La violencia marca la votaci¨®n para elegir al sucesor de Saleh
Unos 10 millones de yemen¨ªes est¨¢n convocados a los colegios El voto es un plebiscito sobre el candidato ¨²nico pactado como sucesor de Ali Abdal¨¢ Saleh
¡°Quiero participar en el principio de una nueva era¡±, afirma Abdul Hamid Mirai, uno de los centenares de estudiantes que este martes hac¨ªan cola para votar en la Universidad de San¨¢. Su voto no hac¨ªa falta para convertir a Abdrabbo Mansur en el presidente que durante los dos pr¨®ximos a?os dirigir¨¢ la transici¨®n. Era una forma de apoyar el cambio de r¨¦gimen. Y a pesar algunos incidentes violentos en el Sur y el boicoteo en ¨¢reas del Norte, los yemen¨ªes cerraron la jornada del refer¨¦ndum satisfechos.
No s¨®lo los universitarios acudieron a los colegios electorales establecidos en las facultades de Comercio (hombres) y Educaci¨®n (mujeres). Muchos habitantes de otros barrios quisieron ejercer su voto en el lugar de origen de la protesta que el a?o pasado cambi¨® Yemen. La espera era mayor en la cola de mujeres que en la de hombres, pero al final el resultado era el mismo.
Tras identificarse con cualquier documento oficial que acreditara haber cumplido 18 a?os, el nombre del votante era apuntado a mano en una hoja con su huella dactilar al lado. Entonces recib¨ªa la papeleta con el rostro de Hadi sobre la bandera nacional y un c¨ªrculo para endosar su nombramiento como presidente. Al salir todos exhib¨ªan orgullosos el dedo impregnado de tinta indeleble, incluso ante quienes hac¨ªan campa?a por la abstenci¨®n.
¡°He votado porque es la primera vez que no se presenta Saleh y deseo un pa¨ªs sin corrupci¨®n y con justicia social¡±, explicaba Umm Abderrahman, toda cubierta de negro y rodeada de otras cuatro siluetas del mismo color.
---?Y cree que Hadi va conseguirlo?
---¡°Inshal¨¢¡± (si Dios quiere)
---Y si no, le echaremos, a?aden las muchachas usando la palabra que se convirti¨® en el lema de la protesta ¡°erjal¡± (vete).
En Hasaba, el barrio m¨¢s castigado por los combates en San¨¢, los hombres de la tribu Al Ahmar, que se enfrentaron a los soldados progubernamentales a ca?onazos, votan bajo la vigilancia de esos mismos uniformados. Varios de ellos rechazan las preguntas de la periodista, pero a la vuelta de la esquina, la casa del jeque tiene la respuesta: una enorme bandera yemen¨ª con la foto de Hadi. Sus hombres montan guardia alrededor.
Esa misma normalidad se report¨® en Taiz, Ibb y Hodeida. Sin embargo, la televisi¨®n yemen¨ª inform¨® de que ¡°la mitad de los colegios electorales tuvieron que cerrar tras ser invadidos por hombres armados de Al Harek¡±. Al Harek es el Movimiento Sudista, un conglomerado de grupos que defienden los derechos y la identidad del sur del pa¨ªs, independiente hasta 1990, pero cuyas reclamaciones var¨ªan desde la autonom¨ªa a la independencia y cuyos miembros m¨¢s radicales condonan la violencia.
Aunque la televisi¨®n dijo que las fuerzas de seguridad hab¨ªan evitado disparar para no causar un ba?o de sangre, hubo media docena de muertos en distintas ciudades del sur por disparos, la mayor¨ªa civiles.
¡°Si se trat¨® de un intento deliberado de hacer descarrilar el proceso en el sur, ha fracasado miserablemente¡±, declar¨® a este diario Grant Kippen, el director en Yemen de IFES, International Foundation for Electoral Systems, que ha asistido al Gobierno yemen¨ª en la organizaci¨®n del refer¨¦ndum. Seg¨²n Kippen, no hubo ninguna provincia en la que no se pudiera votar, s¨®lo algunos distritos.
En otros lugares, como Zinjibar, la capital de Abyan, el control de grupos simpatizantes de Al Qaeda hizo imposible la votaci¨®n. En los enclaves del Norte que controlan los rebeldes Huthi, el boicot fue generalizado aunque no hubo noticia de sabotajes contra los colegios electorales que abrieron.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.