El 'establishment' republicano restaura el orden
Los poderes f¨¢cticos del partido consolidan su opci¨®n con Romney
Newt Gingrich dijo en su discurso de la noche electoral en Florida que ¡°el poder del pueblo acabar¨¢ imponi¨¦ndose al poder del dinero¡±. Es su manera de ver estas primarias: una batalla entre los rebeldes en el Partido Republicano, de los que ¨¦l se declara su l¨ªder, y el establishment, que pretende imponer a Mitt Romney. Si es as¨ª, el establishment es el vencedor.
Si se entiende por establishment el conjunto de cargos electos y apoyos econ¨®micos que dominan el partido, puesto que el ¨®rgano formal de direcci¨®n, el Comit¨¦ Nacional Republicano, es neutral e irrelevante, Gingrich tiene raz¨®n. Romney tiene el apoyo de la gran mayor¨ªa de los gobernadores republicanos y de casi la totalidad de los miembros del Congreso que se han pronunciado p¨²blicamente. En Florida, le respaldaron todos los miembros de la C¨¢mara de Representantes por ese Estado y, de forma discreta pero evidente, el influyente senador Marco Rubio.
En cuanto al dinero, la misma noche de su victoria en Florida, el martes, Romney present¨® un saldo de 24 millones de d¨®lares recaudados en el ¨²ltimo trimestre. Gingrich no ha llegado a los 10 millones. Los Comit¨¦s de Acci¨®n Pol¨ªtica que apoyan a Romney han gastado hasta ahora diez veces m¨¢s dinero que los que apoyan a Gingrich, y pueden seguir haci¨¦ndole de forma ilimitada puesto que no tienen ninguna restricci¨®n legal. De ese dinero, el 70% ha sido empleado en anuncios contra Gingrich.
Todas estas son poderosas razones a favor de Romney. Pero no son las ¨²nicas ni las principales que explican la victoria del exgobernador de Massachusetts. Romney ha ganado las elecciones en Florida -un Estado mucho m¨¢s importante que los de anteriores primarias porque es m¨¢s grande, representa mejor al conjunto del pa¨ªs y puede ser decisivo en las elecciones presidenciales-, esencialmente porque, a medida que avanza este proceso, los votantes republicanos, incluso los m¨¢s conservadores, van renunciando a sus principios ideol¨®gicos en beneficio de quien mejor pueda batir a Barack Obama. El odio al presidente, unido al leg¨ªtimo deseo de recuperar el poder, es el mayor factor aglutinante en estos momentos en el Partido Republicano.
Un 45 % de quienes votaron en Florida mencionaron como la principal cualidad que debe tener un candidato la capacidad de derrotar a Obama. Entre estos, Romney gan¨® por un 58% contra un 32%. El resultado total de las primarias fue del 42% frente al 32%. Entre el 62% que dijeron que la econom¨ªa es su principal preocupaci¨®n -la econom¨ªa va a ser el gran asunto de debate en noviembre-, el resultado fue del 52% contra el 29%. Romney obtuvo incluso una peque?a ventaja sobre su rival entre los que se identificaron como seguidores del Tea Party y los que se reconocieron como muy conservadores.
El odio al presidente, unido al leg¨ªtimo deseo de recuperar el poder, es el mayor factor aglutinante en estos momentos en el Partido Republicano
Probablemente, estos ¨²ltimos no han dicho a¨²n la ¨²ltima palabra. En parte porque Gingrich es un caballo bronco al que no va a ser f¨¢cil devolver al redil y en parte tambi¨¦n porque Romney es un candidato fr¨¢gil susceptible de cualquier rev¨¦s imprevisto. Pero Gingrich lleva demasiado tiempo en la pol¨ªtica como para no saber que lo tiene muy dif¨ªcil.
Las cuatro principales primarias y caucus que se celebran a lo largo de febrero -Nevada, Colorado, Michigan y Minnesota- ya fueron ganadas por Romney en 2008. Solo le queda por disputar Arizona, donde Romney perdi¨® hace cuatro a?os ante John McCain, que es senador por ese Estado. As¨ª pues, en el mejor de los casos, Gingrich tendr¨¢ que esperar para su resurrecci¨®n hasta el supermartes, el 6 de marzo. Pero para triunfar en una jornada con elecciones en diez Estados simult¨¢neamente se requieren una organizaci¨®n y unos recursos econ¨®micos de los que actualmente carece el expresidente de la C¨¢mara de Representantes.
Gingrich ha protagonizado demasiadas resurrecciones a lo largo de su carrera como para descartar que lo pueda conseguir otra vez. Adem¨¢s de la ayuda de la Casa Blanca -hoy mismo, el presidente critic¨® indirectamente la posici¨®n de Romney sobre los impagos de las hipotecas-, Gingrich puede contar con la colaboraci¨®n de su propio contrincante.
Romney es un hombre disciplinado y met¨®dico que ha demostrado que sabe conducir con eficacia una campa?a presidencial. Pero no ha conseguido desprenderse a¨²n de ese tufo elitista que genera tantas dudas sobre ¨¦l. En unas declaraciones hoy, para recalcar su preocupaci¨®n por la clase media, dej¨® esta perla: ¡°No me importan los muy pobres porque ellos tienen una red que les protege¡±.
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