Bogot¨¢ y Washington ponen en marcha un pacto de libre comercio
Colombia se consolida como aliado estrat¨¦gico de EE UU en Am¨¦rica Latina
En el mayor logro concreto de la Cumbre de las Am¨¦ricas, Estados Unidos y Colombia han anunciado hoy domingo la entrada en vigor el pr¨®ximo 15 de mayo de un Tratado bilateral de Libre Comercio (TLC) que facilitar¨¢ el intercambio y la inversi¨®n y que puede contribuir al lanzamiento de este pa¨ªs como potencia regional. Unido a otros acuerdos firmados en materia de seguridad y de agilizaci¨®n de visados, Colombia se consolida como el aliado preferente de Washington en Am¨¦rica Latina.
El Gobierno norteamericano considera, seg¨²n manifest¨® el responsable de comercio exterior de Estados Unidos, Ron Kirk, que, con la promulgaci¨®n de nuevas leyes sobre derechos laborales, Colombia ha cumplido ya todos los requisitos para la aplicaci¨®n del acuerdo y es posible, por tanto, su inmediata puesta en marcha. Colombia es el mayor pa¨ªs de Am¨¦rica Latina con el que EE UU firma un tratado de libre comercio despu¨¦s de M¨¦xico. Chile tambi¨¦n dispone de un acuerdo de esas caracter¨ªsticas.
Este anuncio, no solo representa un ¨¦xito personal del presidente Juan Manuel Santos, sino que supone tambi¨¦n el reconocimiento del nuevo papel que Colombia, despu¨¦s de muchas d¨¦cadas sumida en la violencia y la corrupci¨®n provocadas por el narcotr¨¢fico, ocupa actualmente como uno de los motores del desarrollo latinoamericano.
Por esa raz¨®n, este es un momento hist¨®rico para Colombia. Este pa¨ªs ha peleado por un tratado de libre comercio con EE UU desde hace casi diez a?os. Aunque lleg¨® a ser firmado por los presidentes George W. Bush y ?lvaro Uribe, el Congreso norteamericano no lo ratific¨® hasta el a?o pasado. A¨²n despu¨¦s de esa ratificaci¨®n, Barack Obama ha tenido que sortear importantes presiones en su pa¨ªs de sectores pol¨ªticos y sindicales que temen que este tratado perjudique a la industria norteamericana. Asimismo, durante mucho tiempo se han opuesto al acuerdo grupos de derechos humanos que denuncian las condiciones de inseguridad en la que viven los l¨ªderes sindicales en Colombia.
Este tratado formaliza que Colombia es ya una democracia homologable y un pa¨ªs reconstruido. Llega ese reconocimiento en un momento en que la econom¨ªa colombiana crece y el pa¨ªs empieza a plantearse metas m¨¢s altas dentro del continente.
Aunque carece de la extensi¨®n y el poder de Brasil y M¨¦xico, su situaci¨®n geogr¨¢fica, en el cruce del sur y el norte de Am¨¦rica, as¨ª como la alta cualificaci¨®n de su sociedad, lo colocan en una posici¨®n excelente para influir de forma significativa en la regi¨®n, incluso para ejercer alg¨²n tipo de contrapeso a Brasil.
Esas son algunas de las razones por las que, desde hace ya algunos a?os, Colombia es el mejor aliado de EE UU, que ha contribuido a trav¨¦s del llamado Plan Colombia con dinero y asesoramiento militar al combate del narcotr¨¢fico y la guerrilla.
Obama y Santos han reforzado hoy esa alianza con dos nuevos acuerdos, adem¨¢s del TLC, por los que se otorgan nuevos instrumentos al Plan Colombia para luchar contra el crimen organizado a nivel internacional y para extender de cinco a diez a?os los visados de los colombianos que visitan EE UU.
Hoy el aspecto militar no es el m¨¢s importante para Washington, aunque sea tranquilizador para EE UU disponer de un socio que se acerca a ser el Israel de Am¨¦rica Latina. Lo principal para los intereses norteamericanos es favorecer el crecimiento econ¨®mico y garantizarse acceso a lo que pronto ser¨¢ un mercado de 1.000 millones de consumidores.
EE UU ha perdido bastante terreno en esa materia en los ¨²ltimos a?os en beneficio de China. Este TLC, al que se sumar¨¢ otro con Panam¨¢, deber¨ªa de ayudar a que las empresas norteamericanas mejoren sus posiciones en esos pa¨ªses. Al mismo tiempo, se env¨ªa un mensaje a la regi¨®n, todav¨ªa afectada por divisiones ideol¨®gicas como la de Cuba, sobre cu¨¢l es el modelo de relaciones que Washington pretende desarrollar en el futuro.
Pese al ¨¦xito que representa, el tratado conlleva tambi¨¦n riesgos. Para Santos, el de ser visto como un pe¨®n de EE UU, lo que lo inhabilitar¨ªa para jugar el papel continental que pretende. Para Obama, el peligro es el posible descontento de sectores sindicales y derechos humanos en su propio pa¨ªs, ambos tradicionales votantes del Partido Dem¨®crata.
Anticip¨¢ndose a este acuerdo, la Casa Blanca lleva ya varios d¨ªas destacando las ventajas que el libre comercio tiene tambi¨¦n para los norteamericanos. Libre comercio es desarrollo y puestos de trabajo: este es el mantra de los ¨²ltimos tiempos.
Por supuesto, ser¨¢ necesario esperar a comprobar los resultados reales. El tratado de libre comercio con M¨¦xico le dio a ese pa¨ªs un fuerte empuj¨®n econ¨®mico pero vincul¨® muy estrechamente su desarrollo al de la econom¨ªa norteamericana. Cuando ¨¦sta declina, se detiene tambi¨¦n M¨¦xico. Colombia intentar¨¢ una mayor diversificaci¨®n, pero, de momento, este acuerdo es una v¨ªa para que EE UU revitalice su influencia en Am¨¦rica Latina.
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