En la dacha de Putin
El candidato a la presidencia de Rusia recibe a varios periodistas de los pa¨ªses del G-8 Asegura que no le han sorprendido las grandes marchas de los ¨²ltimos meses contra su poder
Llega con dos horas de retraso sobre el horario previsto, pero sus colaboradores nos consideran m¨¢s bien unos afortunados: ¡°Hizo esperar una hora a la reina de Inglaterra¡±, dice uno de ellos. Y mientras espera a Vlad¨ªmir Putin, al peque?o grupo de periodistas internacionales que es recibido por la noche este jueves 1 de marzo para cenar en la dacha gubernamental de Novo-Ogorevo le dispensan todo tipo de atenciones. De modo que todo ir¨¢ bien, siempre que no nos aventuremos demasiado en la nieve que cubre el claro que rodea la residencia de campo del primer ministro, que optar¨¢ el domingo a su tercer mandato en la presidencia de Rusia.
A tres d¨ªas de unas elecciones tras las cuales, seg¨²n todas las predicciones, le veremos acceder a la presidencia de Rusia por tercera vez en su carrera, Vlad¨ªmir Putin ha querido reunirse con algunos representantes de peri¨®dicos extranjeros (Le Monde, The Times, Handelsblatt, La Repubblica, el japon¨¦s Asahi Shimbun, el canadiense Globe and Mail), seleccionados entre los pa¨ªses del G-8, para hablar de su visi¨®n del mundo. Y, visiblemente, tratar de tranquilizar a sus socios occidentales tras unas palabras y unos textos de campa?a que recordaban a veces a los momentos m¨¢s hermosos de la Guerra Fr¨ªa.
En este magn¨ªfico bosque de pinos y abedules a 30 kil¨®metros al oeste de Mosc¨², la seguridad es discreta pero estricta. Nuestro intento de dar unos pasos alrededor de la hermosa construcci¨®n del siglo XIX, amarilla y blanca, es cortado de ra¨ªz por un guardaespaldas que sale a la terraza. En Google Earth, consultado en un iPad para tener una vista a¨¦rea del lugar, el GPS enloquece, como si estuviese interferido.
Vlad¨ªmir Putin usa mucho esta residencia ya que prefiere su tranquilidad al bullicio de Mosc¨². La conserv¨® incluso cuando Dmitri Medv¨¦dev se convirti¨® en presidente y ¨¦l en primer ministro, hace cuatro a?os, cuando la Constituci¨®n le impidi¨® ambicionar un tercer mandato consecutivo. Putin no vive en la bonita casa amarilla y blanca, reservada a las funciones oficiales, sino en una gran construcci¨®n de madera oscura, moderna (su fecha de construcci¨®n es aparentemente informaci¨®n clasificada), que vemos furtivamente junto al camino al llegar. Es ah¨ª, en el s¨®tano, donde se encuentra la piscina en la que nada todos los d¨ªas. A sus 59 a?os, el excoronel del KGB se mantiene en una forma f¨ªsica perfecta, a costa de practicar una hora de deporte al d¨ªa. No es de los que se deja sorprender enviando SMS en plena reuni¨®n: no tiene tel¨¦fono m¨®vil. ¡°No es un fan de la vida digital¡±, se?ala su portavoz, Dmitri Peskov. ¡°Prefiere la vida de verdad¡±. Peskov nos anunci¨® que estaba cansado por una campa?a electoral que le ha obligado a pasar cuatro d¨ªas por semana en avi¨®n, para recorrer la inmensidad de Rusia y sus nueve husos horarios. Putin, sin embargo, no daba muestras de ello.
A sus 59 a?os, el excoronel del KGB se mantiene en una forma f¨ªsica perfecta, a costa de practicar una hora de deporte al d¨ªa
Su rostro est¨¢ perfectamente liso, ni una arruga ni ojeras, y su tez es uniformemente clara. Sus ojos son azules y penetrantes, quiz¨¢s glaciales, y dejan escapar una chispa de exasperaci¨®n cuando una palabra le disgusta. Vestido con un riguroso traje negro, el hombre va directo al grano, se sienta delante de un plato de cangrejo de Kamchatka, que no toca, y se muestra dispuesto a someterse ¡°a todas las preguntas¡±, prescindiendo de los gestos c¨¢lidos, reales o fingidos, a los que son tan aficionados nuestros pol¨ªticos en campa?a.
