La carrera de armas se desata en el Sureste asi¨¢tico
Las fuertes inversiones chinas causan una reacci¨®n en cadena en la regi¨®n
Si las inquietudes del presente se concentran alrededor del eje Siria-Ir¨¢n, el partido fundamental del futuro se juega en las orillas del Sureste asi¨¢tico. Ah¨ª se materializar¨¢ en las pr¨®ximas d¨¦cadas la competici¨®n por la hegemon¨ªa mundial. Pero el peso espec¨ªfico de China ha alcanzado ya la masa cr¨ªtica suficiente para atraer hacia s¨ª de manera prioritaria ¡ªcomo por efecto de una suerte de ley de la gravedad estrat¨¦gica¡ª la atenci¨®n militar internacional, desatando la carrera armament¨ªstica m¨¢s intensa desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn.
Los primeros compases de 2012 evidencian esta din¨¢mica. Y en la Conferencia de Seguridad de M¨²nich, pese a que la crisis siria y las inquietudes sobre Ir¨¢n han copado escenario, titulares y negociaciones en la trastienda, una parte relevante del debate se centr¨®, precisamente, en este fen¨®meno.
Los secretarios de Estado y Defensa de EE UU, Hillary Clinton y Leon Panetta, se esforzaron mucho para matizar en M¨²nich ante decenas de ministros de pa¨ªses europeos aliados la cruda realidad enunciada en la nueva estrategia militar publicada en enero, en la que Washington se?ala ¡°la necesidad de reorientar hacia la regi¨®n Asia-Pac¨ªfico¡± su despliegue. Panetta afirm¨® que, pese a la retirada de dos brigadas, el compromiso militar con Europa es inquebrantable y que los europeos siguen siendo los aliados de ¡°elecci¨®n¡±. Pero ninguna palabra puede maquillar la realidad del tama?o del desaf¨ªo chino.
Kevin Rudd, ministro de Exteriores australiano, se encarg¨® de explicitar los contornos del elefante: ¡°Pronto, por primera vez en dos siglos, la principal potencia econ¨®mica del mundo ser¨¢ un pa¨ªs no democr¨¢tico; y, aunque no se hable mucho de ello, pronto esa potencia ser¨¢ tambi¨¦n el primer inversor militar. Ya en 2025, seg¨²n algunos an¨¢lisis¡±, dijo Rudd en M¨²nich.
China ha incrementado su gasto militar en un 189% entre 2001 y 2010, seg¨²n datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo. Pek¨ªn gast¨® 120.000 millones de d¨®lares en 2010. EE UU, que tras el 11-S tambi¨¦n aument¨® mucho la inversi¨®n militar, segu¨ªa entonces muy por delante, con 700.000 millones de gasto. Pero mientras uno avanza a ritmo de v¨¦rtigo, el otro aplica ahora grandes recortes.
En todo caso, el quid de la cuesti¨®n es que la carrera no se limita a la tit¨¢nica rivalidad entre Washington y Pek¨ªn. Su empuje arrastra a los dem¨¢s en la regi¨®n, como evidencia el anuncio, d¨ªas atr¨¢s, de que India ha preseleccionado al fabricante franc¨¦s Dassault para un contrato de compra de 126 aviones de combate. India aument¨® el gasto militar un contundente 54% en la ¨²ltima d¨¦cada; Australia lo hizo en un 49%, y Corea del Sur, un 45%. Gran parte va dirigido a fuerzas navales.
La proyecci¨®n china en los mares, su hambre de recursos, sus m¨²ltiples reivindicaciones territoriales, su met¨®dica construcci¨®n de alianzas y el desarrollo de puertos y bases navales en el arco que va del golfo P¨¦rsico hasta Extremo Oriente despiertan un obvio recelo en la regi¨®n, m¨¢s all¨¢ de los hist¨®ricos puntos conflictivos (la pen¨ªnsula coreana, Taiw¨¢n, territorios en disputa con India).
Zhang Zhijun, viceministro de Exteriores chino, utiliz¨® en M¨²nich un tono enf¨¢tico para garantizar que ¡°China no busca establecer zonas de influencia¡±. ¡°Llevamos tres d¨¦cadas en paz, y hemos resuelto a trav¨¦s del di¨¢logo disputas territoriales con 12 pa¨ªses vecinos. Siempre se habla de la tensi¨®n en el mar del sur de China, pero: ?ha habido alguna guerra o interrupci¨®n del tr¨¢fico ah¨ª?¡±, pregunt¨®. ¡°Nosotros somos los primeros interesados en la estabilidad y en el libre y seguro flujo de las mercanc¨ªas¡±, a?adi¨®.
El senador John McCain reproch¨®, sin embargo, a Pek¨ªn varios episodios de hostilidad hacia buques estadounidenses o intereses vietnamitas. Y la represi¨®n a los disidentes. Zhang contest¨® secamente que China ¡°no acepta ninguna interferencia en los asuntos internos¡±. Despu¨¦s de la ret¨®rica oficial de no confrontaci¨®n, emerg¨ªa en ese pique dial¨¦ctico la dura naturaleza de una relaci¨®n que no es otra cosa que la disputa por la futura hegemon¨ªa en el planeta. Y alrededor de los gigantes, bailan los dem¨¢s. En Asia.
En Europa, en cambio, se intenta salir de la UCI econ¨®mica. El gasto militar europeo est¨¢ estancado desde hace a?os, y ahora en contracci¨®n. As¨ª, si Europa occidental destinaba a esa partida en 2000 m¨¢s del doble que Asia oriental y Ocean¨ªa (287.000 frente a 136.000 millones de d¨®lares), en 2010, pr¨¢cticamente estaban a la par: 295.000 frente a 262.000 millones.
En cualquier caso, el futuro ser¨¢ mucho m¨¢s contundente. Australia ha planificado un gasto en armas de casi 300.000 millones en los pr¨®ximos 20 a?os; pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses de la regi¨®n han planificado cuantiosas compras para contener el predominio chino. Analistas del sector estiman que las naciones asi¨¢ticas adquirir¨¢n 111 submarinos en las pr¨®ximas dos d¨¦cadas. Hasta el peque?o Singapur figura entre los 10 principales importadores de armas del mundo.
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