Numancia en Damasco
A diferencia de su padre, Bachar el Asad no terminar¨¢ sus d¨ªas siendo el anciano e inamovible presidente de la Rep¨²blica ?rabe de Siria. Ninguno de los escenarios previsibles en ese pa¨ªs incluye la posibilidad de que El Asad y su clan logren aplastar las protestas populares, sean perdonados por la comunidad internacional y contin¨²en en el poder como si tal cosa. El golpe letal a la tiran¨ªa de los Asad lo ha dado la Liga ?rabe al exigir su abdicaci¨®n como requisito sine qua non a cualquier salida a la crisis. La Liga ?rabe lleva hoy este planteamiento al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
En marzo del pasado a?o, cuando, tras derrocar a Ben Ali y Mubarak, la Primavera ?rabe lleg¨® a Siria, Bachar tuvo una oportunidad para intentar sobrevivir. Pero, en vez de ofrecer la libertad y la dignidad que reclamaban los primeros manifestantes sirios, se enroc¨® en una feroz represi¨®n que hasta la fecha ha causado m¨¢s de 5.000 muertes y que ha ido dando paso a lo que Enric Gonz¨¢lez llama ¡°una guerra civil de combusti¨®n lenta¡±. Jaleado por sus familiares y socios, Bachar el Asad escogi¨® el numantinismo, olvid¨¢ndose, sin duda, de que la resistencia de Numancia, al igual que la de Masada, termin¨® con una completa derrota y un suicidio colectivo.
Los Asad se han suicidado pol¨ªticamente y la ¨²nica aportaci¨®n al mundo ¨¢rabe del patriarca Hafez, la rep¨²blica hereditaria, no tendr¨¢ continuidad en Siria. Mucho m¨¢s grave ser¨ªa que el numantinismo en el apoyo a los Asad llevara a la minor¨ªa religiosa a la que pertenecen, los alau¨ªs, a cerrarse un futuro en paz y libertad en el seno del mosaico sirio.
En un reciente art¨ªculo (Syrian Scenarios), el analista liban¨¦s Ramy Khoury desmenuza as¨ª las posibilidades inmediatas en Siria:
1.- Contin¨²an tanto las protestas (las pac¨ªficas y la cada vez m¨¢s intensa resistencia armada) como la represi¨®n feroz, y se agrava la situaci¨®n econ¨®mica interna, hasta que algunos miembros poderosos del r¨¦gimen -militares alau¨ªes y sun¨ªes- dan un golpe de Estado, se deshacen de los Asad y anuncian algo m¨¢s o menos parecido a un proceso de democratizaci¨®n.
La Primavera ?rabe ya ha conseguido deponer a cuatro d¨¦spotas: Ben Al¨ª, Mubarak, Gadafi y Saleh
2.- Rusia, el ultimo valedor del r¨¦gimen sirio, que le permite acceso al Mediterr¨¢neo y a Oriente Pr¨®ximo, termina aceptando que este no tiene futuro con los Asad, as¨ª que los ¡°convence¡± para que dimitan y dejen el pa¨ªs. Como Ben Al¨ª, podr¨ªan llevarse parte de sus riquezas.
3.- La comunidad internacional, o una parte significativa de ella, termina implic¨¢ndose militarmente en Siria con el establecimiento de una zona de exclusi¨®n a¨¦rea y de santuarios terrestres para los opositores. Esto, junto con las sanciones internacionales, terminar¨ªa colapsando al r¨¦gimen.
4.- Sin golpe de Estado interno o intervenci¨®n exterior, la situaci¨®n actual se pudre por completo y Siria termina libaniz¨¢ndose, con guerra civil generalizada y cantonalizaci¨®n (sun¨ªes, alau¨ªes, drusos, kurdos¡). Los Asad y sus apoyos alau¨ªes podr¨ªan asentar su feudo en sus zonas monta?osas tradicionales. Es, seg¨²n Khoury, un escenario que no le disgustar¨ªa a Israel.
Cabr¨ªa a?adir otro a estos escenarios del analista liban¨¦s: Israel emprende una acci¨®n b¨¦lica unilateral contra Ir¨¢n en los pr¨®ximos meses y los ayatol¨¢s responden incendiando (con la ayuda de sus compadres los Asad y de sus aliados en Irak, L¨ªbano y Palestina) todo Oriente Pr¨®ximo.
Ninguna de estas posibilidades contempla que Bachar el Asad termine sus d¨ªas dentro de un mont¨®n de a?os en la presidencia de un pa¨ªs unido y pac¨ªfico y le transmita a alg¨²n hijo o familiar la herencia que recibi¨® de su padre Hafez.
Al a?o de su nacimiento, la Primavera ?rabe vive el previsible bajonazo. No obstante, ya ha conseguido deponer, que se dice pronto, a cuatro d¨¦spotas: Ben Al¨ª, Mubarak, Gadafi y Saleh. No es arriesgado imaginar que Bachar el Asad completar¨¢ el rep¨®quer. Cuanto m¨¢s tarden en comprenderlo los militares alau¨ªes, sus aliados de la burgues¨ªa sun¨ª de Alepo y Damasco y sus protectores internacionales de Mosc¨², m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ encontrar una soluci¨®n que evite un ba?o de sangre a lo liban¨¦s o yugoslavo.
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