Salpicada de manifestaciones sin precedentes en las grandes ciudades, esta campa?a electoral ha sido ¨²nica. La nueva clase media, frustrada por un clima pol¨ªtico paralizado, saturada de corrupci¨®n y de promesas incumplidas, hizo que su voz se oyera claramente. ?Sorprendi¨® a Vlad¨ªmir Putin la importancia de este movimiento de protesta, desde el 5 de diciembre, el d¨ªa despu¨¦s de unas elecciones legislativas marcadas por graves acusaciones de fraude? En absoluto, nos asegura, decididamente positivo: ¡°?Ustedes, en Europa, no se sorprenden cuando millones de personas se manifiestan contra la crisis! En Rusia tampoco hay nada sorprendente en que la gente, despu¨¦s de la crisis, concentre sus cr¨ªticas en el partido en el poder. Personalmente, estoy muy contento porque esto nos obliga a pensar en soluciones y a comunicarnos con la sociedad. Es una muy buena experiencia para Rusia¡±. ?Comunicarnos? Pero la oposici¨®n ¡°no sist¨¦mica¡±, seg¨²n la bonita f¨®rmula en boga por aqu¨ª para designar a los que manifiestan su disconformidad, le acusa de negarse al di¨¢logo. Se defiende de esto en¨¦rgicamente: ¡°Dialogo todos los d¨ªas con gente de provincias, en el campo, en la calle¡±.
?Por qu¨¦ se ha negado constantemente a debatir con sus adversarios, los otros candidatos a las elecciones presidenciales? La pregunta parece sorprenderle, como si la confrontaci¨®n de ideas fuese superflua. ¡°Los conozco desde hace mucho tiempo¡±, afirma, ¡°y conozco bien su programa. Por eso debatir sobre un fondo de promesas populistas no me parece interesante. No es el debate lo que cuenta, es el resultado¡±.
En Rusia tampoco hay nada sorprendente en que la gente, despu¨¦s de la crisis, concentre sus cr¨ªticas en el partido en el poder
De hecho, Vlad¨ªmir Putin no tiene ninguna consideraci¨®n por sus oponentes, ¡°sist¨¦micos¡± o ¡°no sist¨¦micos¡±. Confirma que, si resulta elegido, nombrar¨¢ primer ministro a Dmitri Medv¨¦dev, lo que confirmar¨¢ un cambio de cargos in¨¦dito, cuyo anuncio en oto?o dio inicio a las protestas. ¡°Hab¨ªamos acordado¡±, recuerda, ¡°que el que tuviera m¨¢s posibilidades de resultar elegido se presentar¨ªa a la presidencia. ?Qu¨¦ hay de inusual en esto?¡±. Aquellos que en las manifestaciones acusan a su partido de ser el de ¡°los estafadores y los ladrones¡± no hacen m¨¢s que retomar ¡°un eslogan pol¨ªtico¡±. ¡°Los propios l¨ªderes de la oposici¨®n estuvieron en el poder. Fueron ministros, gobernadores, dirigentes parlamentarios. Dirigieron el proceso de privatizaci¨®n. Este eslogan tambi¨¦n les concierne¡±.
?Conoce a Alexei Navalny, el nuevo h¨¦roe de la calle, el joven abogado que denuncia en su blog, con una eficacia temible, asuntos de corrupci¨®n a alto nivel, aportando documentos para demostrarlos? ¡°He o¨ªdo ese nombre¡±, dice primero, con ligero desd¨¦n, el primer ministro, antes de atacarle sobre su experiencia pasada con un gobernador regional. ¡°Pero por supuesto, todas las iniciativas contra la corrupci¨®n son ¨²tiles. ?Pero hablan de corrupci¨®n como si en sus pa¨ªses no hubiera! Existe, incluso en sus Gobiernos¡±.
