por darse un gusto con el amante, qu¨¦ hay de las violaciones y abuso que se hace en esa parte del mundo, ah? qu¨¦ hay de los marines brit¨¢nicos que se pasaron por las armas de entre piernas a los soldados argentinos en las Falkland, que hay de las depredaciones de cuerpos que se les hace a las chicas menores de 11 a?os en el mundo musulm¨¢n con la cortada del cl¨ªtoris y zurcimiento de vaginas. Qu¨¦ hay de todas las violaciones humanas que hacen otras culturas como en india, china, ¨¢frica, latinoamerica, medio oriente y aqu¨ª nos asombramos porque un par de marines se pegaron una meada sobre un par de cad¨¢veres, c¡¯mon people! Give me a break!!
Ah!, no. El quinto marine, el fot¨®grafo, tampoco es un h¨¦roe. No vayamos a pensar que el crimen peor que se comete contra esos cad¨¢veres es mearles encima. Lo peor es matarlos. De lo contrario estar¨ªamos contribuyendo a deformar ¨C casi a invertir ¨C la importancia de las cosas. Lo terrible es que la noticia m¨¢s relevante es orinar sobre los muertos ( o parodiando a Boris Vian, escupir sobre las tumbas), lo peor es que esta sociedad insensibilizada, cautiva de la ¡°espectacularidad¡± de algunas im¨¢genes, se sobresalte porque alguien orine sobre los cad¨¢veres y tolere ( tolerar es el resultado final de la desinformaci¨®n, de la falta de profundidad sobre los acontecimientos¡) que los aut¨¦nticos responsables de estos y de todos los asesinatos de las guerras son se?ores de despacho que s¨®lo pisan campos de batalla en momentos de tranquilidad para seguir arengando a los soldados. Sean quienes sean los soldados, sean quienes sean esos ¡°se?ores de la guerra¡± de despacho. Muchas veces los soldados son - todos ¨C v¨ªctimas, tambi¨¦n los asesinos, tambi¨¦n los vencedores. H¨¦roes ninguno, v¨ªctimas casi todos.
Posguerra y poscrisis: una reflexi¨®n de hechos comparados.Y tras la guerra, la posguerra. En la primera se pasa mal, en la segunda se pasa casi igual, sobre todo si perteneces al bando vencido. Tres a?os de guerra feroz, veinte de posguerra fam¨¦lica. Y con la crisis ocurre algo parecido. Cuatro a?os de crisis aguda, diez de recuperaci¨®n cr¨ªtica. Que no todo es salir. Sales del parto y entras en el posparto, del operatorio al posoperatorio. Tras la crisis, la poscrisis, que no necesariamente alivia. Pueden surgir complicaciones. Cuando nos dicen que falta poco para salir de la crisis, parece como si fuera la soluci¨®n a nuestros problemas, cuando m¨¢s bien puede significar el comienzo de otros, el inicio de otras hipotecas. En la crisis, como en la guerra, se enfrentan dos bandos, quedando al final, por emplear terminolog¨ªa m¨¢s acorde al caso, endeudados y endeudadores (neologismo para referirme a quien ha vencido en la batalla de la deuda vencida y no pagada). Si ganan los segundos, que es lo normal, restan a?os de esclavitud y pobreza para los endeudados, a?os de trabajar el doble para obtener lo mismo, a?os de sufrimiento a raudales. Siempre quedar¨¢ el consuelo de las l¨¢grimas, pero por goteo, para que no nos emocionemos demasiado. Ser¨¢n unos a?os de poscrisis dolorosos en los que se cometer¨¢n abusos de todo tipo, lo mismo que la represi¨®n hace su agosto al final de la contienda b¨¦lica. Que no todo es acabar. La liberaci¨®n de acabar contrasta con la dureza de comenzar de cero, sin medios y trasquilado. Como en la guerra, en la crisis habr¨¢ vencidos y vencedores. C¨®mo saber en qu¨¦ bando te encuentras. Una pista: si anda temeroso por lo que le pueda ocurrir a usted y a los suyos, adem¨¢s de a sus bienes, ya puede imaginar en qu¨¦ lado se encuentra de la balanza. Si, por el contrario, anda seguro por la calle y no teme que le pase nada, puede declararse vencedor sin riesgo a perder nada. Ejemplos del primero: casi todos. Ejemplos del segundo: cuatro contados pero con mando. Nos espera una dura poscrisis, que podr¨ªa definirse como aquel periodo en que ya se ha firmado el armisticio, uno de los bandos se ha rendido y solo queda esperar a ver qu¨¦ nos dicen que tenemos que hacer quienes han ganado. Es posible que llevemos ya un par de a?os de poscrisis.
Muchas gracias Sr Basset...Aprovecho la ocasi¨®n para enviarle un video sobre el genocidio de la rep¨²blica Laica Francesa en Argelia:http://barbarosqueyaestanaqui.blogspot.com/2012/01/french-atrocities-in-algeria.htmlMuy amable.Es vd un gran analista.
