La pol¨ªtica marca la diferencia
?Por qu¨¦ la huelga de R¨ªo no es violenta como la de Bah¨ªa?
Habr¨¢ quien se pregunte por qu¨¦ la huelga policial convocada ayer en R¨ªo de Janeiro, una ciudad violenta, con diez millones de habitantes, no est¨¢ siendo tan grave y sangrienta como la de Salvador de Bah¨ªa. En la capital bahiana, en huelga desde hace 12 d¨ªas, se contabilizan hasta el momento 150 homicidios en medio de una ciudad puesta patas arriba, con sus ciudadanos aterrorizados, un da?o econ¨®mico millonario y con sus famosos carnavales en peligro.
En el millar de favelas de R¨ªo viven unos dos millones de personas y es donde se concentra el gran tr¨¢fico de drogas del pa¨ªs, as¨ª que el anuncio de la huelga de polic¨ªas y bomberos (unos 70.000) cay¨® como una bomba sobre el Gobierno de Brasilia. Pero el p¨¢nico dur¨® solo unas horas. El Gobierno de R¨ªo, que cuenta con Jos¨¦ Beltrame, uno de los secretarios de Seguridad m¨¢s eficientes de pa¨ªs, y con el gobernador centrista Sergio Cabral, reaccion¨® inmediatamente.
Apenas arranc¨® la huelga, el Gobierno carioca asegur¨® a la poblaci¨®n que la seguridad p¨²blica estaba bajo control y que los carnavales se celebrar¨ªan. Apel¨® a la mano dura antes de que la situaci¨®n se desbocara: denunciaron a 270 huelguistas y emitieron 123 ¨®rdenes de detenci¨®n.
La ciudad, aunque bajo una tensi¨®n latente, celebr¨® el desfile carnavalesco callejero Bola Preta, en el que participaron miles de personas, escoltado por 200 hombres armados. R¨ªo no se rindi¨®.
Apenas arranc¨® la huelga, el Gobierno carioca apel¨® a la mano dura antes de que la situaci¨®n se desbocara
Los huelguistas cariocas, al ver que el Gobierno actuaba con contundencia, reaccionaron y dijeron que lo ¨²ltimo que quer¨ªan era crear problemas a la ciudadan¨ªa, ya que ellos continuaban sinti¨¦ndose responsables por su seguridad. Los bomberos garantizan los servicios de emergencia con un 30% de su contingente.
Para no poder ser acusados de posibles desmanes callejeros como en Bah¨ªa, los polic¨ªas en huelga se atrincheraron en los cuarteles, sin salir. Pero desde Brasilia, el ministro de Justicia, Jos¨¦ Eduardo Cardozo, mand¨® una orden tajante: ¡°14.000 hombres del Ej¨¦rcito est¨¢n preparados, si es necesario, para proteger a R¨ªo¡±.
?Y qu¨¦ pas¨® en Bah¨ªa? All¨ª el Gobierno del Partido de los Trabajadores actu¨® con mano ancha. El gobernador Jacques Wagner es el mismo que en 2001, cuando era diputado, defendi¨® la huelga de polic¨ªas. Permiti¨® as¨ª, los d¨ªas pasados, que 300 agentes armados secuestraran el palacio del Gobierno durante diez d¨ªas, sin tener el coraje o la fuerza de enfrentar aquella clara ilegalidad.
Hubo m¨¢s: el general Gon?alves Dias, exjefe de seguridad del expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva en la presidencia de la Rep¨²blica, responsable de afrontar la huelga, lleg¨® a celebrar su cumplea?os con los huelguistas que ocupaban la Asamblea Legislativa, con tarta y todo. Desde Brasilia, la presidenta, Dilma Rousseff, se mostr¨® ¡°horrorizada¡± por los actos de vandalismo y los cr¨ªmenes cometidos en Bah¨ªa y advirti¨® que no habr¨ªa amnist¨ªa para los denunciados por los delitos cometidos. Sirvi¨® de poco. Las autoridades locales no fueron capaces ni de negociar las justas reivindicaciones de los polic¨ªas, ni de mantener la huelga en sus l¨ªmites de legalidad, dejando a la ciudad a merced de la delincuencia com¨²n.
?Es que Bah¨ªa es m¨¢s violenta que R¨ªo? Ciertamente los ¨ªndices de violencia de la capital bahiana son superiores a los de R¨ªo. Pero eso no explica nada. La verdadera diferencia entre las dos huelgas es la pol¨ªtica.
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