La crisis se lleva por delante el tradicional europe¨ªsmo de los espa?oles
Un gran pesimismo econ¨®mico y la cacofon¨ªa institucional de la UE han degradado r¨¢pidamente el esp¨ªritu proeuropeo de Espa?a
Un gran pesimismo econ¨®mico y la cacofon¨ªa institucional de la Uni¨®n han degradado r¨¢pidamente el esp¨ªritu europe¨ªsta de Espa?a. Un 62% de los espa?oles ¡°tiende a desconfiar¡± de la Uni¨®n Europea, frente a un 30% que ¡°tiende a confiar¡± en ella, seg¨²n datos del ¨²ltimo Eurobar¨®metro (noviembre de 2011).
El porcentaje de desconfianza registrado en Espa?a supera a los medidos en las mismas fechas en Francia o Alemania, aunque todav¨ªa no llega al tradicional euroescepticismo del Reino Unido o al sobrevenido en Grecia a golpe de malas noticias. Las ¨¦lites pol¨ªticas no han alentado directamente el brusco giro de la opini¨®n espa?ola. El anterior Gobierno socialista ni siquiera reconoci¨® sus cambios de pol¨ªtica econ¨®mica en funci¨®n de las presiones comunitarias. Oficialmente, los principales partidos de izquierda o derecha siguen siendo europe¨ªstas. Ninguna voz significativa del PP ni del PSOE se alza contra la UE, como tampoco de los nacionalistas catalanes o vascos, que suelen ver a Europa como un marco m¨¢s adecuado para sus intereses que el del Estado espa?ol. Pero tampoco es buena la informaci¨®n europea a disposici¨®n de los ciudadanos: tras muchos a?os como uno de los pa¨ªses m¨¢s beneficiados por los fondos comunitarios, el CIS descubri¨®, en noviembre de 2009, que solo una minor¨ªa (26%) sab¨ªa que Espa?a recibe m¨¢s de lo que aporta a la UE. Son m¨¢s los que cre¨ªan, err¨®neamente, lo contrario.
A escala europea, los j¨®venes, los que cuentan con mejores estudios, los profesionales y las personas que no tienen dificultades para llegar a fin de mes son las que m¨¢s conf¨ªan en la Uni¨®n. La confianza es menor entre los mayores, los que no alcanzan estudios superiores, los parados, los jubilados y las personas con dificultades para pagar sus facturas.
La confianza en la UE tambi¨¦n es mayor entre los que valoran la globalizaci¨®n como una oportunidad, que a su vez son las capas social y econ¨®micamente mejor situadas. Y tambi¨¦n entre aquellos que eval¨²an positivamente la situaci¨®n de la econom¨ªa nacional -que, en el caso de Espa?a, son muy pocos.
De la inserci¨®n de Espa?a en las instituciones europeas se esperaban beneficios para la consolidaci¨®n de las libertades y la reducci¨®n de diferencias econ¨®micas y sociales, como efectivamente los hubo. Pero un 67% de los espa?oles piensa ahora que las cosas van en la direcci¨®n equivocada en la UE, frente a un 13% que cree que van en la direcci¨®n correcta. A¨²n as¨ª es pronto para declarar a Espa?a como un pa¨ªs euroesc¨¦ptico.
Aunque la confianza ciudadana ha sufrido una ca¨ªda brutal (en octubre de 2010, tres de cada cuatro espa?oles todav¨ªa expresaba una opini¨®n buena o muy buena de la UE, seg¨²n el Latinobar¨®metro), otros datos invitan a pensar en un pa¨ªs a la espera de las soluciones europeas. Seis de cada 10 espa?oles se muestran de acuerdo en que a nuestro pa¨ªs le ha venido bien pertenecer a la UE, y que permanecer dentro sigue siendo positivo, aunque ese porcentaje est¨¢ a la baja, de acuerdo con diversas encuestas recientes. Hay margen para recuperar la confianza: un 74% de los espa?oles considera urgente un gobierno europeo con suficientes poderes para unificar y coordinar la actuaci¨®n de los 27 pa¨ªses que componen la Uni¨®n, seg¨²n el ¨²ltimo bar¨®metro de Metroscopia (enero de 2012). Parece un claro respaldo ciudadano a los recientes acuerdos de Bruselas ¨Cde los que se excluy¨® Reino Unido.
No es una tarea al alcance solo del Gobierno de Rajoy, pero la opini¨®n p¨²blica le est¨¢ marcando el camino: trabajar para que esa gobernaci¨®n conjunta sea posible. Adem¨¢s de las dificultades para conseguirlo, queda otra prueba de fuego: saber si la opini¨®n es suficientemente consciente del precio a pagar por ese gobierno en com¨²n. Esto es, que las decisiones nacionales se vean condicionadas por un marco fijado desde instancias superiores de la UE o del directorio que se intenta formar en su seno.
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