Obama confirma su firmeza en el uso de la fuerza militar
Se cumple un a?o de la muerte del l¨ªder de Al Qaeda en Pakist¨¢n. Obama mantiene un perfil duro en su persecuci¨®n de terroristas e insurgentes
Un a?o despu¨¦s de la muerte de Osama Bin Laden, Barack Obama se ha confirmado como un presidente a quien no le tiembla el pulso en el uso de la fuerza y que ha ejecutado una pol¨ªtica de seguridad, con un sello distinto al de su antecesor, pero m¨¢s eficaz en la lucha contra Al Qaeda y en la eliminaci¨®n sin contemplaciones de los potenciales enemigos de Estados Unidos. Quien sospechaba que Obama era una vulnerable paloma, han encontrado a lo largo de m¨¢s de tres a?os un verdadero halc¨®n en la Casa Blanca.
Aunque no se ha ganado el reconocimiento de sus rivales republicanos, que estos d¨ªas polemizan sobre el supuesto uso pol¨ªtico del aniversario de la misi¨®n en Abbottabad, Obama acude a las elecciones de noviembre con un saldo que deja poco espacio a las cr¨ªticas por su debilidad en materia de seguridad nacional.
Adem¨¢s de la muerte de Bin Laden, su logro m¨¢s espectacular, Obama ha profundizado los ataques contra sospechosos de terrorismo en Pakist¨¢n, y ha extendido la guerra contra Al Qaeda a Somalia y Yemen. Aunque el programa secreto de la CIA sobre el uso de aviones sin tripulaci¨®n (drone) solo ha sido oficialmente reconocido por la Administraci¨®n esta semana, desde 2009 se han lanzado con ese instrumento m¨¢s de 250 ataques en Pakist¨¢n, en los que han muerto alrededor de 1.400 personas, seg¨²n un recuento del experto Peter Bergen.
La muerte de Bin Laden fue la m¨¢xima demostraci¨®n de la capacidad de riesgo por parte de Barack Obama
Adem¨¢s de la agudizaci¨®n de la lucha antiterrorista, Obama tard¨® apenas unas semanas en ordenar la intervenci¨®n militar contra Muamar Gadafi ¨CBill Clinton dud¨® durante dos a?os antes de actuar en los Balcanes-, aument¨® el n¨²mero de soldados en Afganist¨¢n y envi¨® un centenar de comandos de ¨¦lite a ?frica para intentar la captura de Joseph Kony, el jefe guerrillero a quien se atribuyen m¨²ltiples y salvajes violaciones de derechos humanos.
Siempre que se ha requerido una decisi¨®n audaz en materia militar, como el arriesgado rescate de un norteamericano capturado por piratas somal¨ªes, Obama ha estado dispuesto a asumir los riesgos necesarios. Y, aunque tambi¨¦n ha tenido oportunidad de demostrar precauci¨®n y paciencia, como en Ir¨¢n y Siria, pocas dudas caben en estos momentos sobre la determinaci¨®n del presidente estadounidense, premio Nobel de la Paz, de recurrir al ej¨¦rcito cuando lo cree justo.
Obama ha profundizado los ataques contra terroristas en Pakist¨¢n, y ha extendido la guerra a Somalia y Yemen
La muerte de Bin Laden, sobre la que se conocer¨¢n m¨¢s detalles tras la publicaci¨®n esta semana de parte de los documentos obtenidos en la operaci¨®n, fue, por supuesto, la m¨¢xima demostraci¨®n de la? capacidad de riesgo de Obama. Enfrentado a una situaci¨®n en la que sus asesores ¨²nicamente le garantizaban un 50% de ¨¦xito, el presidente no quiso perder la oportunidad de descabezar a Al Qaeda y dio luz verde a una aventura que sali¨® bien pero estuvo a punto de acabar en desastre. Uno de los dos helic¨®pteros que aterriz¨® en Abbottabad se averi¨® sobre el terreno.
La muerte de Bin Laden marc¨® un punto de inflexi¨®n en la eliminaci¨®n de Al Qaeda. Pese a que los responsables de seguridad de la Administraci¨®n advierten que no se puede bajar la guardia, Obama puede presentarse ante los electores con la carta de haber arrinconado a la organizaci¨®n responsables de los ataques del 11-S sin necesidad de grandes despliegues de tropas en el extranjero y sin un debate abierto sobre la violaci¨®n del estado de derecho. El uso de los drones, en uno de cuyos ataques muri¨® un ciudadano norteamericano, no ha sido hasta el momento cuestionado, m¨¢s all¨¢ de las cr¨ªticas de algunas ONG.
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