Un albergue convertido en un infierno
La muerte de 27 personas en un centro para drogadictos en Lima conmociona a los peruanos y revela las malas condiciones de tratamiento
Escondido en un estrecho pasaje, camuflado como una vivienda m¨¢s en San Juan de Lurigancho, el distrito m¨¢s poblado de Lima, Cristo es Amor era uno de los m¨¢s de cien centros de tratamiento de drogadictos que, seg¨²n estimaciones del Ministerio de Salud, funcionan actualmente en la capital peruana sin permiso ni control de las autoridades sanitarias. El s¨¢bado pasado, un incendio se desat¨® en su interior y caus¨® la muerte por asfixia de 27 personas. Desde el 2002, no se produc¨ªa en la capital peruana un incendio con tantas v¨ªctimas.
?De acuerdo con la versi¨®n que maneja la polic¨ªa, el fuego se desat¨® en medio de una reyerta de internos, que quemaron colchones y luego no pudieron escapar, porque hab¨ªan sido encerrados con llave desde el exterior. El fuego eventualmente alcanz¨® una bombona de gas y desat¨® una intensa humareda que asfixi¨® a las v¨ªctimas. Uno de los fallecidos es un pintor que se encontraba trabajando en un mural dentro del establecimiento.
Algunos testimonios de sobrevivientes, recogidos por los medios de comunicaci¨®n peruanos, describen el interior del local como un sitio hacinado que no cumpl¨ªa con las condiciones para un tratamiento digno. Todos los muertos se encontraban en la primera planta del establecimiento, donde se albergaba a los pacientes reincidentes y los casos considerados m¨¢s dif¨ªciles. Los que estaban en el segundo piso pudieron salvarse saltando hacia la calle.
La tragedia ha puesto en evidencia las deficientes condiciones de la mayor¨ªa de estos centros de atenci¨®n. Carmen Mas¨ªas, jefa de Devida, la oficina antidrogas peruana, se?ala que el d¨¦ficit de tratamiento es grave: en Per¨² no menos de 60.000 personas padecen alguna adicci¨®n, pero el Estado solo tiene 700 camas para atenderlos. Esto, refiere Mas¨ªas, motiva la aparici¨®n de una oferta privada descontrolada, en la que nadie garantiza buenas condiciones para los internos. El ministerio de Salud se?ala que en Lima solo 32 establecimientos, de los m¨¢s de 150 que se estima existen, trabaja con su autorizaci¨®n.
Cristo es Amor era uno de estos locales que trabajaba con adictos bajo el radar de las autoridades. De acuerdo con la municipalidad de San Juan de Lurigancho, el centro ya hab¨ªa sido clausurado en dos ocasiones y segu¨ªa funcionando sin permiso. Su fundador es un ex convicto y ex drogadicto, ?dgar Ra¨²l Garc¨ªa Albornoz, que se hac¨ªa llamar Hermano Ra¨²l. Parientes de los internos han contado que pagaban a partir de 40 soles semanales (unos 13 euros) por la atenci¨®n. La cantidad es insignificante y parece impensable que con ella se pueda financiar un tratamiento, o incluso un alojamiento en condiciones dignas. Sin embargo, el negocio de Garc¨ªa Albornoz parec¨ªa prosperar, pues ya llevaba cinco a?os funcionando y segu¨ªa recibiendo pacientes. Algunos familiares han denunciado que los internos eran maltratados y golpeados. Otros aseguran que era com¨²n que los encerraran durante varios d¨ªas. "Era una guarida de la muerte", coment¨® la alcaldesa de Lima, Susana Villar¨¢n.
Mientras contin¨²an las investigaciones, la polic¨ªa ya detuvo al Hermano Ra¨²l, quien el domingo se present¨® en la direcci¨®n de investigaci¨®n criminal acompa?ado de sus abogados, para dar su testimonio. Las autoridades eval¨²an denunciarlo por homicidio doloso y exposici¨®n de personas al peligro. Uno de los fallecidos es R¨¢ul Garc¨ªa L¨®pez, su hijo.
"Mi hijo conviv¨ªa all¨ª con su pareja. Hasta 20 minutos antes de la tragedia ?dgar estuvo con ¨¦l, luego sali¨® y dej¨® encerrados con candado a todos los internos", denunci¨® Roxanna L¨®pez, la madre y ex esposa del Hermano Ra¨²l, seg¨²n informa el diario La Rep¨²blica.
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