Y si a la guerra y a la posguerra les acompa?a el exilio de una parte de la poblaci¨®n como consecuencia indisociable, en la crisis y la poscrisis el compa?ero inseparable es la emigraci¨®n. Y dicen que siempre se van los mejores, por lo que guerra y crisis empobrecen a un pa¨ªs. Los vencidos, ya sea por raz¨®n de ideas o de deudas, salen disparados tan pronto estalla la guerra, y en muchos casos, cuando estalla la paz. Que la recuperaci¨®n no siempre es del agrado de todos. Y aqu¨ª acaban las reflexiones de hechos comparados. Que la guerra da mucho de s¨ª, aunque todas sean iguales, todas se reduzcan, como cuenta Chaves Nogales en sus Cr¨®nicas de la Guerra Civil, a estrago y derrota. Otra cosa es c¨®mo se administren ambas. Y lo que se aprende de Chaves Nogales a cr¨®nica pasada, tanto de la realidad de entonces como de la de ahora.
siempre fue asi siempre va a ser asi Igualmente Deplorable
Im¨¢genes ins¨®litas, s¨ª, nadie se puede 'acostumbrar a eso,. Nunca vistas, claro, no suele grabarse esto, pero el que crea que esto es un hecho aislado, sea del bando que sea y en TODOS los conflictos... es que es un ingenuo.
La guerra es una aberraci¨®n y esto es una m¨¢s de sus consecuencias.
Estimado Sr.Bassets, saludos. Esta no es la primera micci¨®n de los marines norteamericanos que llega a la prensa. En 1949 integrantes de ese cuerpo armado orinaron la estatua del H¨¦roe Nacional Cubano, Jos¨¦ Mart¨ª(1853-1895), ubicada en el Parque Central de la ciudad de La Habana(Richard Choinsgy, se sent¨® sobre la cabeza de la estatua de Mart¨ª y George Jacob Wagner, fueron dos de los marines que profanaron el monumento) Una gran indignaci¨®n estremeci¨® en ese entonces la sociedad cubana al publicarse las fotos tomadas por un reportero gr¨¢fico que casualmente estaba en el lugar(Fernando Chaviano), y numerosos j¨®venes protagonizaron una ardiente protesta frente a la sede diplom¨¢tica estadounidense. El embajador norteamericano en Cuba acudi¨® a disculparse ante la prensa pero no record¨® en p¨²blico el nombre del pr¨®cer ultrajado por sus conciudadanos y el remedio fue peor que la enfermedad. Ahora un video muestra a miembros del Cuerpo de Marines orinando cad¨¢veres en Afganist¨¢n. Tampoco es esta la primera vez que integrantes del ej¨¦rcito norteamericano aparecen en escenas similares en nuestro tiempo. La revista Der Spiegel public¨® el pasado a?o las fotos de soldados estadounidenses retrat¨¢ndose s¨¢dicamente con los cad¨¢veres de afganos: el Capit¨¢n del ej¨¦rcito norteamericano Jeremy Morlock pos¨® sonriente mientras sosten¨ªa por el pelo la cabeza de un campesino afgano muerto. En el video que se acaba de divulgar, de 34 segundos, se aprecia c¨®mo un soldado filma a otros cuatro que orinan riendo sobre tres cad¨¢veres, mientras uno de ellos llega a decir ¡°ten un buen d¨ªa, amigo¡±. Lo ocurrido ahora en Afganist¨¢n ha llevado a que la Secretaria de Estado norteamericana, y ex miembro en la junta directiva de Wal-Mart, Hillary Clinton(Chicago 1947), se declare consternada y plante¨¦ que lo ocurrido ¡°es absolutamente inconsistente con los valores estadounidenses, con los est¨¢ndares de comportamiento que esperamos de nuestro personal militar y al que se acoge la gran, gran mayor¨ªa de nuestro personal militar¡±, aunque lo sucedido en la Cuba de 1949 y la historia de las intervenciones de EU (desde Corea y Vietnam a Iraq y Afganist¨¢n)demuestre todo lo contrario. ?Mala memoria la de la se?ora que semanas atr¨¢s se destornillaba de la risa al conocer del linchamiento de Muamar el Gadafi(1942-2011)? Las c¨¢maras de la Cadena CBS jugaron una mala pasada a Clinton, quien pensando que no estaba siendo grabada solt¨® una carcajada tras escuchar que Gadafi hab¨ªa sido linchado y exclam¨® a modo de broma: ¡°Fuimos, vimos, muri¨®¡±. La periodista, tambi¨¦n ri¨¦ndose, le pregunta si su reciente visita a Tr¨ªpoli tuvo algo que ver con el linchamiento p¨²blico de Gadafi, a lo que la secretaria de Estado le responde, inicialmente, que no. Luego, Clinton a?ade todav¨ªa entre risas de ¡°que as¨ª fue¡±. Parece ser, que los tristemente c¨¦lebres marines imperiales en todo el mundo tienen una misi¨®n complementaria a los bombardeos, la destrucci¨®n y la invasi¨®n de naciones : la misi¨®n de humillar.sc
Very good post! Thanks a lot.
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