Nicholas Katzenbach, crucial pol¨ªtico en la sombra
Tuvo un papel decisivo en la crisis de los misiles, la Ley de Derechos Civiles de EE UU y la guerra de Vietnam
Una imagen de 1963 queda para la posteridad de Nicholas Katzenbach, abogado fallecido el pasado 8 de mayo a los 90 a?os: ¨¦l, cuando era asistente del fiscal general, vestido de traje, bajo el sol de Alabama, ante el Gobernador racista George Wallace, que se ergu¨ªa a las puertas de un centro universitario, para impedir que los dos primeros estudiantes negros del Estado, Vivian Malone y James Hood, entraran en la facultad. La historia se escribi¨® en ese momento. Katzenbach llam¨® al presidente John Kennedy. Este asumi¨® el control de la Guardia Nacional de Alamaba, que oblig¨® a apartarse a Wallace. Los estudiantes entraron en clase y se abri¨® el camino a la abolici¨®n del segregacionismo.
Nicholas Katzenbach (Filadelfia, 1922) sirvi¨® ocho a?os en las Administraciones de Kennedy y su sucesor, Lyndon B. Johnson, y su labor como alto funcionario del Departamento de Justicia fue crucial en varias de las crisis que definieron el siglo XX: la invasi¨®n de la bah¨ªa de Cochinos, la crisis de los misiles de Cuba, la aprobaci¨®n de la ley de Libertades Civiles, la investigaci¨®n del magnicidio de Kennedy en Dallas y la guerra de Vietnam. Sirvi¨® en la Segunda Guerra Mundial y fue capturado y encerrado en campos de prisioneros en Italia y Alemania entre 1943 y 1945.
Licenciado por Princeton y Yale, entr¨® en el Departamento de Justicia en 1961. Un a?o despu¨¦s elabor¨® un expediente de apoyo a la decisi¨®n de imponer un embargo sobre Cuba, que sigue en vigor. Negoci¨® con La Habana la liberaci¨®n de detenidos despu¨¦s de la operaci¨®n de la bah¨ªa de Cochinos, que result¨® desastrosa para EE UU. Su ascenso fue mete¨®rico. En meses ser¨ªa asistente del fiscal general (ministro de Justicia) y en 1965 acabar¨ªa ocupando ese puesto ¨¦l mismo, bajo Johnson.
Suya fue la dif¨ªcil labor de espantar los fantasmas de la conspiraci¨®n tras el asesinato de Kennedy en 1963. Tres d¨ªas despu¨¦s del incidente envi¨® un memorando a la Casa Blanca en el que urg¨ªa al FBI a que revelara las conclusiones de su investigaci¨®n, en la que concluy¨® que Harvey Lee Oswald era el ¨²nico responsable. ¡°La ciudadan¨ªa debe quedarse satisfecha con la idea de que Oswald fue el asesino; que no tuvo conspiradores que aun est¨¢n en libertad¡±, escribi¨®. A d¨ªa de hoy aun hay quienes especulan con todo tipo de ideas alternativas.
A Johnson, Katzenbach le ayud¨® a aprobar en el Congreso la Ley de Derechos Civiles, que acab¨® con la segregaci¨®n. Fue ¨¦l en persona, como ministro de Justicia, quien defendi¨® la norma ante el Tribunal Supremo, con tanta maestr¨ªa, seg¨²n recuerdan quienes le oyeron, que gan¨® un veredicto por unanimidad a su favor. Logr¨® tambi¨¦n una orden judicial a nivel federal que oblig¨® al Gobierno de Wallace y a sus matones a no interferir en la ic¨®nica marcha de Selma a Montgomery, conducida por el l¨ªder de los derechos civiles Martin Luther King.
El espionaje del FBI a King fue otra de las bestias negras a las que se enfrent¨® Katzenbach. En ese cometido encontr¨® a un poderoso enemigo que en teor¨ªa era su subordinado: J. Edgar Hoover, el director del FBI, la polic¨ªa judicial. Hoover estaba acostumbrado a actuar sin restricciones. El Gobierno le hab¨ªa autorizado a espiar las llamadas telef¨®nicas de King, cuando hubo algunas sospechas, nunca confirmadas, de que pod¨ªa haber tenido contactos con comunistas. El jefe del FBI fue m¨¢s lejos, poniendo micr¨®fonos hasta en sus habitaciones de hotel, para chantajearle.
Cuando el fiscal general quiso ponerle fin a los excesos de Hoover, este abri¨® una de sus retorcidas guerras legales. Filtr¨® informaci¨®n denigrante sobre Katzenbach a los medios y le acus¨® de haber autorizado ¨¦l mismo el espionaje a King. La crisis entre el ministro y su propio cuerpo de polic¨ªa fue tan grave que Katzenbach se vio obligado a dimitir. ¡°No pude seguir sirviendo como fiscal general, dado el obvio resentimiento del se?or Hoover hacia m¨ª¡±, dijo en una comisi¨®n senatorial en 1975. Tras dimitir, Katzenbach pas¨® al campo diplom¨¢tico: fue nombrado subsecretario de Estado. Aun le quedaba una gran labor por cumplir al servicio de su jefe, el presidente. Testific¨® ante el Senado, en 1967, en apoyo de la legalidad de ampliar la operaci¨®n b¨¦lica en Vietnam. Aleg¨® que el presidente no necesitaba una declaraci¨®n formal de guerra por parte de Vietnam del norte para autorizar el env¨ªo de tropas al sureste asi¨¢tico.
Tras la victoria de Nixon, en 1968, Katzenbach dimiti¨® y pas¨® a trabajar como directivo y abogado de IBM. El propio ministerio que ¨¦l hab¨ªa liderado acusaba a la compa?¨ªa de pr¨¢cticas monopol¨ªsticas. El caso se alarg¨® durante 13 a?os, hasta que Ronald Reagan lo desestim¨®.
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