¡°Los agentes no salen de comisar¨ªa¡±
Los ¨¢nimos se caldean entre los amotinados en Bah¨ªa, sumida en una situaci¨®n de m¨¢xima inseguridad
¡°?La huelga termina o contin¨²a?¡±, pregunta una voz a trav¨¦s de la megafon¨ªa. ¡°Contin¨²a¡±, claman como un solo hombre unos 500 agentes de la Polic¨ªa Militar reunidos en asamblea en la ciudad brasile?a de Salvador de Bah¨ªa. Los huelguistas acaban de abandonar la sede del Palacio Legislativo bahiano, que ocupaban desde que iniciaron la protesta el pasado 31 de enero. Los ¨¢nimos est¨¢n caldeados entre los polic¨ªas amotinados, cuya acci¨®n ha colocado a los habitantes de Bah¨ªa en una situaci¨®n de m¨¢xima inseguridad. La ola de violencia desatada en los ¨²ltimos nueve d¨ªas ha costado 146 homicidios en la regi¨®n metropolitana de Salvador. No hay cifras del conjunto del Estado.
¡°Los polic¨ªas est¨¢n dispuestos a seguir en huelga hasta que el Gobierno d¨¦ respuesta a sus peticiones¡±, dice al terminar la asamblea el capit¨¢n Tadeu, antiguo miembro del cuerpo y actual diputado, que se ha erigido en mediador de los huelguistas. Aunque de momento ninguna autoridad le reconoce tal condici¨®n. Despu¨¦s de nueve d¨ªas de conflicto, las reivindicaciones se resumen en un aumento salarial del 20% (menor que la petici¨®n inicial del 40%) y en la liberaci¨®n de los detenidos y la ausencia de represalias. Una demanda de dif¨ªcil cumplimiento a juzgar por los acontecimientos y declaraciones de las ¨²ltimas horas. Marco Prisco, cabecilla de los huelguistas, fue detenido por efectivos del Ej¨¦rcito en la madrugada de ayer, junto a Antonio Angelini, otro de los l¨ªderes de la revuelta. Horas despu¨¦s, la presidenta Dilma Rousseff expresaba su total rechazo a un eventual perd¨®n de los implicados en actos de vandalismo.
El conflicto policial de Bah¨ªa ha dado un giro significativo en las ¨²ltimas 24 horas. Todo empez¨® con la difusi¨®n de unas escuchas telef¨®nicas en las que Prisco ordenaba a otros de los cabecillas de la huelga una serie de acciones violentas, que inclu¨ªan cortes de tr¨¢fico y quema de veh¨ªculos. En los primeros d¨ªas del paro, individuos armados bloquearon con camiones y autobuses diversas v¨ªas de acceso a Salvador. En otra de las conversaciones interceptadas, Benevenuto Daciolo, cabo de la Polic¨ªa Militar de R¨ªo de Janeiro desplazado a la capital bahiana, anunciaba a su interlocutor la intenci¨®n de boicotear la celebraci¨®n de los carnavales en R¨ªo y Bah¨ªa, previstos para la semana pr¨®xima. El agente fue detenido anoche a su llegada al aeropuerto de la capital carioca. Informaciones recogidas en varios Estados de la federaci¨®n brasile?a dan cuenta de acciones encubiertas de sectores policiales para extender la protesta y poner en aprietos al Gobierno de Rousseff.
La detenci¨®n o entrega de Prisco a los efectivos militares que rodeaban la sede del Parlamento bahiano se produjo a primera hora de la ma?ana de ayer. Ninguno de los numerosos periodistas que hac¨ªan guardia permanente vio nada. Ni una fotograf¨ªa ni una sola imagen de v¨ªdeo de la captura y salida del cabecilla de los huelguistas. Tanta discreci¨®n ha despertado la sospecha de que la detenci¨®n fue pactada con los captores para impedir la presencia de testigos. El capit¨¢n Tadeu, mediador de los amotinados, asegura que ¡°Prisco se entreg¨® voluntariamente para fortalecer el movimiento e impedir la radicalizaci¨®n de las partes¡±. Y a?ade: ¡°Hasta ahora nadie ha presentado ninguna propuesta a los polic¨ªas¡±.
Tras la detenci¨®n del jefe de los huelguistas, que est¨¢ preso en un cuartel del Ej¨¦rcito, los m¨¢s de 300 polic¨ªas y familiares que ocupaban la Asamblea Legislativa abandonaron pac¨ªficamente el recinto ante la atenta mirada de los militares y se dirigieron en veh¨ªculos particulares y autobuses a la sede del Sindicato de Trabajadores de Banca, donde han instalado su nuevo cuartel general. Atr¨¢s quedaron numerosas huellas en el recinto desalojado. El gobernador Jacques Wagner, del Partido de los Trabajadores (PT) de la presidenta Rousseff, ha hecho un llamamiento a los huelguistas a deponer su actitud. Las autoridades bahianas aseguran que solo una minor¨ªa de los 32.000 efectivos de la Polic¨ªa Militar secunda el paro. La cifra real es probablemente muy superior, sin llegar al 90% que difunden los amotinados.
Las consecuencias del conflicto se sienten sobretodo en las favelas y los barrios m¨¢s pobres de la regi¨®n metropolitana de Salvador, donde la presencia policial brilla por su ausencia. La violencia ha golpeado incluso en rincones que el Gobierno del Estado presentaba como ejemplo de su pol¨ªtica de pacificaci¨®n. Como la favela Calabar, en el sur de la ciudad, donde hac¨ªa m¨¢s de un a?o que no se comet¨ªa un homicidio. ¡°Los narcotraficantes han vuelto y el martes tuvimos el primer asesinato¡±, explica uno de los moradores, que prefiere no dar su nombre. ¡°La polic¨ªa est¨¢ aqu¨ª en la favela, pero estos d¨ªas no sale de la comisar¨ªa¡±. Lo mismo ocurre en el suburbio ferroviario, inmensa aglomeraci¨®n de barrios pobres en la periferia Norte, y en la favela Nordeste de Amaralina, donde se han producido numerosos cr¨ªmenes.
Los 1.500 efectivos militares enviados a Salvador patrullan las zonas m¨¢s tur¨ªsticas y hasta ayer rodeaban la Asamblea Legislativa. Pero en muchos barrios de la ciudad, la sensaci¨®n de inseguridad se palpa a plena luz del d¨ªa. El miedo ha provocado el cierre de establecimientos comerciales y escuelas, con los consiguientes efectos econ¨®micos. ¡°Nuestros ingresos han ca¨ªdo el 60%¡±, se queja Armando, un taxista que acostumbra a trabajar en los hoteles de la Barra. Las p¨¦rdidas de bares y restaurantes llegan hasta el 90%, y se ha cancelado el 40% de las reservas para el carnaval, que suele atraer m¨¢s de un mill¨®n de personas de fuera del Estado.
Con este tel¨®n de fondo, los huelguistas tratan de mantener viva una protesta que cada d¨ªa tiene m¨¢s detractores en Bah¨ªa.
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