Bruselas alerta del auge electoral de los extremistas
La ultraderecha europea ha ampliado sus votos en la ¨²ltima d¨¦cada El ministro Garc¨ªa-Margallo recuerda que las dos grandes guerras del siglo XX fueron precedidas de un auge del populismo
Estados vulnerables a la crisis fiscal. Bancos vulnerables a la crisis financiera. Y ahora pa¨ªses vulnerables al despertar de los demonios populistas, xen¨®fobos y extremistas en el coraz¨®n del euro, que demuestran que la crisis, adem¨¢s de econ¨®mica y financiera, es cada vez m¨¢s y m¨¢s pol¨ªtica. Casi nada es nuevo en Europa: ni siquiera la marea electoral ultraderechista de los ¨²ltimos tiempos. Pero esa marea ha llegado a las costas de Francia m¨¢s fuerte que nunca, y acaba de provocar una crisis de Gobierno en Holanda: avisos serios en dos de los pa¨ªses del n¨²cleo duro de la Uni¨®n.
La UE ha advertido hoy contra los efectos ¡°extraordinariamente preocupantes¡± del auge de esos partidos, cuyos valores ¡°son opuestos a los que promueven las instituciones europeas¡±, ha explicado en Bruselas un portavoz de la Comisi¨®n.
La tensi¨®n entre las finanzas y la pol¨ªtica es fuente de grandes peligros, m¨¢s a¨²n con un euro cuya debilidad no sirve de impulso hacia ninguna parte. Pero esa tendencia viene de atr¨¢s: 32 representantes de partidos abiertamente xen¨®fobos consiguieron un esca?o en las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2009. Esa tendencia estaba presente desde hace a?os en Francia (Jean-Marie Le Pen), Italia (Umberto Bossi) y Austria (J?rg Haider), pero a lo largo de la d¨¦cada pasada esos partidos han ido en ascenso a la par que las actitudes hacia la inmigraci¨®n se iban deteriorando, sobre todo con la llegada de la crisis.
El 18% de votos para Marine Le Pen en Francia y la crisis de Gobierno forzada por el partido antimusulm¨¢n de Geert Wilders en Holanda (24 esca?os en un Parlamento con 150 diputados en 2010) suponen el ¨²ltimo cap¨ªtulo del ascenso progresivo e imparable de fuerzas pol¨ªticas que en muchos casos son abiertamente eur¨®fobas: Austria (27% del voto para Haider en las municipales de octubre de 2010), Suecia (un partido xen¨®fobo obtuvo 20 esca?os en septiembre de 2010), Dinamarca (otro partido racista lleg¨® a colocarse como tercera fuerza pol¨ªtica), Finlandia (los Verdaderos Finlandeses fueron tambi¨¦n la tercera fuerza en abril de 2011), Italia (Bossi logr¨® el 12,7% del voto en las elecciones regionales de marzo de 2010) y Hungr¨ªa, donde el partido ultraderechista Jobbik lleg¨® a reunir casi el 17% de los sufragios hace dos a?os.
En Grecia, el pa¨ªs m¨¢s golpeado por la crisis, las encuestas auguran un crecimiento de partidos extremistas a derecha e izquierda. Norte y Sur, ricos y pobres, Este y Oeste: apenas hay excepciones que supongan un dique contra esa corriente de fondo.
El ministro de Exteriores espa?ol, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo, ech¨® mano este lunes de la historia: ¡°Las dos grandes guerras del siglo pasado fueron precedidas por el ascenso de ese tipo de ideolog¨ªas, que se acent¨²a con las crisis econ¨®micas, como demostraron Mussolini en Italia, Primo de Rivera en Espa?a o la victoria del partido nacionalsocialista en Alemania¡±.
¡°Es preocupante, y no solo en Francia, ese sentimiento que vemos contra las sociedades abiertas, contra una Europa abierta¡±, explic¨® el ministro sueco de Relaciones Exteriores, Carl Bildt.
?Puede haber un v¨ªnculo entre la respuesta europea a la crisis, marcada por una sobredosis de austeridad que est¨¢ sumiendo al continente en la recesi¨®n y el paro, y la subida de Le Pen en Francia o la fuerza de Wilders en Holanda? ¡°No se puede caer en el error de hacer an¨¢lisis simplistas¡±, dijo un portavoz de la Comisi¨®n.
Pero a veces las cosas no son tan complicadas: en 2008, los Estados salvaron a los bancos de todo el mundo; ahora, los financieros tienen de rodillas a los Estados. La respuesta europea a la crisis es, cuando menos, tibia. Y es una respuesta liderada por Alemania, con la derecha gobernando en casi toda Europa y la extrema derecha (y la extrema izquierda, en algunos casos) subiendo como la espuma. Y con una socialdemocracia desplazada de los grandes centros de poder, algo que podr¨ªa empezar a cambiar si se confirma en la segunda vuelta la victoria de Fran?ois Hollande en las presidenciales francesas.
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