Vendetta china en Roma
Hallado muerto tambi¨¦n el segundo presunto asesino de Zhou Zeng y su hija
Zhou Zeng, de 31 a?os, y su hija Joy, de seis meses, fueron asesinados el pasado cuatro de enero en Roma. El hombre llevaba a su beb¨¦ en brazos cuando dos j¨®venes magreb¨ªes a bordo de una motocicleta se les acercaron para llevarse una bolsa que ¨Cdespu¨¦s se supo¡ªconten¨ªa 16.000 euros. El crimen, adem¨¢s de provocar la indignaci¨®n y el miedo en una ciudad cada vez m¨¢s violenta, destap¨® un secreto muy bien guardado. Desde hac¨ªa meses, los peque?os comerciantes chinos ven¨ªan sufriendo robos por parte de j¨®venes delincuentes del norte de ?frica que hab¨ªan descubierto en ellos a las v¨ªctimas perfectas. Dado que en sus negocios manejan dinero contante y sonante, muy pocas veces tarjetas o facturas, raramente denuncian ante la polic¨ªa el robo de un patrimonio oficialmente inexistente. Sin embargo, el asesinato de la ni?a Joy y de su padre ¨Cabatidos por la misma bala, ante la desesperaci¨®n de la madre¡ª dispar¨® todas las alarmas.
Los chinos aparcaron su habitual mutismo y salieron a la calle por miles para exigir justicia. Los pol¨ªticos ¨Cdesde el presidente Giorgio Napolitano al alcalde de la ciudad¡ªse la prometieron. La polic¨ªa se puso a investigar, pero pronto, demasiado pronto, ofreci¨® una explicaci¨®n muy c¨®moda: los magreb¨ªes ¨Cun tal Mohamed Nasiri, de 30 a?os, y otro m¨¢s joven del que no se facilit¨® el nombre¡ª estar¨ªan ya lejos, tal vez en ?frica. Delincuentes de poca monta, detenidos en un sinf¨ªn de ocasiones por peque?os hurtos, los investigadores le atribu¨ªan ahora una hipot¨¦tica ruta de fuga que ni el terrorista Carlos en sus mejores tiempos. Tal vez confiando en que los chinos tuviesen la d¨¦bil memoria de peces o pol¨ªticos, el asunto qued¨® zanjado¡
Hasta el 17 de enero. Ese d¨ªa, a las afueras de la ciudad, en un antiguo molino de aceite convertido en pista de juegos de guerra, unos jugadores encontraron el cad¨¢ver de un hombre. Ahorcado. A tres metros de altura. En el suelo, un cuchillo de cocina y sobres de una sustancia en polvo para matar a las ratas. La polic¨ªa calcul¨® que el hombre llevaba tres o cuatro d¨ªas muerto, tom¨® sus huellas y descubri¨® en sus bolsillos tres facturas consecutivas ¨Cde un cuchillo, de una soga y del matarratas-- expedidas por una ferreter¨ªa de la calle Melaina la ma?ana del nueve de enero. Nada m¨¢s comprobar que el ahorcado era Mohamed Nasiri ¨Cuno de los presuntos asesinos de Joy--, los investigadores fueron a la ferreter¨ªa y le ense?aron la foto al due?o: ¡°Este hombre jam¨¢s vino por aqu¨ª¡±. La tesis del suicidio qued¨® pr¨¢cticamente descartada. Uno de los polic¨ªas al verlo colgado de tan alto, coment¨® entre sus colegas: ¡°A este lo ayudaron a arrepentirse¡±.
Hace solo unas horas, en una finca a las afueras de Roma, fue encontrado un cuerpo con huellas de haber sido tiroteado y luego quemado, sobre una zanja, con una azada a su vera¡ Aunque pendiente de confirmaci¨®n, todos los datos apuntan a que se trata del segundo magreb¨ª. La explicaci¨®n, extra¨ªda con sacacorchos en un comercio cercano a la plaza Vittorio Emanuele, es simple y terrible al mismo tiempo: ¡°Estos llegaron antes que los otros¡±. La venganza fue m¨¢s r¨¢pida que la justicia.
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