Un candidato consecuente
Santorum gan¨® por sorpresa en Iowa y sigui¨® acumulando victorias en Estados conservadores Ha defendido enardecidamente la no separaci¨®n de religi¨®n y Estado

Rick Santorum irrumpi¨® en las primarias republicanas por sorpresa. De ser un candidato poco conocido, con muy modestos resultados en todas las encuestas, pas¨® a pugnar con Mitt Romney por la nominaci¨®n, gracias a una inesperada victoria en los caucuses de Iowa, la primera cita electoral del a?o. Marcando un notable contraste con Romney, un candidato millonario, Santorum se dedic¨® a recorrer los 99 condados de Iowa en una modesta camioneta, llamando de puerta en puerta, explicando sus propuestas a los vecinos directamente.
Santorum tuvo la suerte de ser el candidato que ascendi¨® en las encuestas, auspiciado por las bases conservadoras y el movimiento ultra del Tea Party, justo al inicio de las elecciones, despu¨¦s de que subieran y cayeran en esos mismos sondeos otros pol¨ªticos fugaces, como la congresista Michele Bachmann, el empresario Herman Cain o el expresidente de la C¨¢mara de Representantes Newt Gingrich. Su popularidad entre el sector m¨¢s conservador de su partido le catapult¨® a 11 victorias, que llevaron a Romney a invertir m¨¢s dinero del que hab¨ªa previsto en diversos Estados muy contestados.
El crucial fue Michigan. All¨ª, en febrero, Santorum lleg¨® con ventaja en las encuestas. Fueron duros momentos para Romney, nacido en Detroit y cuyo padre hab¨ªa sido gobernador all¨ª, en los a?os 60. Romney y sus grupos pol¨ªticos asociados se gastaron 4,3 millones de d¨®lares, para ganar s¨®lo por 32.000 votos, con dos delegados de diferencia. Situaciones similares se repitieron en Estados como Ohio y Wisconsin, en los que qued¨® claro que Romney pod¨ªa ganar, con buenos resultados en centros urbanos, pero a coste de invertir grandes cantidades de dinero en anuncios.
?Por qu¨¦ elegir a un candidato d¨¦bil, como Romney, que ha aprobado una reforma sanitaria similar a la de Obama?", sol¨ªa preguntar Santorum en sus m¨ªtines.
Mientras, Santorum fue acumulando triunfos en los Estados tradicionalmente republicanos, bastiones de la derecha con una gran cantidad de votantes evang¨¦licos, como Oklahoma, Tennessee, Misisipi o Alabama. Las suyas fueron las cr¨ªticas m¨¢s duras a Romney, a quien acus¨®, sobre todo, de haber aprobado, cuando era Gobernador de Massachusetts, una reforma sanitaria id¨¦ntica a la del presidente Barack Obama. ¡°?Por qu¨¦ ¨ªbamos a elegir a un candidato que no podr¨¢ debatir de forma eficiente en un asunto tan importante?¡±, sol¨ªa decir en sus m¨ªtines.
La campa?a de Santorum comenz¨® sin m¨¢s organizaci¨®n que una camioneta y un acompa?ante. Frente al nutrido s¨¦quito de Romney, se dedicaba a viajar con miembros de su familia. S¨®lo pasadas unas semanas, cuando parec¨ªa tener opciones de ganar la nominaci¨®n, la Casa Blanca le ofreci¨® protecci¨®n del Servicio Secreto. Depend¨ªa en gran medida de voluntarios, votantes fascinados por sus ideas ultraconservadoras, que se centran en el rechazo al aborto, a las uniones gais y a la expansi¨®n del poder del Gobierno federal.
En sus m¨ªtines sol¨ªa citar siempre de memoria su parte preferida de la Declaraci¨®n de Independencia, la que dice: ¡°Sostenemos como evidentes por s¨ª mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables¡±. El ¨¦nfasis, siempre, en ¡°creador¡±, para demostrar que la democracia en EE UU depende de la religi¨®n.
Tal fue su lealtad a Bush que le brind¨® su apoyo incondicional en las elecciones de 2006 y perdi¨® su esca?o por casi 20 puntos.
En una entrevista de televisi¨®n dijo que un famoso discurso de John F. Kennedy en el que defendi¨® una separaci¨®n entre Iglesia y Estado absoluta, le daba ¡°ganas de vomitar¡±. Era un desaf¨ªo a la laicidad del Estado y una muestra de que, como candidato, Santorum era, ante todo, consecuente. No tem¨ªa soliviantar a los votantes independientes si eso significaba reafirmar su conservadurismo. En cierto modo, ese rasgo de su car¨¢cter le hizo perder su esca?o del Senado en 2006.
Entonces, en campa?a electoral, defendi¨® las pol¨ªticas de la Casa Blanca m¨¢s enardecidamente que el entonces presidente, George W. Bush. Justo fue el a?o en el que la impopularidad de la guerra de Irak y de las pol¨ªticas republicanas le dio a los dem¨®cratas la mayor¨ªa en las dos c¨¢maras del Capitolio. Y se derrumb¨® con fuerza. Perdi¨® la reelecci¨®n por 18 puntos, el mayor margen de derrota de un Senador en activo del que se tiene conocimiento. Ahora, ante el inevitable ascenso de Romney, ha decidido quitarse de en medio antes de que sean las urnas las que le vuelvan a enviar a casa.
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