Lo que vota Venezuela
El domingo se elige mediante primarias el candidato unitario de la oposici¨®n, que se enfrentar¨¢ el 7 de octubre a Hugo Ch¨¢vez en las presidenciales. El l¨ªder bolivariano ha conseguido que sucesivas elecciones desde 1998 se convirtieran en aut¨¦nticos plebiscitos sobre su persona, aunque al precio de ahondar la divisi¨®n del pa¨ªs en dos Venezuelas, de las que la suya, la m¨¢s coloreada, le ha mantenido hasta hoy en el poder. Los aspirantes con mayor seguimiento son dos hombres, Henrique Capriles y Pablo P¨¦rez, y, aunque muy distante en las encuestas, una mujer, dama en realidad, Mar¨ªa Corina Machado. Los tres pertenecen a la Venezuela acomodada, y Machado ser¨ªa la candidata so?ada por Ch¨¢vez, cat¨®lica conservadora de 42 a?os, quien a ojos del presidente ¡ªla llama ¡°la burguesita¡±¡ª representa todo lo que aborrecen sus votantes. Capriles, al que se da como favorito, de 39 a?os, tiene el gran m¨¦rito de haber derrotado en las elecciones a gobernador del Estado de Miranda a Diosdado Cabello, que muchos ven como sucesor de un Ch¨¢vez visiblemente minado por la enfermedad, y querr¨ªa ser la versi¨®n algo reblandecida del brasile?o Lula. P¨¦rez, m¨¢s pueblo que los anteriores, es un seudo-Ch¨¢vez de la derecha, gobernador de Zulia, donde la oposici¨®n siempre ha obtenido sus mejores resultados.
La cita de octubre, lejos de perfilarse como una contienda ideologizada ¡ªdemocracia occidental contra socialismo del siglo XXI¡ª se decidir¨¢ de acuerdo con baremos mucho m¨¢s terrenales. El inventor del chavismo argumentar¨¢ que ha vencido al c¨¢ncer, y que su victoria ha sido un sacrificio m¨¢s por la revoluci¨®n; pero su campa?a de fondo se basar¨¢ en que ha habido una mejor¨ªa real del nivel de vida de los menos favorecidos, sufragada por la formidable renta petrolera. Quienquiera que gane las primarias subrayar¨¢, a su vez, la erosi¨®n de las libertades, la corrupci¨®n del poder, y el desfallecimiento moral de la sociedad, pero el gran argumento ser¨¢ otro: que no se puede salir a la calle, especialmente en Caracas, sin jugarse la vida. En abril de 2011, el Gobierno anunci¨® la creaci¨®n de la Gran Misi¨®n Vivienda Venezuela, que aspira a construir dos millones de apartamentos en siete a?os, de los que casi 150.000 deber¨ªan estar listos para los comicios; ha habido un aumento del presupuesto para este a?o de un 45%, en su pr¨¢ctica totalidad para gasto social; y una ¨²ltima iniciativa, Misi¨®n Amor Mayor, en mejor procura de la tercera edad. Todo ello, junto a la congelaci¨®n de los precios de 18 productos de primera necesidad, va mucho m¨¢s all¨¢ del puro asistencialismo, y asiste a Ch¨¢vez con el voto cautivo de, cuando menos, un 40% de venezolanos: una ciudadan¨ªa que come mejor, tiene medicina gratuita, y hasta puede guardar algo para esparcimiento, al tiempo que es solo relativamente sensible a la erosi¨®n de unas libertades de las que nunca hizo extraordinario uso.
La oposici¨®n basar¨¢ sus bazas en la inseguridad que vive el pa¨ªs
Todos los sondeos ratifican, sin embargo, que la mayor preocupaci¨®n nacional, a derecha e izquierda, es el incontenible desparrame de la violencia. En 2011 la capital venezolana fue la segunda ciudad m¨¢s peligrosa de Am¨¦rica Latina tras la mexicana Ciudad Ju¨¢rez; en 2009, Caracas sufri¨® una tasa de m¨¢s de 130 homicidios por 100.000 habitantes ¡ªque en 2011 ya se aproximaba a 200¡ª cuando la media venezolana es de 65, y la de todo el continente iberoamericano, 27. La polic¨ªa ha dejado de dar informaci¨®n sistem¨¢tica sobre esa hecatombe, pero fuentes independientes hablan de 17.000 muertes violentas en 2010 para menos de 30 millones de venezolanos, lo que hace del sicariato, el asesinato por encargo, la industria de mayor crecimiento en el pa¨ªs. Comienzan por esa raz¨®n a surgir patrullas de vigilantes en los barrios para suplir a la inoperante fuerza p¨²blica. El propio ministro del Interior, Tarek el Aissami, reconoci¨® que del 15% al 20% de delitos los comet¨ªa la polic¨ªa. Y contra todo ello se cre¨® en 2009 un cuerpo policial bolivariano, del que dijo Ch¨¢vez que no se dedicar¨ªa a proteger a la burgues¨ªa, pero a la vista de las cifras parece que el crimen no pregunta a sus v¨ªctimas su condici¨®n social. Cabr¨ªa, provisionalmente, concluir que la pol¨ªtica de inclusi¨®n chavista ha perturbado m¨¢s que apaciguado las tensiones sociales, o que, al haber empoderado a segmentos de sociedad hist¨®ricamente marginados, ha roto un equilibrio anterior, por precario que fuera. Sobre ese fracaso del chavismo se votar¨¢ tambi¨¦n el 7 de octubre.
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