Putin niega rotundamente la idea de que solo le apoya la Rusia profunda, mientras que la clase media urbana, que ha surgido y prosperado bajo su mandato, el grupo social en el que debe apoyarse para modernizar el pa¨ªs, lo rechaza. ¡°Se equivocan¡±, lanza acusador. ¡°?Conocen las cifras? Estoy permanentemente en contacto con las asociaciones de empresarios y con la comunidad empresarial. Y no puedo estar de acuerdo con el hecho de que el campo no representa a la modernidad. El a?o pasado, Rusia fue el tercer mayor exportador de trigo¡±. Una vez dicho esto, admite que ¡°la clase media tiene m¨¢s reivindicaciones en lo que se refiere a injusticia, corrupci¨®n y arbitrariedad. Puedo entenderlo y comparto esta inquietud, el poder tiene que ser m¨¢s eficaz¡±.
Hablan de corrupci¨®n como si en sus pa¨ªses no hubiera! Existe, incluso en sus Gobiernos"
Al tomar nota de las protestas, Vlad¨ªmir Putin reconoci¨® en uno de los art¨ªculos que ha hecho publicar en la prensa desde enero que Rusia sufr¨ªa todav¨ªa unas importantes limitaciones pol¨ªticas y sociales. El jueves por la noche, rebate las preguntas sobre su responsabilidad personal o sobre su voluntad de mantenerse a toda costa en un poder que ocupa desde hace 12 a?os: ¡°Todav¨ªa no he pensado en eso¡±, asegura cuando se le pregunta si volver¨¢ a presentarse en 2018, para un cuarto mandato. No ve realmente ¡°errores graves¡± que tenga que reprocharse en esos 12 a?os. Pero admite de buena gana que la corrupci¨®n sigue siendo ¡°un problema, un hecho. Existe por todas partes, quiz¨¢s m¨¢s en nuestro pa¨ªs, est¨¢ relacionado con la naturaleza de nuestra econom¨ªa y con la falta de marco jur¨ªdico¡±.
Por lo dem¨¢s, parece que Vlad¨ªmir Putin quiere dar una imagen esta noche, si no de apertura, al menos de moderaci¨®n. Tras el veto chino-ruso a la resoluci¨®n de la ONU que tanto conmocion¨® a los occidentales, guarda sus distancias con el r¨¦gimen de Bachar el Asad, cuyas posibilidades de supervivencia se niega a vaticinar. En cuanto a Ir¨¢n, el hombre que promete en su programa electoral invertir m¨¢s de 500.000 millones de euros a lo largo de diez a?os en la modernizaci¨®n del equipamiento militar ruso, se niega a aumentar la tensi¨®n y promete que Rusia ¡°har¨¢ todo lo posible por evitar un conflicto armado¡±.
Sobre Estados Unidos, finalmente, Putin evita ostensiblemente retomar las diatribas antiestadounidenses que se han escuchado a menudo en su ret¨®rica en estos dos ¨²ltimos meses. Hasta los dirigentes de la eurozona merecen su atenci¨®n: quiz¨¢s algunas decisiones ¡°han tardado demasiado¡±, pero ¡°no me corresponde a m¨ª opinar¡±. ?E incluso ¡°mi amigo Berlusconi¡± est¨¢ lleno de admiraci¨®n por ¡°el trabajo de kamikaze¡± del primer ministro italiano, Mario Monti!
Son las 22.30, el postre y el t¨¦ ya se han servido. El primer ministro acepta una ¨²ltima pregunta sobre su mujer, Ludmila, que ha desaparecido totalmente del espacio p¨²blico. ¡°No es f¨¢cil para ella¡±, se?ala, dando a entender que no volver¨¢ al primer plano. ¡°No es un personaje p¨²blico, los medios de comunicaci¨®n son crueles. Los miembros de mi familia no son candidatos, les gustar¨ªa que les dejasen tranquilos¡±. Vlad¨ªmir Putin anuncia el final de la velada ya que le espera otra velada, de hockey sobre hielo esta vez: ¡°Ya hace media hora que me esperan¡±. Claramente, la afronta con m¨¢s placer.
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