Revoluci¨®n en punto muerto
La reconquista de ciudades rebeldes como Homs no significa que de El Asad est¨¢ ganando la partida
La reconquista, por el Ej¨¦rcito, de las ciudades sublevadas de Homs e Idlib puede dar la impresi¨®n de que, al cumplirse este jueves un a?o del estallido de la revoluci¨®n siria, el r¨¦gimen del presidente Bachar el Asad est¨¢ ganando la partida.
Nada m¨¢s lejos de la realidad. No hay dudas sobre si los cientos de miles de sirios que se han echado a las calles har¨¢n caer a Asad, como sucedi¨® con otros tres dictadores ¨¢rabes, sino sobre cuando se producir¨¢ su derrocamiento.
La ¡°primavera¡± con mayores consecuencias geopol¨ªticas ¡ªest¨¢ teniendo ya repercusiones sobre todo Oriente Pr¨®ximo- est¨¢ siendo tambi¨¦n la m¨¢s larga. Si se prolonga aun mas ser¨¢ adem¨¢s la m¨¢s sangrienta, por delante de Libia.
Tras doce meses de enfrentamientos, m¨¢s de 8.000 muertos en su mayor¨ªa civiles, varios miles de desaparecidos, algunas ciudades destrozadas, una econom¨ªa asfixiada por las sanciones, una poblaci¨®n empobrecida y un r¨¦gimen aislado diplom¨¢ticamente, la rebeli¨®n no tiene marcha atr¨¢s. Al a?o de su arranque se encuentra, no obstante, en una especie de punto muerto tanto dentro como fuera de Siria.
El a?o transcurrido ha deparado algunas sorpresas. El r¨¦gimen ha resistido los embates mejor de lo previsto. S¨®lo un miembro del Gobierno, el viceministro de petr¨®leo Abdo Hussameddine, dimiti¨® mientras que un peque?o grupo de oficiales de alto rango han desertado. Las unidades de ¨¦lite del Ej¨¦rcito, las que se encargan de la represi¨®n, no se han resquebrajado.
La burgues¨ªa sun¨ª, que en Damasco y Alepo ha prosperado al amparo de la minor¨ªa alau¨ª, que ostenta el poder pol¨ªtico y militar, tampoco ha dado la espalda al r¨¦gimen. Originarios del noroeste del pa¨ªs los alau¨ªes, una rama del chiismo, son el 10% de la poblaci¨®n.
La comunidad internacional est¨¢ paralizada. Escaldadas por la actuaci¨®n de la OTAN en Libia, China y Rusia vetan en el Consejo de Seguridad de la ONU cualquier condena al r¨¦gimen que abra la v¨ªa a una intervenci¨®n militar occidental o ¨¢rabe.
No se vislumbra, por tanto, la creaci¨®n de una zona de exclusi¨®n a¨¦rea o de seguridad donde puedan refugiarse los civiles preconizada por el ministro turco de Exteriores, Ahmet Davutoglu. Ni siquiera se entrev¨¦n esos corredores humanitarios, que su hom¨®logo franc¨¦s, Alain Jupp¨¦, reclama para hacer llegar ayuda a la poblaci¨®n.
La oposici¨®n pol¨ªtica en el exilio est¨¢ fragmentada y esta semana se han acentuado sus divisiones con la dimisi¨®n del Consejo Nacional Sirio de varias figuras de prestigio empezando por el octogenario Haitham el Maleh. Occidente y los ¨¢rabes consideran al CNS, que aglutina al grueso de los adversarios del r¨¦gimen, como su interlocutor.
La resistencia militar, que dirige el Ej¨¦rcito Sirio Libre (ESL), consiste en un rosario de jefes locales mal armados con escasa coordinaci¨®n entre ellos. Ante la superioridad del Ej¨¦rcito regular no ha logrado controlar permanentemente ninguna parcela del territorio.
La negociaci¨®n para encontrar una salida, que ha tanteado esta semana en Damasco el enviado de la ONU Kofi Annan, tampoco tiene visos de prosperar. El clan de los Asad no quiere ceder el poder y sus adversarios est¨¢n empe?ado en que se marche.
Aunque est¨¦ aparentemente en punto muerto, aunque la toma del Palacio de invierno de los Asad no sea inminente, algo se mueve bajo cuerda. Arabia Saud¨ª, Catar y Libia est¨¢n enviando armas al ESL o d¨¢ndole fondos para que las adquiera y las introduzca a trav¨¦s de las fronteras turca y libanesa.
Lo dicen en voz baja algunos diplom¨¢ticos y, abiertamente, acad¨¦micos como Simon Henderson del Instituto de Oriente Pr¨®ximo en Washington. Cuando las armas hayan sido distribuidas la guerra civil se recrudecer¨¢.
Algunos gobiernos occidentales se esfuerzan, en cambio, con discreci¨®n por contactar con destacados miembros de la camarilla alau¨ª de Asad. Les quieren animar a deshacerse del presidente y pactar una r¨¢pida transici¨®n a cambio de salvar su pellejo, el de su familia y gozar de un exilio dorado. As¨ª neutraliz¨®, en 2003, EE UU a algunos generales iraqu¨ªes que no opusieron resistencia a la invasi¨®n de su pa¨ªs.
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