El Supremo de Brasil reconoce un expolio de tierras p¨²blicas pero no emite condena
Los magistrados califican de ¡°ilegal¡± la entrega de 40.000 kil¨®metros cuadrados de tierras p¨²blicas a empresas privadas en 1959 pero no emiten condena por juzgar la situaci¨®n ¡°irreversible¡±
El Tribunal Supremo de Brasil ha tardado m¨¢s de medio siglo en fallar una causa sobre la legalidad de la entrega, en 1959, de 40.000 kil¨®metros cuadrados de tierras del Estado a grandes empresas privadas en el Estado de Mato Grosso do Sul (suroeste del pa¨ªs) sin el aval del Senado.
Los ocho magistrados del Supremo que emitieron la sentencia, abierta desde hace 52 a?os, emitieron un veredicto digno de Kafka. Los ocho admitieron que la entrega de aquellos 40.000 kil¨®metros cuadrados de tierra del Estado a seis empresas, hab¨ªa sido ilegal ya que la Constituci¨®n brasile?a de 1946, exig¨ªa que para donaciones de m¨¢s de diez mil hect¨¢reas de tierras p¨²blicas a privados s¨®lo pod¨ªan ser concedidas con el permiso del Senado. El detalle est¨¢ en que, pese al veredicto un¨¢nime, solamente tres se mostraron a favor de que fueran devueltas al Estado. Los otros cinco argumentaron que ¡°ya no es posible volver atr¨¢s¡±.
Los tres magistrados que se opusieron alegaron que la sentencia puede abrir un camino peligroso para legitimar otros casos similares, donde inmensos terrenos p¨²blicos han terminado en manos de grandes empresas, como ocurre en la cuenca del Amazonas. ¡°Hechos consumados contra la Constituci¨®n no deben de ser admitidos aunque la acci¨®n haya ocurrido hace 52 a?os¡± afirm¨® el juez Marco Aurelio Mello, uno de los tres que votaron contra la amnist¨ªa.
Los cinco que votaron a favor motivaron su voto bajo el alegato de que es imposible determinar hoy la extensi¨®n exacta de las tierras concedidas ilegalmente a los terratenientes. En estos 52 a?os, se han construido ah¨ª pueblos enteros, hospitales, escuelas, carreteras. Es m¨¢s, entonces ni siquiera exist¨ªa el Estado de Mato Grosso do Sul como tal (fue separado del Estado de Mato Grosso en 1977).
¡°La vida humana defini¨® y ech¨® ra¨ªces definitivas all¨ª¡±, afirm¨® el relator de la sentencia Antonio Cezar Peluso. ¡°No se puede emitir un fallo basado en divagaciones, es preciso que los hechos sean tangibles¡±, a?adi¨®.
La opini¨®n p¨²blica se pregunta por qu¨¦ el Tribunal Supremo brasile?o ha esperado 52 a?os para emitir su fallo y, as¨ª, que la situaci¨®n fuera ¡°irreversible¡±. La mayor¨ªa de los jueces que han votado hoy la sentencia eran ni?os cuando comenz¨® el pleito.
Cuando el pleito comenz¨®, el Tribunal Supremo estaba todav¨ªa en Rio de Janeiro, entonces capital de Brasil. Fue transferido en 1960 a Brasilia. Los documentos consultados se re¨²nen en 12 vol¨²menes, con un total de 2.449 p¨¢ginas. Las primeras, que dan fe del expolio, est¨¢n amarillentas, gastadas por el tiempo. Otras quedaron arrinconadas en sacos de pl¨¢stico para que no acabaran perdi¨¦ndose.
A trav¨¦s del tiempo, el proceso pas¨® por las manos de ocho relatores. Desde septiembre de 1993 hasta junio de 2003 estuvo en manos de un solo relator. A partir de entonces, qued¨® en posesi¨®n de Antonio Cezar Peluso, que finalmente concluy¨® el proceso nueve a?os despu¨¦s.
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