Zigzag
Netanyahu pasa del Gobierno m¨¢s derechista de la historia de Israel al de mayor base parlamentaria
Basta una palabra para designar la asombrosa maniobra pol¨ªtica protagonizada por el primer ministro israel¨ª Benjam¨ªn Netanyahu entre la noche del lunes al martes en Israel. Los israel¨ªes se acostaron convencidos de que el 4 de septiembre se celebrar¨ªan las elecciones que hab¨ªa anunciado el primer ministro tras la disoluci¨®n anticipada del parlamento o Knesset, y el martes por la ma?ana se levantaron con las noticias de la suspensi¨®n de la convocatoria electoral y la formaci¨®n de un Gobierno de coalici¨®n, el m¨¢s amplio de la historia de Israel, que permitir¨ªa a Netanyahu terminar tranquilamente la legislatura y celebrar las elecciones a finales de 2013.
La nueva coalici¨®n a la que se ha incorporado el partido Kadima, fundado por Ariel Sharon en 2005 tras abandonar el Likud y dirigido ahora por Shaul Mofaz, contar¨¢ con 94 diputados de los 120 que tiene la Knesset, donde apenas tendr¨¢n peso las voces de la oposici¨®n, los laboristas por ejemplo, y su nueva l¨ªder, Shelly Yachimovich. Ella es quien ha acertado al escoger la palabra, zigzag, aunque es mucho menos seguro que haya acertado al considerar este brusco quiebro pol¨ªtico como el m¨¢s ¡°rid¨ªculo de la historia pol¨ªtica de Israel¡±. M¨¢s probable es que el movimiento de Netanyahu pase a los anales como una jugada maestra en el inextricable ajedrez pol¨ªtico israel¨ª y medio-oriental.
Hay datos objetivos, m¨¢s all¨¢ de especulaciones y conjeturas, sobre las ventajas de la maniobra efectuada con nocturnidad y alevos¨ªa. La disoluci¨®n anticipada no era ning¨²n disparate, pues Netanyahu aspiraba a mejorar su anterior resultado electoral y a superar ampliamente a Kadima, el partido de la oposici¨®n, actualmente con 28 diputados, uno m¨¢s que el gobernante Likud. El adelanto iba a facilitarle una ampliaci¨®n de su base parlamentaria, con algunas incertidumbres sobre la evoluci¨®n de los laboristas, la nueva formaci¨®n progresista encabezada por el periodista televisivo Yair Lapid o el destino electoral de Tzipi Livni, exministra de Exteriores reci¨¦n apeada de Kadima y resuelta a envidar de nuevo en la cancha electoral.
Netanyahu empez¨® esta legislatura encabezando el Gobierno m¨¢s derechista de la historia de Israel, en el que cuenta con un ministro de Exteriores como Avigdor Lierberman que roza frecuentemente la xenofobia y el racismo; y pretende ahora terminarla con el Gobierno de m¨¢s amplio espectro y abiertamente equilibrado hacia el centro. Su base al principio era estrecha y fragmentada; ahora es amplia y cohesionada por el acuerdo entre Likud y Kadima, las dos fuerzas con m¨¢s diputados.
Hasta ahora apenas se le conoc¨ªa otro programa m¨¢s que mantener un permanente inmovilismo en el momento de mayor cambio geopol¨ªtico en toda la regi¨®n; y de pronto concreta con su nuevo socio un programa de cuatro puntos, que afectan a cuestiones centrales de la vida israel¨ª: limitar los privilegios de los religiosos ultraortodoxos ante el servicio militar, cambiar la ley electoral para acotar la fuerza de los peque?os partidos, modificar los presupuestos con mayor ¨¦nfasis en pol¨ªticas sociales y reabrir el proceso de paz.
Cada uno de estos puntos es crucial para el futuro de Israel. No es posible que el creciente peso demogr¨¢fico de los ultraortodoxos no se traduzca en responsabilidades c¨ªvicas, la del servicio militar entre otras. Es muy dif¨ªcil tomar decisiones estrat¨¦gicas, como son los acuerdos de paz, con la fragmentaci¨®n parlamentaria actual. La creciente agitaci¨®n social israel¨ª, mostrada el pasado a?o con sus propios indignados, constituye un serio foco de preocupaci¨®n. Finalmente, no habr¨¢ futuro para Israel en un contexto demogr¨¢fico como el ¨¢rabe si no se aprovechan muy r¨¢pidamente las ¨²ltimas oportunidades de paz que puedan quedar abiertas. Un programa as¨ª, con a?o y medio por delante, es m¨¢s consistente que todo lo que ha hecho Bibi en esta legislatura, que es comprar tiempo y driblar tanto a sus socios y amigos como a sus adversarios, con Obama en cabeza.
A pesar de todo, el zigzag nocturno deja una enorme sensaci¨®n de enga?o y alimenta todos los escepticismos, ya habituales cuando se trata de esta regi¨®n. La maestr¨ªa t¨¢ctica se acerca en muchas ocasiones a la exhibici¨®n del cinismo como virtud. Tiene por tanto su l¨®gica buscar bajo la cama del acuerdo nocturno el aut¨¦ntico motivo del Gobierno de unidad nacional. Este tipo de gobiernos se hacen antes de declarar una guerra. Ahora con Mofaz, hay tres exjefes de Estado Mayor dentro de este Gobierno. Y luego est¨¢n las elecciones estadounidenses de noviembre, que dan explicaciones para todo y para nada. Si se disuelve es para reforzarse ante una victoria de Obama. Si se hace un Gobierno de unidad nacional, es para atacar a Ir¨¢n sin que Obama pueda impedirlo antes de las elecciones.
La ¨²nica realidad es que con el zigzag este primer ministro es ahora m¨¢s fuerte. Para clausurar asentamientos en Cisjordania y para ampliarlos. Para plantar cara a las sentencias del Tribunal Supremo sobre las colonias o para aplicarlas. Para hacer la guerra o para hacer la paz. Y solo los fuertes pueden hacer aut¨¦nticas concesiones.
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